De vez en cuando
este modesto blog decide convertirse en paladín de películas que cree han sido
injustamente tratadas por la crítica. El caso de la película que hoy nos ocupa
es palmario, pocas veces hemos leído y por desgracia seguimos leyendo un tropel
de críticas a cual más cruel sobre el último trabajo de King Vidor.
Era como si el
haber cultivado una magnífica trayectoria a lo largo de cuatro décadas hubiera
elevado demasiado alto el listón con que se mide este filme. Basado en una
pequeña referencia bíblica, esta historia ya había sido objeto de varias
adaptaciones al cine, quizás la más célebre fue la producción de Fox en 1921,
hoy perdida, donde una bella Betty Blythe, lucía un vestuario más que
sugerente. Filmada en un tiempo dominado por las grandes superproducciones
“Salomón y la Reina de Saba” es un divertido espectáculo pseudobiblíco típico
de la época en que se realizó con sus virtudes y defectos por lo general
comunes a este género.
La Reina de Saba en 1921 iba muy ligerita de ropa
Pero sobre todo es
una cinta marcada por el fallecimiento de su protagonista Tyrone Power en plena
filmación. Se ha escrito mucho sobre este tema, aunque a decir verdad la
mayoría de la información coincide con el estupendo artículo que el gran Cesar
González Ruano publicó en las páginas del semanario Blanco y Negro justó una
semana después el 22 de Noviembre de 1958.
Al igual que
muchos colegas suyos, Power había iniciado su carrera como productor asociado
con su amigo Ted Richmond, con el fin de conseguir aumentar sus dividendos y
lograr los papeles que creía podían ayudar a mantener su carrera en todo lo
alto. Después de veinte años en la Fox, inaguraba esta nueva aventura con buen
pie al intervenir en la obra maestra de Billy Wilder “Testigo de cargo”.
Precisamente el estreno de esta película en Madrid supuso su último acto
público de calado, tan sólo dos días antes de su fallecimiento. Reacio a
escuchar su voz doblada resultó impresionado favorablemente por la labor de
Ángel María Baltanás, pese a ser uno de los dobladores más prolíficos de su
época esta fue la única ocasión que prestó su voz a Power.
El actor que
recientemente había vuelto a contraer matrimonio, llegó a España con su
flamante tercera esposa Deborah Minardos, era el 3 de septiembre y después de
una breve estancia en Madrid todo el equipo se trasladó a la provincia de
Zaragoza, concretamente a Valdespartera, donde filmarían las escenas de masas,
instalándose en el Gran Hotel de la capital zaragozana.
Parece que la idea
de rodar allí fue de el gran cámara
Freddie Young, pero lo cierto es que ese terreno ubicado en la zona sur a las afueras de la
capital, eran más apropiados según sus palabras que los desiertos israelíes que
previamente había visitado. Utilizada como fosa común durante la Guerra Civil,
los terrenos pertenecían al Ministerio de Defensa, quién también facilitó el
que sus soldados participaran en las escenas de batalla. Hoy en día
Valdespartera es un barrio residencial de Zaragoza, cuyas calles están
consagradas al séptimo arte, lógicamente una de sus vías está dedicada a
Salomón y la Reina de Saba. Hay una magnífica información del rodaje durante
quince días del filme en tierras aragonesas en el magnífico blog “El cine de
nunca jamás” cuyo enlace reproduzco. https://cinedenuncajamas.wordpress.com/2008/09/17/50-aniversario-del-rodaje-en-zaragoza-de-salomon-y-la-reina-de-saba/.
Anthoy Mann, fue
contratado para ocuparse de la segunda unidad para las escenas de acción, algo
habitual en las cintas de Vidor. En su película anterior “Guerra y paz” las
escenas bélicas exceptuando La Batalla de Borodino corrieron a cuenta de Mario
Soldati, más famoso como escritor que como director de cine. Pocos meses
después Mann ya en Hollywood sería despedido nada más iniciar el rodaje de
Espartaco.
Pero eso pasaría
en Enero, volvemos al final del otoño de 1958 en los madrileños estudios
Sevilla Films, donde la producción ha quedado paralizada tras la muerte de Power.
Tras comprobar que era imposible terminar la película utilizando un doble que
al que sólo se le viera la espalda (se pensó en el actor Virgilio Texeira) se
decidió contratar a Yul Brynner, quien tras la sustanciosa oferta económica se
desplazó de inmediato.
Vidor dirigiendo a Lollobrigida
La bucólica escena de amor que según Vidor en la versión con Power era maravillosa y con Brynner en cambio perdía todo su sentido
Vidor siempre
lamentó en sus declaraciones esa elección, pensaba que Brynner proyectaba una
imagen de autosuficiencia que a su entender, cuadraba poco con la idea que
tenía el director texano del personaje, mucho más dubitativo. A pedida de Brynner
se modificó parte de sus diálogos, realzando la visión de este. Por lo que
desprenden sus palabras Vidor no estaba nada de acuerdo con esta imposición por
parte de los productores. El actor que estaba en el punto culminante de su
fama, aterrizó en Madrid con un guionista, un fotógrafo y un equipo entero,
como narra textualmente en su autobiografía “Un árbol es un árbol”. Las
diferencias con Brynner se extendieron a Lollobrigida, con quién en un
principio se había entendido a las mil maravillas.
