Dos líneas
totalmente opuestas, convergieron en un musical estrenado con gran éxito en
1953. Los autores de la obra Robert
Wright y George Forrest, utilizaron dos fuentes tan dispares que sin
embargo acabaron en feliz comunión. El argumento en que se basa a la obra,
corresponde a la pieza teatral de mismo título obra del escritor de origen
alemán, nacido en Estados Unidos y de nacionalidad inglesa Edward Knoblock. La obra interpretada por el actor australiano Oscar Asche fue muy popular en ambas
lados del atlántico. Asche, que fue una de las personalidades teatrales más
influyentes de la primera mitad del siglo XX, pudo lucir todas sus habilidades
de histrión en el papel del mendigo Hajj.
El título
original “Kismet” en turco y urdu viene a significar “destino”. El azaroso
destino es realmente el protagonista de esta divertida historia que prontamente
saltó a las pantallas de cine. En 1914 ya se produce un corto inspirado en la
obra, seis años más tarde se producirá una adaptación completa y en 1930 se
rueda una versión sonora protagonizada por el actor Ottis Skinner, quien más veces interpretó al príncipe mendigo, una
película lamentablemente perdida que contaba con alguna escena en Technicolor.
Como era costumbre en la época, se filmó a la par una versión en alemán cuyo
director William Dieterle, será el
encargado de dirigir la más conocida de todas las adaptaciones no musicales.
Producida en
1944 siguiendo la ola de fantasías orientales, surgidas a partir del rotundo
éxito de “El ladrón de Bagdad”, fue
el único producto de este tipo rodado por Metro-Goldwyn-Mayer. El elenco de la
cinta fue encabezado por dos figuras tan sugestivas como Ronald Colman y Marlene Dietrich. Once años después el estudio de
Culver City volvería a la carga con el mismo tema con la obra musical que hoy
nos ocupa.
Si el
argumento, pese a las variaciones sufridas, tenía una clara conexión con la
obra original, los motivos musicales diferían notablemente, ya que sus autores
lo que hicieron fue adaptar música del compositor ruso Alexander Borodin. Incluido en lo que se vino a llamar grupo de los
cinco junto a Mili Balákirev, César Cuí,
Modest Músorgski y Nikolái Rimski-Kórsakov, no se dedicó profesionalmente a
la música, era un notable químico que dejó pocas pero brillantes páginas que
son admiradas por todo buen melómano. De la mayoría de su producción Wright y Forrest
hicieron acopio para componer nuevas melodías, algo que ya habían hecho
anteriormente en “Song of Norway”
donde el autor expoliado fue en este caso Grieg.
Como era usual,
el productor Arthur Freed utilizó un
reparto compuesto por gente del estudio, comandado por Howard Keel, como el famoso mendigo que en la nueva obra musical se
le había añadido la condición de poeta. Curiosamente Keel había sido suplente
de Alfred Drake en Oklahoma. Drake había interpretado en
Broadway a Hajj y ahora Keel encarnaba al mismo personaje en el cine. El
barítono de Illinois llevaba desde 1950 en MGM, tras triunfar en los escenarios
londinenses en la postguerra y tenía a sus espaldas títulos tan famosos como “La reina del Oeste”, “Magnolia”, “Besame
Kate” y su cinta más popular “Siete
novias para siete hermanos”. Su magnífica presencia junto a su estupenda
voz, estuvieron al servicio del personaje, logrando una de las mejores
actuaciones de su carrera.
Ann Blyth llevaba en el mundillo artístico pesa a su edad casi quince
años. Después de debutar en el teatro con una obra de Lillian
Hellman “Alarma en el rhin” con la que estuvo de gira por más de dos años,
fue llevada a Hollywood por el cazatalentos de la Universal “Henry Koster”. Sería en el papel de la malvada Veda en
el clásico “Alma en suplicio” donde
comenzara a destacar. Después de un periplo cinematográfico donde hizo de todo
un poco, con filmes tan opuestos como “Fuerza
bruta” y “El mundo en sus manos” recalaría en MGM, donde empezaría a
especializarse en filmes musicales como “El
príncipe estudiante” y “Rose Marie”, aquí la vemos como Marsinah la
encantadora hija del mendigo. Su pareja en el filme, el cantante Vic Damone, es de lejos lo peor de la
película. Su hermosa voz no es suficiente para tapar su ineficacia como actor, pese a lo tenue de su rol del
joven califa. Muy popular durante la década de los cincuenta, su fama se
acrecentó al casarse con la actriz Pier
Angeli.
La sensual Dolores Gray por el contrario esta
estupenda en su rol. Lástima que el declive del género musical no nos hiciera
gozar más de su presencia. Decididamente la época dorada de los musicales MGM
llegaba a su fin y su mejor productor Arthur Freed como siempre rodeó la
película de los mejores talentos. El joven Andre
Previn dirigía la orquesta, Tony
Duquette diseñaba un fascinante vestuario, mientras que el exquisito Vincente Minelli estaba a los mandos.
La cinta fue
rebautizada en nuestro país cuando fue emitida por televisión en 1981, como “Un extraño en el paraíso”. Tal fue la
fama de esta canción inspirada en el inicio de las Danzas Polovtsianas,
pertenecientes a la ópera de Borodin “El
príncipe Igor”. En el cine la interpretaban a dúo Vic Damone y Ann Blyth,
pero tuvo multitud de versiones en muchos idiomas, siendo en nuestro país y en
la vecina Francia, tremendamente célebre la creada por la cantante catalana Gloria Lasso acompañada por la orquesta
de Frank Pourcel. En estos días del
caluroso estío, dejémonos guiar por el destino, en esta divertida cinta cuajada
de hermosos momentos musicales.
gracias, maravillosa reseña
ResponderEliminarMuchas gracias a usted por visitarnos
Eliminar