jueves, 31 de octubre de 2013

Los comancheros (1961) Diversión garantizada

Las amistades peligrosas

La última película rodada por Michael Curtiz es uno de los western más divertidos de la historia del cine. Una cinta sin pretensiones, que juega abiertamente la carta de la comedia aprovechando el antagonismo existente entre el acicalado criollo de Luisiana (Stuart Whitman) frente al rudo Ranger que le persigue (John Wayne). Para que no falte de nada tenemos a Lee Marvin bordando su habitual papel de bandido facineroso.
 
La hermosa Ina Balín interpreta a la indómita hija del jefe de los comancheros
 
Eludiendo desde un principio cualquier atisbo de dramatismo, ni siquiera los malvados a los que alude el título “Los comancheros” pasan de ser unos pobres desterrados de la sociedad. La banda sonora del gran Elmer Bernstein,  acompaña a la perfección un relato lleno de acción y poca violencia que es un digno broche de oro a la legendaria carrera de Curtiz
 
                                                                Tráiler original
                                          Banda sonora de Elmer Bernstein
 
 
 

miércoles, 30 de octubre de 2013

Tía y Mamá (1958) Nueva York era una fiesta

 
 


Estamos en Nueva York en los locos años veinte. Mame Dennis (Rosalind Russell) celebra una más de sus extravagantes fiestas donde acuden los más variopintos personajes. Allí asustado y cohibido llega un niño de diez años. Tras la inicial sorpresa Mame descubre que el muchacho es Patrick (Jan Handzlik)   el único hijo de su hermano, un tiburón de las finanzas que ha fallecido repentinamente. A partir de entonces, el cariño prodigado por su tía le descubrirá un mundo fascinante tan alejado del autoritario ambiente en el que ha sido criado


La magnífica pareja de guionistas Adolph Green y Betty Comden, adaptan esta exitosa pieza de Broadway, dibujando a la perfección todos los matices de un personaje tan fascinante como lo es el de Mame, una mujer que combate elegantemente a la mediocre sociedad conservadora.

 


 

 
“Tía y Mamá” no es la ñoña comedia familiar al uso, es un divertido canto a la libertad y al amor sin  condiciones .








                                           

 
 

 

martes, 29 de octubre de 2013

Una gran señora (1942) La historia oficial

 
 
                  Nuestra sociedad ha tenido por costumbre que durante siglos el papel de la mujer fuera el de mera comparsa del héroe victorioso. En el western que nos ocupa, vemos como ya bien entrado el siglo XX la ficticia ciudad de Hoyt City se dispone inaugurar un imponente monumento en honor de su fundador.

                Una joven escritora ávida de conocer la verdad, consigue entrevistar a Hannah Sempler (Barbara Stanwyck) la anciana centenaria que fue amante del gran hombre. A lo largo de su relato conocemos los claroscuros que iluminan al mítico pionero y los sacrificios que una intrépida mujer debe afrontar para sobrevivir en un territorio salvaje donde la brutalidad predomina. En contrapunto al veleidoso y egoísta Ethan Hoyt (Joel McCrea) convertido por la historia oficial en un padre de la patria, se halla la figura del pendenciero jugador Steely Edwards (Brian Donlevy) que ayudará a Hannah desinteresadamente a sabiendas de que su amor no es correspondido.


A caballo entre el western y el melodrama repasamos la dilatada vida de este admirable personaje de la auténtica historia real.
                       Video homenaje del canal TCM a la gran Barbara Stanwyck

lunes, 28 de octubre de 2013

El hombre que ríe (1928) Freaks en el siglo XVII


Basada en una novela de Víctor Hugo, “El hombre que ríe” nos traslada a la Inglaterra de finales del siglo XVII. El rencoroso monarca Jacobo II decide vengarse de su enemigo  Lord Canchlarney  deparándole una atroz muerte con el instrumento de tortura conocido por “La Dama de hierro”. Antes de producirse el suplicio, le informa que su único hijo ha sido entregado a un cirujano que le ha deformado el rostro. La pobre criatura es vendida a unos gitanos que lo emplearán en sus barracas de feria. Pero cuando el propio rey ordena que estos sean expulsados del reino, dejan al niño abandonado a su suerte.

Mientras camina a través de la nieve en pos de ayuda, se topa con una joven muerta que porta en sus brazos un bebé. Viendo que aún está con vida le recoge,  hasta encontrar  refugio en la carreta del bondadoso Ursus. El titiritero dará cobijo al niño de sonrisa forzada y a la recién nacida que es ciega.

Con el paso de los años Gwynplaine, (Conrad Veidt), merced a su condición física se ha convertido en el payaso más popular del país. Pero la amargura que siente escuchando las burlonas risas del público, solo es mitigada por el amor que le profesa Dea (Mary Philbin) la hermosa invidente que salvó de una muerte segura.

