miércoles, 2 de abril de 2014

Simbad y la princesa (1958) Homenaje a Kathryn Grant

 

Cuando las películas de fantasías orientales, parecían fenecer después de más de una década de éxito, iniciado con la fulgurante producción de Korda “El ladrón de Bagdad”, la magia del  artista del  Stop-motion, logró revivir el género con esta película de un encanto irresistible. El mítico Ray Harryhausen, que hace menos de un año que nos dejó, era el máximo responsable de esta producción distribuida y cofinanciada por Columbia Pictures.

 
 
Aunque sea el oscuro artesano Nathan Juran, el que figure en los créditos como máximo artífice de la cinta, lo cierto es que Harryhausen tenía el control efectivo de esta, supeditando la historia, a la aparición de sus magníficas criaturas.
 
 
Cuando rueda “Simbad y la princesa” el creador llevaba una larga andadura a su espalda, desde que se convirtiera en discípulo de Willis H. O'Brien, el responsable de King Kong, con el que realizó la divertida “El gran gorila” ganadora del oscar a los mejores efectos especiales. Durante la primera mitad de la  década de los cincuenta, fueron utilizados sus servicios en películas de ciencia-ficción, género nada ajeno para él,  que desde hacía quince años mantenía una estrecha relación de amistad con el célebre novelista Ray Bradbury.
 
Pero hasta entonces todas esas animaciones se habían hecho en blanco y negro. Cuando su socio Charles S. Schneer, le instó a rodar una cinta en color, pese a sus iniciales reticencias Harryhausen logró mejorar su procedimiento estabilizando las gamas de color, por lo que se dio el pistoletazo de salida para la producción de la cinta.
 
 
Como empezaba a ser habitual, el rodaje de la película se hizo principalmente en España, utilizando tanto sus bellos parajes (Isla de Colossa en Mallorca) como sus magníficos monumentos (La Alhambra de Granada) entre otras localizaciones. El posterior trabajo de este genio de los efectos especiales proporcionó legendarias imágenes que cautivaron al público. El guion de la cinta, dinámico y simplista, son los que se esperan en un divertimento de este tipo.
En cuanto al plantel protagonista Kerwin Mathews, asumía el rol de Simbad en la primera de sus colaboraciones con Rayhausen, luego vendrían “Los viajes de Gullliver” y “Jack the giant killer”. En esta última volvía a coincidir con el villano Torin Thatcher, que en la cinta que hoy nos ocupa interpretaba al mago Sokurah. En cuanto a la bella Kathryn Grant, su incipiente carrera cinematográfica quedó detenida tras casarse con Bing Crosby. Pese a intervenir en excelentes cintas como “Anatomía de un asesinato” su imagen quedará siempre ligada a la de la princesa Parisa.
A esta deliciosa actriz, que mereció una carrera de más enjundia, va dedicada esta entrada. A quien no haya tenido la fortuna de ver esta deliciosa película, se la recomiendo fervorosamente, volverán durante hora y media a volver a ser los niños que en un tiempo fueron.
 
 
P.D. Especial mención merece la banda sonora obra de Bernard Herrmann, autor de partituras tan fundamentales en la historia del cine como “Ciudadano Kane” y de varias obras maestras de Alfred Hitchcock como “Vertigo” y “Psicosis”.
 
 
 
 

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