Dos divertida imágenes del rodaje
En plena pugna de
popularidad con su eterna rival Sophia Loren, Lollobrigida había sido la
primera de ambas en despuntar en el estrellato, participando ya en 1953 en una producción estadounidense,
“La burla del diablo” que suponía la nueva reunión de Bogart y John Huston tras
“La Reina de África”. En los cinco años transcurridos Loren le había arrebatado
esa primacía como primera diva del cine italiano, fundamentado en su mayor
belleza y sobre todo talento. Pese a ello Lollobrigida era una astuta mujer de
negocios, infiltrándose poco a poco en el mercado norteamericano. En esta
película participaba cobrando un porcentaje de taquilla, después del acuerdo
cerrado con Edward Small “alma mater” del proyecto quién acariciaba rodar este
título desde 1953, cinco años antes de llegar a un acuerdo con la productora de
Power y Richmond.
Distante con la
prensa, Lollobrigida era mucho más reservada que su compañero de reparto. Ese
fue el primer encuentro que el actor ruso tuvo con nuestro país que visitaría
repetidas veces en la década que estaba a punto de comenzar. En ocasiones
rodando películas, o como residente en Marbella, Brynner fue conociendo más
profundamente este país de orígenes tan híbridos como el árbol genealógico del
propio intérprete. Tan profusa era su capacidad de fabulación sobre sus
orígenes, con versiones en ocasiones contradictorias, que desisto de dar una u
otra de ellas, lo único cierto es que era una gran presencia en la pantalla y a
decir de los que le conocieron un hombre culto y de buenos sentimientos.
Brynner durante un festival benéfico celebrado en la Plaza de Toros de Alicante junto al diestro Curro Romero
El harén del Rey Salomón
El tercero en
discordia y también muy vinculado a España, era George Sanders realizando su
habitual papel de malvado, en este caso Sanders interpretaba a Adonías el
hermano de Salomón. El actor británico tras una nota donde hacía gala de todo
su flema y mala leche se suicidaría en un apartamento de la Costa Brava años
después. Sanders era un hombre de gran cultura, brillante escritor de novelas
de misterio y todo un políglota ya que dominaba ocho lenguas entre las cuales
estaba la nuestra.
Para interpretar a
un anciano Rey David también se incorporó Finlay Currie quién sustituyó a Noel Purcell en las nuevas escenas rodadas.
Purcell ya tenía compromisos adquiridos anteriormente, así que su lugar lo
ocupó el actor escocés que participó en dos de las grandes epopeyas bíblicas de
la historia del cine: Quo Vadis? Y Ben-
Hur. Mención merece Marisa Pavan hermana gemela de Pier Angeli, como la sumisa
Abishag y entre todo el elenco patrio, donde figuraban Maruchi Fresno y Julio
Peña destacar la labor de José Nieto como el patriarca padre de Abishag. Nieto
fue uno de los mejores secundarios de nuestro cine, introducido en este por
Florián Rey, trabajo primero en la industria americana rodando varios títulos
en nuestra lengua como “Tango Bar” junto a Carlos Gardel, después de
protagonizar una de las cintas más famosas de la década de los 40 “Los últimos
de Filipinas” en la siguiente década empezó a intervenir en la muchas de las
grandes producciones que comenzaron a rodarse en España (Rey de Reyes, 55 días
en Pekin, Doctor Zhivago) donde siempre brilló a gran altura, por pequeño que
fuera su cometido.
El Rey David primero como Purcell y luego con Finlay Currie, en la última foto nuestro gran actor José Nieto
El rodaje terminó
un mes después, aunque volviendo a recoger sus palabras el director ya no puso
el alma que inicialmente había puesto. Perteneciente a la “Ciencia Cristiana”,
Vidor siempre se sintió atraído por indagar en la relación del hombre con sus
creencias religiosas.
Vidor en la famosa escena de los escudos resplandecientes
La sensual bacanal
A lo largo de su
carrera se había topado con la posibilidad de llevar Ben-Hur la más famosa de
las historias psudobíblicas a la pantalla en dos ocasiones. Primero en 1923
cuando la productora Goldwyn acababa de adquirir los derechos de la novela, le
ofreció el encargo de llevarla a cabo, pero ante la magnitud del proyecto dio
su negativa, también afirma que una vez terminada “Guerra y paz” el productor
Sam Zimbalist le ofreció rodar la versión sonora, volviéndose a negar,
volviendo a sus memorias el aduce que después de pasar año y medio en Italia,
no deseaba volver de inmediato a rodar al país transalpino.
La típica escena de bañera
Hasta ahora el
único proyecto donde había volcado sus experiencias religiosas era “Aleluya” su
primera cinta sonora, donde utilizaba a la comunidad afroamericana para
realizar una parábola bíblica. En 1953 a la llamada del productor Howard Hughes
trabajó en llevar a la pantalla una obra sobre la mujer de Pilatos que al final
no se llevó a cabo.
Vidor acabó
decepcionado con quien a la postre sería su última película, él quería haber
sublimado el género, pero finalmente realizó una película que en muchos puntos
se parecía a las que rodaba su colega, que no amigo DeMille. Incluida una
escena de bacanal, que iba un punto más allá en el terreno erótico con una
exuberante Gina, razón por la cual la censura eclesiástica de la época
calificaría a la cinta como “peligrosa”.
Brynner y Marisa Pavan la buena de la peli
Estrenada en
Londres el 27 de octubre, la película pese a las críticas tuvo un más que
notable éxito, doblando la inversión de seis millones de dólares. Quizás no
sería la película que Vidor soñó, pero si para la cuenta de resultados de los
productores. Al poco de estrenarse ya le habían ofrecido una nueva película a
Vidor, pero por variadas circunstancias no volvería, salvo en dos películas
experimentales a ponerse detrás de una cámara. Fue una despedida agridulce, no
esperada, pero más que digna. Un espectáculo en toda regla que sigue mereciendo
la pena verse.