El encuentro fortuito con Hardquanonne (el médico causante de su desdicha,  que ahora se dedica a exhibir criaturas deformadas, trastocará sus vidas.

Hasta época bien reciente, reírse de los defectos físicos del prójimo no estaba mal visto por la comunidad. Costumbre que en este magnífico melodrama practican las embrutecidas masas que acuden a la feria. Una válvula de escape al férreo control ejercido por la aristocracia disoluta.

Una represión, a la que no se someterá el cómico apelando a su condición de ser humano. El reconocimiento de una dignidad, por la que todavía se lucha en muchos rincones de este planeta.

domingo, 27 de octubre de 2013

La rosa tatuada (1955) Para hacer bien el amor hay que venir al sur


Cuando la policía mata a su marido tras intentar huir con un camión repleto de contrabando, su viuda Serafina Delle Rose (Anna Magnani) cae en una profunda depresión. Ensimismada en un pasado idealizado, poco a poco va alejándose de los demás. Esto afectará a la relación con su hija que acabará huyendo con su novio. La aparición de un apuesto y algo loco camionero (Burt Lancaster) traerá nueva luz a su vida.

La necesidad de compañía, de amor, de sexo. Los prejuicios derivados de la educación religiosa. El machismo posesivo en una sociedad agobiante. La locura como vía de escape de la realidad.  Seres de carne y hueso, viscerales, apasionados, fieles, egoístas, generosos. Todo eso y mucho más retrata Tennesse Williams en esta obra ambientada en una pequeña población de inmigrantes italianos enclavada en el profundo sur.

Un texto crudo y hermoso, representado por dos maravillosos actores en la plenitud de su talento. Al visionarla no parece que estemos asistiendo a una película, sino a un retazo de la vida misma.
                       P.D. Anna Magnani recibió el oscar por su conmovedora actuación

sábado, 26 de octubre de 2013

Tartarin de Tarascon (1934) Quijote a la fuerza


Un representante  de armas recién llegado de París, asiste estupefacto a la representación de una cacería de leones en la salita de una casa burguesa. El héroe local Tartarin embelesa a la buena sociedad de Tarascon con sus ademanes fieros enfrentándose a la bestia. Pero la sorpresa es aún mayor cuando el aventurero reconoce que todas estos lances solo son fruto de su imaginación.

Cuando el forastero lo tilda de farsante, sus propios vecinos le defienden alegando que el aventurero  lleva años preparando una expedición.  Herido en su amor propio Tartarin corrobora las palabras de sus amigos. Estos lo toman al pie de la letra y acaban por mandarlo rumbo a su destino en la exótica Argelia.

Esta adaptación de una popular obra de la literatura juvenil, se beneficia de unos brillantes diálogos a cargo de Marcel Pagnol y de la estupenda interpretación de Raimu. El gran actor francés llega a conmovernos encarnando a este quijote de la Provenza, que a diferencia del personaje de Cervantes sale en busca de aventuras en contra de sus deseos.  A veces de tanto contarlas, las fantasías se convierten en realidades.
 
P.D. En este video tenéis el inicio de esta divertida novela de Alphonese Daudet

viernes, 25 de octubre de 2013

Te quiero otra vez (1940) Las apariencias engañan


Larry Wilson (William Powell) de regreso a una tradicional ciudad de Pensilvania, recibe fortuitamente un golpe. Cuando despierta resulta ser una persona diametralmente opuesta. Su verdadero nombre es George Carey, un estafador y fullero que cree vivir nueve años atrás. Al darse de bruces con la realidad, descubre que en esos años de amnesia se ha convertido en un verdadero pilar de la sociedad. Mas el reencuentro con su esposa Kay (Mirna Loy) le revelará el reverso del honorable ciudadano; Un hombre tacaño y mezquino cuya única preocupación es ascender en la escala social hasta lo más alto.

En su peculiar encrucijada, Larry-George deberá decidirse entre luchar por recuperar el amor de su hermosa mujer o beneficiarse de su actual posición para realizar una gran estafa.

Esta divertida comedia encierra un hermoso cuento moral: Lo importante no es realmente la imagen que ofrecemos a los demás, sino lo sinceros que somos con nosotros mismos.
 
P.D. En este delicioso video podéis observar la maravillosa química de la pareja formada
 por Mirna Loy y William Powell.

 

jueves, 24 de octubre de 2013

El oro de Nápoles (1954) National Geographic


Imaginarse el cine italiano en su época dorada sin las películas de episodios sería imposible. Una de las que gozó de mayor popularidad fue “El oro de Nápoles”, seis variopintas historias que ofrecen un fascinante retrato de esta mítica ciudad.

