Que Hal Wallis fue uno de los productores más
importantes en la historia del Hollywood clásico, nadie lo pone en duda. Cuando
Darryl F. Zanuck decide independizarse y fundar la 20 Century, Wallis se
convierte en la figura más relevante de la Warner. En aquellos primeros años
treinta MGM era el estudio que marcaba tendencias. Por eso no es de extrañar que Wallis, después de ver
el gran éxito que había tenido “La cena de los acusados” basada en la novela de
Dasiel Hammett, mezclando las películas de detectives con la comedia más
festiva, que trasladara al productor Harry Joe Brown, la conveniencia de rodar
de esa manera la segunda película que Warner pensaba lanzar sobre el abogado
Perry Mason.
Como
sucedió con la mayoría de novelas de ese estilo, pasaban rápidamente del papel
a la pantalla cinematográfica. El personaje de este hábil picapleitos, tenía
dos años de existencia. Su autor Erle Stanley Gardner, en otros tiempos
dedicado a la abogacía, no pareció muy contento con la idea de Wallis, pero tras
los escasos resultados de la primera adaptación de sus novelas “El caso del
perro aullador”, decidieron dar más chispa a Perry Mason.
Para
la generación de nuestros padres, Perry Mason era Raymond Burr, el corpulento
actor que lo interpretó en una exitosa serie televisiva. Con todo, su imagen
difería bastante más del personaje novelesco, que la encarnación que del hizo
Warren William. Un actor que como muchos otros anteriores al periodo del
Technicolor, está prácticamente en el olvido pese a intervenir en películas muy
importantes. Después de su paso por Broadway, sería en el cine donde destacara
interpretando hombres duros y sin escrúpulos, aunque también acometería
personajes más del gusto del público. En 1934 compartió cartel con Claudette
Colbert en dos de las tres películas protagonizadas por la exquisita estrella
que eran candidatas a los oscar. Una era “Cleopatra” de DeMille, en la piel de
Julio Cesar, la otra la primera versión de “Imitación de la vida” dirigida por
Jon M. Stahll. La tercera claro está fue la finalmente ganadora “Sucedió una
noche” de Frank Capra. Precisamente el director de origen siciliano, le brindó
uno de sus mejores papeles, el gangster de buen corazón “Dave the Dude” en
“Dama por un día” que posteriormente volvería a realizar Capra casi treinta
años después con el título de “Un gangster para un milagro”.
Warren
William ya había interpretado a un abogado en The mouthpiece (1932) y de
detective en “The Dragon murder case” interpretando a Philo Vance, representado
hasta entonces por William Powell, quien se
había mudado a MGM, empezando la anteriormente aludida saga de “The thin
man”. La siguiente película de William era su primera encarnación de Perry
Mason. Ante su poca aceptación, como dijimos al principio Wallis, decide continuar
con el mismo protagonista, al que le daremos un toque Nick Charles.
Warren William en el papel de Phillo Vance
La
primera decisión importante fue darle el proyecto a Michael Curtiz. Puede que
el autoritario director fuera uno de los tiranos mayores que han pisado un
plató de cine, pero también uno de los más geniales. El ritmo frenético que
impone a la cinta desde el primer momento, son marca de la casa. Bajo su
batuta, William consigue una de sus mejores interpretaciones definiendo de una
manera nítida al personaje. Los diálogos adicionales obra de Brown Holmes,
todavía están influenciados por la época pre-code donde Holmes fue uno de los
mejores exponentes (Soy un fugitivo, El halcón maltés en su primera versión y
20.000 años en Sing-Sing). Curtiz utiliza la cámara con gran audacia y hace que
todo resulte frenético y divertido.
El
28 de enero de 1935 empezaba el rodaje del filme que comienza mostrándonos a
Mason convertido en todo un gastrónomo. No sólo elige el marisco en la lonja,
también lo cocinará en un lujoso restaurante. Ataviado con la chaquetilla de
cocinero, recibe la visita de una antigua amiga, quién le pone en contacto con
el caso que ocupará la película. Tras desaparecer, veremos un poco más tarde
como Mason y sus amigos son invitados a presenciar la autopsia de un fallecido hace
cuatro años, que un testigo afirma haber visto esa misma noche. Cuando van a
entrar a la morgue, la cámara se dirige al felpudo que lleva escrito WELCOME,
uno de los muchos gags con los que está salpicada la película.
Una autopsia con sorpresa
Perry Mason en el puerto eligiendo el mejor marisco
Interpretando a su secretaria Della Street, encontramos la
bella Claire Dodd, en la primera película de Perry Mason, el papel fue para
Helen Trenholme, quién sólo hizo otro filme aparte de este. En cambio Dodd,
supo adaptarse a las mil maravillas, al papel de eficiente secretaria, que acabará
en la cuarta película de la serie, casándose con el abogado. Claire Dodd, había
empezado trabajando como Chica Ziegfeld, hasta que Zanuck la descubrió
llevándola a Hollywood. Una de sus primeras apariciones en pantalla fue en el
musical rodado en primitivo Technicolor “Woope”, como una de las Goldwyn
Gerl´s. Lástima que su carrera no alcanzara más altos vuelos, pero se cuenta
que su carácter independiente, chocaba con el férreo sistema de estudios de la
época.
Claire Dodd como Della Street y en una foto más que sugerente
Mucho
más duró en la pantalla Margaret Lindsay, una hermosa morena que al igual que
Dodd, fue secundaria habitual en muchos filmes de la Warner. Una carrera que si
incluimos el medio televisivo duró más de cuarenta años. Y por supuesto está el
fenomenal Allen Jenkins en el papel de Spudsy, amigo, ayuda de cámara,
entrenador etc. de Perry Mason. Jenkins que también estuvo muchos años en el
negocio del cine, es recordado por los papeles de gangster o policía bobalicón
de las películas Warner de los 30. Precisamente en la anterior cinta de la
saga, interpretaba a un sargento de la policía.
Margaret Lindsay en la película y en unas vacaciones
Y
por supuesto, esta es la primera cinta rodada en Hollywood por Errol Flynn.
Después de protagonizar una cinta realizada en Inglaterra en los estudios de
Warner “Murder at Monte Carlo” hoy perdida, el joven actor se trasladó a los
estudios de Hollywood, donde hizo el breve pero decisivo papel de Gregory
Moxley, el hombre sobre cuya desaparición se sustenta el argumento de la
película. Se dice que en un principio, la actuación de Flynn no llamó la
atención del director. Pero lo único cierto es que en pocos meses iba a
protagonizar tras la deserción de Robert Donat, su primera película para Warner
“El capitán Blood”. El inicio de una relación laboral tan fructícera como
tensa, a la que nos referiremos cuando sea oportuno.
Allen Jenkins como el divertido Spudsy
Murder at Monte Carlo la primera cinta de Flynn para Warner
Dos imágenes de Flynn en la cinta
Hoy
nos quedamos con este Perry Mason, divertido, ágil y hasta chulesco,
protagonizado por Warren William. Aunque la serie de la Warner llegó a seis
títulos, los cuatro primeros protagonizados por William son los mejores, y de
entre todos ellos esta, la única que dirigió Michael Curtiz.Una película cien
por cien disfrutable, con mucho sentido del humor y algún cadáver suelto. Un
magnífico divertimento que nos devuelve a esos maravillosos actores de la edad
dorada de Hollywood y a uno de sus directores más brillantes.