El tema de los
reyes magos, no se puede decir que haya
sido muy frecuentado por el cine. Si exceptuamos el papel de Baltasar,
por cierto más blanco que la leche, en la celebrada “Ben-Hur”, su papel se circunscribe a la tradicional imagen de la
adoración. Unos reyes muy especiales fueron Paco Martínez Soria, Roberto Font y Emilio Fornet, en la cinta de
Pedro Lazaga “Estoy hecho un chaval”.
Aquí interpretan a tres jubilados que para subsistir tienen que aceptar tan
peregrina ocupación.
Basada en una
obra de Alfonso Paso, un autor hoy prácticamente
olvidado, pero que en los años sesenta gozó de una popularidad sin precedentes,
esta tragicomedia tiene un argumento que lamentablemente no ha perdido
actualidad: el drama del paro y las condiciones de vida de nuestros mayores.
Buscando
información sobre la cinta, me he dado cuenta del abandono con el que tratamos
nuestra cinematografía. Para un dato tan nimio como puede ser el del año de
realización, existen hasta cuatro fechas 1975, 1976, 1977 y 1978. He tenido que bucear en la espléndida
hemeroteca de ABC, para zanjar el
asunto. La cinta todavía no había empezado a rodarse en 1975 puesto que mediados de octubre todavía se estaba
eligiendo el reparto. El estreno se
produjo a mediados de 1977.
Para cuando
Martínez Soria protagoniza esta cinta, su figura es popular en las pantallas
del cine desde hace más de una década. Vinculado al medio desde antes de la
guerra civil, precisamente la sublevación le vino cuando rodaba una cinta junto
a su amigo Rafael López Somoza. En
su compañía debutó en los escenarios, su hábitat natural, donde recorrió toda
España. Este aragonés natural de Tarazona y catalán de adopción, tuvo en el barcelonés Teatro Talía su centro de operaciones. Popular en todos los teatros
de provincias, su triunfo en Madrid se le resistía hasta que llegó el
arrollador éxito de “La ciudad no es
para mí”, escrito bajo pseudónimo por el sesudo académico Fernando Lázaro Carreter. Su adaptación
al cine por Pedro Lazaga, nos brindó la imagen que todos tenemos del actor.
Pedro Lazaga
uno de los directores más prolíficos de nuestro cine, fue responsable de las
mejores cintas de Don Paco. Su obra más personal es quizás “Los tramposos” con Tony Leblanc y Conchita Velasco. El atisbo de denuncia social de
esta, se reproduce casi dos décadas después con el retrato de este jubilado,
que con su exigua paga no puede hacer frente a sus obligaciones. El descenso en
su calidad de vida, de esta familia de la clase media española, me recuerda
mucho a episodios que lamentablemente vuelven a reproducirse en nuestro país.
El entre comillas final feliz, trabajando sin parar en una tienda de artesanía
en Alemania, no deja de ser profético.
Y no es que a
la comedia le falte humor, todo lo contrario. Pero tiene ese atisbo de amargura
y sinceridad que la diferencia de otros títulos más burdos. Su encarnación de
un viejo oficinista sin acentos localistas ni vestuario folklórico, tiene
momentos de auténtica hondura. Como en la mayoría de sus cintas está acompañado
de estupendos profesionales como el citado Roberto Font, un estupendo actor que
hoy muy pocos recuerdan, Queta Claver,
Antonio Ozores, Rafaela Aparicio y Alfredo Mayo.
Unas horas
antes de que sus majestades de oriente, comiencen a repartir sus regalos en
todos los hogares, quiero rendir un homenaje a todos mis compatriotas que tan
mal lo están pasando y especialmente, a los que ahora tienen que ganarse los
duros fuera de su tierra. A todos ellos con especial cariño, va dedicada esta
entrada.
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