Vittorio De Sica  aunque natural de Sora ubicada en el Lazio, pasó sus primeros años en Nápoles donde ejercerá su padre como magistrado. El sentido recuerdo que albergaba de esa época se refleja en el cariño con que trata a sus personajes. Algunos pueden resultar tan grotescos como el de Saverio Pietrillo (Totó) que ejerce de plañidero entre otros curiosos oficios. A vender pizzas se dedica la hermosa  Sofía (Sophia Loren) que engaña a su marido, mientras este hace el ridículo. Para patética la figura del conde Próspero (Vittorio de Sica) un ludópata empedernido, que pierde vez, tras vez a las cartas con un repelente niño. También conoceremos a Teresa (Silvana Mangano), una prostituta ilusionada porque un hombre va a cambiar su vida. Una vida que ha perdido un joven infante, al que dará su humilde madre un lujoso cortejo fúnebre por las calles más elegantes de la ciudad.

Pero el más sorprendente de todos ellos,  es sin duda  Don Ersilio Miccio (Eduardo De Filippo) un excéntrico caballero al que todos acuden en busca de consejo. Una parroquia que acata sin dudar las soluciones que este propone por grotescas que a simple vista parezcan.

Este recorrido que nos lleva de los barrios más humildes, a las decadentes mansiones nobiliarias, de la sordidez de la prostitución a las falsas apariencias de la nueva burguesía, es uno de los más estimulantes viajes que podemos emprender sin movernos de una butaca.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Los niños del paraíso (1945) Por el boulevard de los sueños rotos


Año y medio  duró el rodaje de este “clásico ente los clásicos” del cine francés. La más celebrada colaboración del director de cine Marcel Carné y el poeta Jacques Prevert, constituyó un auténtico hito en un país que resurge tras la liberación.

Ambientada en el París de 1828, su acción principal transcurre en El boulevard del crimen, llamado así por los innumerables asesinatos que se cometen en las obras que representan sus populares teatros. Los niños a los que alude el título, son el público conformado por las clases bajas que ocupan el palco superior conocido coloquialmente como “paraíso”.

Allí se evaden de las penurias cotidianas mientras observan la maestría del pierrot Jean Gaspard-Deburau (Jean Louis Barrault). Este célebre personaje de la vida real que fue considerado el mejor mimo francés del siglo XIX, se enamorará perdidamente de la sensual Garance (Arletty) también  cortejada por el idealista actor Frédérick Lemaitre (Pierre Brasseur), el implacable bandido Lacenaire (Marcel Herrand)  siempre elegante que al igual que Deburau no es un personaje de ficción (aunque el auténtico criminal era homosexual) y un adinerado conde. Frente al amor inconstante de Garance, tenemos la contrafigura de la desprendida Nathalie (María Casares) que ama incondicionalmente al mimo.

                La meticulosa recreación histórica, con estupendos decorados de Trauner y cientos de figurantes, sirve de escenario para este sincero homenaje al teatro, donde los estupendos diálogos de Prevert son interpretados con pasmosa naturalidad por un irrepetible reparto.

martes, 22 de octubre de 2013

El ángel de la calle (1928) Pasión de napolitanos


Tras el rotundo éxito que supuso la oscarizada “El séptimo cielo” los estudios Fox pusieron todos los medios al alcance de su director Frank Borzage. Utilizando a la  misma pareja protagonista Janet Gaynor y Charles Farrell y construyendo unos enormes decorados representando la ciudad de Nápoles, el cineasta americano rodó uno de los dramas más apasionados de la historia del cine.

Sin concesiones de cara a la galería, se nos muestra la cara más cruda de la miseria. Ángela decide vender su cuerpo para comprar medicinas a su moribunda madre. Pero es tan inexperta en el arte de la seducción como en el de robar. Pillada “in fraganti” por los carabinieri, es llevada al juez que la condena a un año de trabajos forzados. En el traslado a la cárcel logra huir, mas cuando llega a su mísero hogar su madre ha fallecido.

La oportuna aparición de un circo ambulante, le permitirá huir de la policía. Transcurrido un tiempo llega a la caravana un pintor llamado Gino. Pronto los jóvenes se enamoran y deciden abandonar el circo en pos de una vida en común. El entusiasta pintor cree que Ángela le ha brindado la inspiración para pintar una Madonna que le hará famoso.

Todo este mundo idílico que la pareja ha forjado, se trastocará cuando los mecanismos de una sociedad inmisericorde pondrán en peligro su felicidad.

