Como
acertadamente decía Terenci Moix en su Historia del Cine, la baja apreciación
que se tiene por el trabajo del director Sam Wood, está íntimamente ligado a
los prejuicios que pueden motivar sus ideas conservadoras. Este argumento suele
ponerse encima de la mesa en el caso de muchos realizadores, llegando a casos
como el de John Ford donde además esas calificaciones son absolutamente falsas.
Cierto es que Wood fue un prominente propagador de sus ideas políticas al igual
que su mentor Cecil B. DeMille con el que comenzó como ayudante en 1916 después
de una oscura carrera de actor comenzada ocho años antes. Sam Wood era uno de esos pioneros que ya
estaban plenamente asentados en la maquinaria Hollywoodiense en los años
veinte, siendo uno de los directores habituales de Gloria Swason. Aquí también
recogía el legado de DeMille pues este era quien la había convertido en la
"Reina de la Paramount". No obstante, pese a las oportunidades que le
brindó la industria su trayectoria en los primeros años de su carrera es
irregular, careciendo sus películas de la perfección alcanzada por otros
directores de largo recorrido como Clarence Brown y Victor Fleming, con quienes
Wood compartía estudio, la MGM, a comienzos de la década de los treinta.
Una de las películas silentes más famosa de Wood
Ninguno de los vehículos que
dirigió para estrellas que se acercaban al ocaso como John Gilbert y Ramón
Novarro consiguieron repercusión en las taquillas. En el último filme que rodo
con Novarro "Una noche en El Cairo" que ya reseñamos en este blog se
pudieron ver las excelentes dotes de Sam Wood para el género de la comedia.
Algo que se hizo mucho más evidente en las dos películas más exitosas de Los
Hermanos Marx , Una noche en la ópera y Un día en las carreras. También tenían
sus dosis de comedia dos cintas protagonizadas por Mickey Rooney que acabaron
por convertirlo en una de las estrellas principales de la Metro, Uña y carne y
Horizontes de gloria donde también intervenía Freddy Bartholomew el otro famoso
niño prodigio de la productora. Precisamente en sus orígenes Wood había dirigido
al entonces mundialmente famoso Jackie Coogan, quien había sido El Chico en la
inmortal película de Chaplin.
Pero el auténtico prestigio lo
consiguió con Adiós Mr. Chips, desde entonces se dedicó con frecuencia a
grandes proyectos, algunos solventados con sobresaliente como "El orgullo
de los yankees" otros como "¿Por quién doblan las campanas? Siguen
dividiendo a la crítica, aunque todos creen que la producción estuvo por debajo
de las expectativas creadas. En ambas el protagonista era Gary Cooper, la
estrella por antonomasia del cine americano. Un año después de rodar la
adaptación de la novela de Hemingway, Cooper volvió a ponerse bajo las ordenes
de Wood en un retorno a la comedia de ambos, un filme amable titulado
"Casanova Brown". Wood volvería con Cooper al año siguiente y también
a la comedia con la película que nos ocupa. Si con "La indómita"
donde volvía a reunir a Ingrid Bergman y Gary Cooper esta vez en el oeste
americano, Wood volvía a pinchar, con "Apártate cariño" consiguió una
apreciable muestra del género por el que es menos conocido, pero que
seguramente mejor dominaba. El productor Jack H. Skirball, puso a su
disposición un estupendo reparto encabezado por Claudette Colbert. Don Ameche y
el hoy menos conocido pero eficaz Dick Foran. Foran fue un asiduo en las producciones de serie B interpretando a vaqueros cantantes en la Warner. Luego en la Universal protagonizó las dos primeras películas de La Momia (más información sobre Foran en el post http://ramonnovarr.blogspot.com.es/2015/03/la-mano-de-la-momia-1940-la-creacion-de.html) También tuvo un estimable
guion de Bruce Manning y John Klorer, que no eran unos guionistas de relumbrón pero que aquí realizaron su mejor trabajo con bastantes escenas disparatadas que
nos hacen recordar las diabólicas travesuras de los Marx.