“El ángel de la calle” es una película sin diálogos, pero sincronizada con una banda sonora musical y de  efectos sonoros. Borzage utiliza con imaginación estos, dando aún mayor realce a esta desgarradora historia que prende en el corazón de los espectadores.

P.D. Otro suceso que proporcionó todavía más popularidad al filme, fue el crear una canción que al igual que en “El último cielo” fuese el principal motivo musical.  Grabada por numerosos artistas, el tema romántico “My angel” fue tan popular como lo había sido “Diane”.

lunes, 21 de octubre de 2013

Si no amaneciera (1941) Espaldas mojadas centroeuropeas


El problema de la inmigración no es nada nuevo. Una de las primeras aproximaciones que el cine hizo sobre el tema, es esta comedia romántica con toques dramáticos escrita por Billy Wilder y Charles Brackett.

Cuenta las peripecias de Georges Iscovescu, un atractivo seductor rumano (Charles Boyer) que huyendo de Europa, recala en un pueblo de la frontera mexicana a la espera de obtener el visado que le permita la entrada en los Estados Unidos. Una ingenua profesora norteamericana (Olivia de Havilland), de visita en la ciudad con sus alumnos, se rendirá a sus encantos casándose con él. La romántica enamorada ignora, que el propósito de su galante marido no es otro que el poder cruzar la frontera, tras lo que piensa abandonarla..

La película transita entre el realismo cotidiano y la farsa inverosímil, la ternura y el egoísmo, las lágrimas y las risas. El ritmo despacioso y elegante convive con otro frenético y disparatado, en un armonioso equilibrio que nunca se quiebra.

La exquisita dirección de Mitchell Leisen ya por entonces célebre por las excelentes “Candidata a millonaria” y “Medianoche”, logra que este peculiar retrato de una serie de personajes desesperados buscando un futuro mejor, siga conmoviéndonos siete décadas después de haberse rodado.

domingo, 20 de octubre de 2013

Carta de una desconocida (1948) El amor no correspondido


Stefan Zweig  fue en el periodo de entreguerras del siglo pasado, uno de los autores que gozó de más popularidad a nivel mundial.  Sus biografías, novelas y relatos cortos revelan un estilo brillante y fácil de leer. Tras gozar durante toda su vida de una existencia acomodada, el advenimiento del nacional socialismo le llevó a una huida por media Europa y el continente Americano. Finalmente, persuadido de que el nazismo se extendía triunfante por todo el mundo, se suicidó junto a su mujer en la ciudad brasileña de Petrópolis.

Otra víctima de la diáspora de los artistas de ascendencia judía, el dramaturgo y cineasta Max Ophlus, rodó en 1948, este drama lleno de sensibilidad,  fiel reflejo de una de las mejores novelas del escritor vienés.

Basándose en un sensacional guion de Howard Koch, el director francés de origen alemán nos traslada a la Viena de la Belle Epoque. En este marco tan bien descrito de floristas y coches de punto, Stefan Brand (Louis Jourdan)  un célebre pianista recibe una misteriosa carta. A través de su lectura, descubrirá  que ha sido el  protagonista de un gran amor que en él no ha dejado huella.

La diferente percepción que cada uno tenemos del hecho amoroso, se hace patente en la forma en que cada personaje lo siente.  Mientras que para Lisa (Joan Fontaine)  esos encuentros han supuesto el eje sobre el  que ha girado su vida, solo son vagos recuerdos en la frívola biografía amorosa de Stefan.

Un relato desgarrador y sincero, sobriamente romántico, que constituye una de las cumbres del género.

sábado, 19 de octubre de 2013

La casa de té de la luna de agosto (1956) La evangelización laica


En muchas ocasiones una novela de éxito ha sido trasladada al teatro y posteriormente al cine. Este es el caso de “La casa de té de la luna de Agosto” una divertida sátira sobre la americanización de la costa japonesa tras la segunda guerra mundial.

A la isla de Okinawa llega destinado el Capitán Philby (Glen Ford), un pedacito de pan, que debe instruir a los nativos de la aldea de Tobiki  sobre los beneficios de la democracia moderna. Cuando observa la paz que rodea a la comunidad, decide adoptar sus hábitos y costumbres. Pero su intolerante jefe el capitán Purdy, le exige que construyan en el pueblo una escuela en forma de pentágono.  Más lo que realmente desean sus habitantes, es tener una hermosa casa de té, donde una bella Geisha aleccionará a sus mujeres sobre los secretos de la seducción.

Contraviniendo las órdenes, el capitán decide escuchar a los nativos. Lograran su empresa utilizando las maderas que el gobierno mandó para construir el colegio y fabricando alcohol de patata para venderlo a los soldados yanquis.

Utilizando como recurso un humor amable y completamente blanco, es evidente la crítica al paternalismo occidental cuyas acciones son un absoluto desprecio por las culturas autóctonas.

Ejercerá como maestro de ceremonias de esta admirable función Sakiny, al que da vida Marlon Brando, un personaje digno de la novela picaresca española que intentará ayudar a los demás ayudándose a si mismo.

viernes, 18 de octubre de 2013

La mujer del obispo (1947) Hay ángeles que tienen sexo


El obispo episcopaliano Henry Brougham solo tiene una finalidad en la vida, construir una magnífica catedral. Por conseguir esa meta  ha sacrificado hasta la felicidad de su matrimonio. Hallándose en un callejón sin salida, pide ayuda a Dios y en respuesta le manda a un ángel atractivo y glamuroso, que conseguirá ganarse el afecto de todos, incluido el de la propia mujer del obispo.

                Sin renunciar a su edificante propósito, consistente en hacer que todos seamos un poco mejores, este inusual triángulo amoroso hace que la historia sea un tanto singular. Una comedia de buenos sentimientos, con una chispa de picardía.

El productor Samuel Goldwyn, sabía que aseguraba el éxito con unos protagonistas de la talla de David Niven, Loretta Young y la indiscutible estrella de la función Cary Grant. Otro de los aciertos de la cinta es la magnífica fotografía de Gregg Toland y el estupendo guion que firma Robert E. Sherwood pero en el que colaboraron también Billy Wilder y Charles Brackett.

¿Han visto en alguna ocasión patinar sobre hielo a un ángel? En caso afirmativo ¿Era tan elegante como Cary Grant?  Si la respuesta es negativa,  no saben lo que se están perdiendo.

jueves, 17 de octubre de 2013

Al servicio de las damas (1936) Los ricos también...están locos


En un vertedero donde malviven los menesterosos, dos alocadas hermanas de la alta sociedad, pugnan por encontrar al vagabundo que necesitan para ganar una yincana.  Allí  Irene (Carole Lombard) lográ arrebatar a su hermana el preciado trofeo,  un paria de la sociedad llamado Godfrey (William Powell).

Para verificar el triunfo, debe acompañarles a un lujoso hotel donde celebran una fiesta, allí Godfrey improvisará una brillante conferencia sobre los males del juego. La personalidad del vagabundo deja tan impresionada a Irene, que convence a sus padres para que este ocupe la plaza de mayordomo que ha quedado vacante.

En cuanto ponga los pies en la mansión, Godfrey  tendrá que lidiar con los esperpénticos personajes que la habitan, donde solo el patriarca (Eugene Palette) parece conservar la cordura.

Pese a tratarse de una frenética comedia, cuyo principal objetivo es divertirnos y a fe que lo consigue, “Al servicio de las damas” nos traza el relato de un hombre en búsqueda de la dignidad perdida. Utilizará su talento, no solo para alcanzar su objetivo, también ayudará a otros que como él han tocado fondo

El director Gregory La Cava,  proyecta las luces y sombras con que se adorna esta admirable farsa.  Una película para ricos y pobres, para cuerdos y locos.

miércoles, 16 de octubre de 2013

El pagano de Tahiti (1929) A Dios rogando y con el mazo dando


Imaginaros por un momento, que pudierais vivir en una isla paradisíaca, sin tener que rendir cuentas a nadie y sin estar sujeto a horarios. Pues así es la vida de Henry, un apuesto joven fruto de la unión de una nativa y un hombre blanco.

La llegada de Slater, un ambicioso comerciante de copra que además es tutor de una bella mestiza llamada Tito, cambiará su vida. Espoleado por los celos, este “pilar” de la civilización occidental, intentará por todos los medios  destruir la vida de Henry. Para ello usará todos los medios a su alcance, logrando con malas artes, desahuciar al pagano de su hermosa casa.

Pero la magia del amor que surge entre los jóvenes, solventará todas las barreras que impone una clase dirigente, cuyos principales valores son el fanatismo religioso, el desprecio por la cultura autóctona y el enriquecimiento a cualquier costa.

Pocas películas de la época retratan este conflicto cultural de manera tan explícita. Menos aún,  si se trata de una producción nacida en uno de los grandes estudios. Rodada en escenarios naturales por W.S. Van Dyke, un director que adquiriría la fama por títulos tan populares como “San Francisco” y con un elenco estupendo encabezado por Ramón Novarro y Dorothy Janis, además de Donald Crisp que encarna al malvado Slater.