Claudette Colbert y Don Ameche ya
habían coincidido en un gran clásico de la comedia “Medianoche” dirigida por
Mitchell Leisen con guion de Billy Wilder. Sin alcanzar las cotas por supuesto
de esa maravillosa película, Apártate cariño sigue constituyendo un
divertimento fantástico con dos actores que dominaban plenamente el género. La
Colbert ya no tenía la lozanía que en sus inicios la habían hecho interpretar a
vampiresas históricas, dirigida por DeMille y vestida por Travis Benton, pero
había alcanzado la maestría interpretativa. Versatil como pocas había triunfado
en el drama con igual rotundidad, Imitación de la vida y Desde que te fuiste
son dos magníficos ejemplos, igualmente acompañó a Henry Fonda en la epopeya de
Ford sobre los inicios de Estados Unidos “Corazones indomables” y hasta
apareció en una estupenda cinta bélica junto a otros dos de las grandes damas
de la Paramount: Paulette Godard y Veronica Lake en “Sangre en Filipinas”. Pero
es en el género de la comedia donde brilló con una luz que muy pocas pudieron
igualar, sólo con citar Sucedió una noche, Un marido rico y La octava mujer de
barba azul, podemos augurar un curriculum como pocos en tan popular y difícil
género.
Claudette Colbert en dos de sus grandes éxitos El signo de la Cruz y Medianoche
La última de
estas películas fue dirigida por el gran maestro Ernst Lubitsch, quién asimismo
dio a Don Ameche la oportunidad de alcanzar el olimpo de la comedia con uno de
los mejores títulos de la historia “El diablo dijo no” junto a la bellísima
Gene Tierney. Ameche no tuvo la carrera estratosférica de la Colbert, primero
actuó como segundo de Tyrone Power en películas tan populares como Chicago y La
banda de Alexander, en una apuesta de la Fox por repetir el exitoso dúo
masculino formado por Clark Gable y Spencer Tracy. Su gran oportunidad le vino
como hemos comentado en la comedia de Leisen “Medianoche” donde fue cedido a la
Paramount y con su encarnación del inventor del teléfono Graham Bell en “El
gran milagro”. Después aparecería en varias comedias musicales de la Fox en Technicolor
y no volvería a estar en primera línea hasta que fuera dirigido por Lubitsch.
Allí Ameche supo estar a la altura del desempeño exigido y dio sobradas pruebas
de su maestría en el género.
En la cinta
que comentamos Ameche vuelve a estar brillante en el papel de un periodista
aventurero a quien idolatra su amigo un estupendo Richard Foran, quien a su vez
está casado con Claudette Colbert, que no soporta la auténtica veneración que
su cónyuge siente por él. Cuando el matrimonio va iniciar la luna de miel que
por motivos de trabajo nunca pudieron celebrar, se anuncia la llegada del
intrépido amigo. La Colbert vuelve a interpretar el papel de ama de casa que
añora un modo de vida más glamuroso, tal como sucedía en Un marido rico de
Sturges, aunque en este caso no hay ningún pretendiente millonario de por
medio, centrándose los equívocos en el admirado periodista que dista mucho de
ser el amigo idealizado por el marido. Tres años después Claudette Colbert y Don Ameche cerrarían su colaboración con un drama de suspense "Pacto Tenebroso" que fue uno de los primeros éxitos del realizador Douglas Sirk en América.
El cámara Joseph A.Valentine con los protagonistas del filme
Aunque es una película filmada sin grandes medios, y sin grandes pretensiones, Lo que desea toda mujer cumple de
maravilla con su objetivo de divertir al espectador, merced a su estupendo
reparto, el acertado guion y la dirección del Wood más divertido. Un realizador
que merece mejor consideración de la que habitualmente se le tiene. No sería un
Wilder, ni un Hawks o Lubitsch pero esta comedia está por encima de las
firmadas por directores con mejor prensa. Recomendada para todos los públicos,
especialmente para las esposas que están hartas de los amiguetes de su
consorte, seguro que entenderán la película a las mil maravillas.
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