Adentraros en este idílico paraíso, y no os preocupéis porque los actores no hablan, es mucho mejor…cantan.

martes, 15 de octubre de 2013

Los viajes de Sullivan (1941) Un artista comprometido


Cuando Preston Sturges decide dar el salto a la dirección, es uno de los más prestigiosos guionistas de los estudios Paramount. En poco tiempo se convierte en un popular realizador de comedias, tal como le pasa al protagonista de “Los viajes de Sullivan”.
A John Lloyd Sullivan (Joel McCrea), de pronto le entra el complejo de cineasta comprometido, minusvalorando sus exitosas películas. Está resuelto a retratar la dura realidad de los marginados, y para poder documentarse de primera mano, decide disfrazarse de vagabundo.
Le sigue de cerca una caravana del estudio, con todas las comodidades. Más  tras un hecho fortuito, Sullivan es tomado por un delincuente  y lo que sólo era una mascarada, se transforma en una pesadilla muy real.
Después de un sinfín de avatares, acompañado de la bella Verónica Lake, al fin comprende,  que lo que precisa la gente que realmente sufre, es una válvula de escape, que le haga olvidar por un rato las amarguras de la vida.
Una comedia brillante y hermosa que merece la pena conocer.

lunes, 14 de octubre de 2013

Mi tío Jacinto (1956) La busqueda de la dignidad




Las películas con los llamados “niños prodigio” resultan de lo más empalagoso. Si hablamos de cine español, los gorgoritos de Marisol y Joselito, pueden hacer perder los nervios al más templado.

El niño del que os vengo a hablar, ni canta, ni baila, ni habla…ya que era la brillante actriz radiofónica Matilde Vilariño quien lo doblaba, ni es guapo o capaz de hacer habilidades impropias de su edad. Simplemente le quiere la cámara, transmite una naturalidad que muy pocas veces he visto en la pantalla.

En algo tuvo que ayudar, el que estuviera detrás de las cámaras un cineasta de la talla de Ladislao Vajda,  exiliado húngaro que rodó en nuestro país un puñado de obras maestras. Tras el éxito internacional de “Marcelino pan y vino” que convirtió a Pablito Calvo  en todo un icono de la época, empezaron a rodar una cinta de corte neorrealista titulada “Mi tío Jacinto”.

Antonio Vico, prestigioso actor teatral que desgraciadamente se prodigó muy poco en la pantalla grande, es Jacinto un auténtico despojo de la sociedad. Antiguo banderillero, se ha convertido en un alcohólico embrutecido. Malvive junto a un pequeño sobrino en la más absoluta pobreza, incapaz de enfrentarse a la vida. Tan solo  el cariño y el empeño del pequeño Pepote, lograrán devolverle la dignidad perdida.

Fiel pintura de un Madrid, que en nada se parece al de “Las chicas de la cruz roja”. Niños recogiendo colillas, pícaros explotando a la infancia, arrabales depauperados, escasez de productos. Un mundo gris en el que nuestros peculiares héroes, buscan encontrar un camino a la esperanza.

Mucha crueldad y un poco de ternura, en este agridulce recorrido por la trastienda de la gran ciudad, os doy mi palabra que esta vez la película con niño, merece la pena.
 


domingo, 13 de octubre de 2013

Las perlas de la corona (1937) Historias para no dormirse


Cada vez son más abundantes las recreaciones históricas, en fiestas populares, novelas, películas y series de televisión. Muchas adolecen de rigor histórico y lo que es peor, resultan aburridas. En “Las perlas de la corona” visitamos la historia europea  a lo largo de cuatrocientos años, con una mirada pícara, sin por ello caer en la caricatura.

El hilo conductor es el destino de esas perlas, que van cambiando de manos a lo largo de los siglos. Frente a ciudadanos anónimos de todos los estratos de la sociedad, veremos en acción a figuras tan conocidas como Francisco I, Napoleón Bonaparte, Catalina de Medicis o Eugenia de Montijo. Una convulsa trayectoria que viene a terminar en la flamante corona que lucen los monarcas británicos, pero en el camino tres de ellas han desaparecido. Deciden buscarlas un escritor francés, un chambelán papal y un caballero inglés.

La película es fruto del ingenio del dramaturgo y director de cine Sacha Guitry, que interpreta además a varios personajes. Le acompaña su mujer en aquél momento, Jacqueline Delubac, actriz tan hermosa como elegante.  Una elegancia que impregna toda la cinta, por desgracia algo poco común en el cine actual.

En menos de dos horas de duración somos testigos de cómo la ambición, la lujuria,  la avaricia y los sentimientos de piedad, son propias de la condición humana, patrimonio de monarcas o humildes siervos, de banqueros o de jugadores de baja estofa. Personajes que viven su amor de forma egoísta, sacrificada, comprada y desprendida.

Un gran espectáculo, donde el humor se cuela por palacios y burdeles, humanizando a la historia y a nosotros mismos.

sábado, 12 de octubre de 2013

La legión invencible (1949) El funcionario John Wayne se jubila


A John Ford, no creo que sea necesario presentarlo, menos todavía a John Wayne, icono del western, o como decían nuestros padres “de las películas de tiros”. Lo cierto es que tanto Ford como Wayne, participaron en cintas de todos los géneros, pero es evidente que su nombre está asociado a las pelis del oeste.

“She wore a yellow ribbon” que en español viene a ser  “Ella llevaba una cinta amarilla”, es el estribillo de una de las canciones que entona la caballería y el título original del filme, que forma parte de la llamada trilogía de la caballería, formada por Fort Apache (1948) Rio Grande (1950)  y la que nos ocupa hoy, que va en el medio y es la única en color.

El protagonista Wayne, encarna a un viejo oficial al que le llega la hora del retiro, tras toda una vida dedicada al ejército. Este argumento, en otras manos, hubiera originado una cinta triste y crepuscular, pero la troupe comandada por John Ford, realiza todo un ejercicio de homenaje a los servidores públicos, mostrándonos sus sacrificios y por supuesto, sus alegrías a cambio de una modesta paga.  Junto a momentos de evocación, encontramos escenas de pura comedia, donde  el gran Victor McLaguen interpreta a un sargento chusquero, al que también le llega la jubilación.

Cuando el sector público es señalado por nuestros gobernantes como la raíz de todos los males, siempre nos queda el disfrutar de la respetuosa mirada que de ellos Ford nos ofrece. Recomendada igualmente para los ultra-liberales. Os aseguro pasareis un rato estupendo. Para todas y todos, casi dos horas de entretenimiento de calidad.

viernes, 11 de octubre de 2013

El filo de la navaja (1946) The American Way of Life




El olvido muchas veces es injusto y en ocasiones, incomprensible. Seguro que si hoy menciono a Somerset Maugham, a muchos les resultará tan ajeno, como si se tratara del nombre de algún Faraón perteneciente a una oscura dinastía. Pues bien, Maugham hasta los años sesenta,  era tan popular como hoy puede serlo Dan Brown, un autor cuyas novelas eran sinónimo de éxito. Que estas pasaran a la pantalla grande, tan sólo era cuestión de tiempo.

Precisamente, la búsqueda del éxito en la vida, es el tema predominante en esta película. Sus protagonistas tomarán cada uno un derrotero, intentando conseguirlo.

                La acción comienza justo después de terminar la guerra del 14, cuando en Estados Unidos, hay una explosión de euforia, donde aupados al caballo del capitalismo, una sociedad camina,  en pos de la felicidad. El triunfo en los negocios es el único fin que la sociedad persigue. Más no todos piensan así. Larry Darnell, que ha experimentado los horrores de la guerra, piensa que ese no es el camino, por lo que emprenderá una búsqueda,  que le llevará a Oriente, donde conocerá la sabiduría que conduce a la paz interior, la auténtica felicidad.

Eso le obligará a dejar atrás todo lo que ama: prometida, amigos, país…Mientras él sigue su incomprendido trayecto, los demás personajes desfilan al son de la marcha “triunfal” del modo de vida americano. El clímax de la cinta llega cuando ambos caminos convergen,  en el crispado París de los años veinte.

La película tiene de todo: escenas dramáticas, brillantes momentos de comedia y una aguda reflexión sobre la vida misma y el uso que hacemos de ella. Que estas últimas palabras no os asusten. La peli, pese a ser muy larga, en ningún momento llega a aburrir, se ve con interés y veréis como, por momentos, con pasión. Además, descubriréis  ciertos paralelismos  con nuestra más reciente historia que, puede que os sorprendan.

El reparto es del lujo, con un Tyrone Power magnífico encarnando al idealista Larry, una bellísima Gene Tierney como su gran amor y el tío de esta, un snob en toda regla al que interpreta estupendamente Cliffton Webb. Dejo por último a Sophie,  el más desgarrador personaje del filme, con el que Anne  Baxter logró el Oscar a la mejor actriz secundaria. Cine con mayúsculas, os doy mi palabra.

jueves, 10 de octubre de 2013

El hermanito (1928) Una comedia de autoayuda


Para muchos Harold  Lloyd es uno de los mejores cómicos del cine mudo. Sé que lo que voy a decir puede levantar ampollas, pero para mí es el mejor. Perdón por la rotundidad de la afirmación, pero el que suscribe, después de haber visto todos los largometrajes de Chaplin, Keaton y Lloyd, además de buena parte de sus cortos, con ninguno he disfrutado tanto, como con el cómico de las gafas de concha.

Me imagino que la mayoría conoceréis “El hombre mosca”,  al menos la famosa escena en que escala un edificio, sin duda la imagen con la que Harold ha pasado a la historia del cine. Pero no siempre lo más conocido es lo mejor, por lo que mi propuesta de hoy, es este filme ambientado en el salvaje oeste y que supuso su penúltima película muda. ¿Muda? Sé que a algunos esta palabra de cuatro letras, les echa para atrás. Os puedo asegurar que hay pelis mudas  mucho más divertidas que algunas rodadas en 3D y tecnología digital. Esta es una de ellas.

El argumento por supuesto, no es lo más original del mundo. Desde David y Goliat el enfrentamiento entre la fuerza bruta y el ingenio ha sido un tema recurrente. En este caso la rivalidad existe en el seno de una misma familia, donde el sheriff local se enorgullece de sus dos hijos mayores,  fornidos y rudos, despreciando al endeble pequeño, al que por supuesto encarna Harold. Todo el mundo se ríe de él, hasta que el amor de una forastera y la situación desesperada de su padre, acusado de robar a la comunidad, logrará que su actitud cambie, demostrando a toda la comunidad su valía.

Yo diría que la auto-superación, es el principal tema de la película. Teniendo confianza en nosotros mismos, somos capaces de alcanzar cotas, que nos pueden parecer tan elevadas como el rascacielos que escalaba en su filme más popular.

La película contiene muchos de los mejores gags de Harold Lloyd, mientras que el retrato de los personajes está muy bien definido, destacando a Jobyna Ralston que encarna a la chica del protagonista.

Disfrutad de esta gozosa comedia y no le tengáis miedo al cine llamado mudo, al fin y al cabo, nos pasamos el día escuchando demasiadas tonterías.

miércoles, 9 de octubre de 2013

El pan y el perdón (1936) Una ONG gastronómica


El único fin de este Blog, es intentar transmitiros mi pasión por el cine clásico. No pretendo trasladaros farragosos datos que por otro lado es muy sencillo encontrarlos en la red, sólo aspiro a contaros  lo entretenidas que pueden resultar y en algunos casos los valores que nos aportan.

La película que pretendo que conozcáis  se llama El pan y el perdón;  un título que resume bastante bien la sinopsis del filme,  aunque su auténtico nombre “La femme du boulanger” (La mujer del panadero) no se le parece en nada, cosa bastante habitual en la época.

Para muchos,  si os hablo de Marcel Pagnol,  su nombre probablemente os suene a chino, ya que su figura no está precisamente de rabiosa actualidad. Pues os diré que en los años treinta su nombre en Francia era tan famoso como el de Rene Clair y desde luego mucho más conocido que el de Jean Renoir, dos tótem del cine clásico galo. Ya era un autor popular de teatro cuando atraído por las nuevas películas habladas, decide primero  producir y finalmente dirigir sus creaciones, de tal forma que abandona las bambalinas del teatro,  por un estudio en La Provenza,  donde las rueda con total libertad creativa.

Pero volvamos a la película que al fin y al cabo es lo que os interesa. Yo la definiría como una comedia popular que se desarrolla en la Francia meridional, una comunidad rural bastante aislada que recibe con alborozo la llegada de  un nuevo panadero. Todos están encantados con el pan que les dispensa. El panadero al que interpreta Ramiu,  actor fetiche de Pagnol, está completamente fascinado por su joven esposa, el pan sabe tan bueno porque él está enamorado.

El conflicto surge cuando ella decide huir con un hombre mucho más joven.  En principio el panadero pretende ignorarlo, más cuando se enfrenta a la realidad, primero se emborracha, cayendo en un estado de abatimiento que le impide hacer más pan.

Ante tan drástica decisión todo el pueblo se moviliza. Desde la antagónica dupla que representan el maestro y el cura hasta la más rancia nobleza, todo por un común empeño, poder seguir disfrutando del maravilloso pan.

En un principio la iniciativa tiene su germen en el egoísmo, mas poco a poco irán descubriendo la calidad humana del rústico panadero y comprenderán como ayudando a los demás empieza a aflorar lo mejor que hay en ellos.

Pese a esta sinopsis, no temáis que la película sea cursi o blandita. Sus personajes tienen bondad interior, pero no se halla a flor de piel, tenemos que rascar y bien su áspera cobertura. Ni el sacerdote es el piadoso Padre Flanagan que encarnaba Spencer Tracy, ni el maestro se parece al Fernán Gómez de la lengua de las mariposas. En cuanto al aristócrata ni por asomo se asemeja a los habitantes de Downton Abbey.

Os invito a un viaje en el tiempo por esa Francia profunda, pasareis un rato francamente divertido y creo que llegará a conmoveros su moderno y alucinante final que prefiero descubráis por vosotros mismos.