Justo hace
quince años el Festival de San Sebastián hizo
una retrospectiva del director John
M. Stahl. Autor de películas tan famosas en su tiempo como “Imitación de la vida”, “Sublime obsesión”,
“Las llaves del reino” y “Que él cielo la juzgue” lo cierto es que el resto
de su obra es prácticamente desconocida para las audiencias actuales. Bertrand Tavernier en su obra “50 años
de cine americano” señalaba que la productora donde Stahl realizó gran parte de
su carrera, silenció su obra para engrandecer las nuevas versiones en color que
de sus viejos filmes realizó Douglas
Sirk.
Además de Universal, el estudio donde más trabajo
el director fue Twenty Century Fox,
donde con su primer filme en su nueva casa “El
sargento inmortal”, logró un gran éxito contando con una glamurosa pareja
formada por Henry Fonda y Maureen O´Hara
en plenitud de su belleza. Muy diferentes eran los protagonistas de su
siguiente cinta, los ya veteranos Monty
Woolley y Gracie Fields .
Esta estupenda
comedia toma como base la pieza teatral “The
great adventure” estrenada en 1913, obra de un autor cuya fama ha sufrido
vaivenes a lo largo del tiempo “Arnold
Bennett”. Muy elogiado hasta la década de los veinte, su enfrentamiento al
grupo de Bloombury encabezado por Virginia
Wolf hizo que su prestigio decreciera. Sería en la década de los noventa
del pasado siglo cuando nuevas generaciones de lectores empezaran a redescubrir
a un autor de gran brillantez.
El prestigioso
guionista Nunnally Johnson, hizo un estupendo trabajo al convertir en lenguaje
cinematográfico la estimulante comedia. Stahl que en su época de plenitud se
había especializado en románticos melodramas, supo con su pericia habitual
llevar a buen puerto esta cínica farsa, donde también hay un lugar para el
sentimiento romántico.
Pero nada de
esto hubiera sido posible sin el brillante trabajo de unos actores de
trayectoria muy dispar pero que formaron una pareja perfecta en este filme. De
Monty Woolley ya hablé con motivo de su filme más popular “El hombre que vino a cenar” (http://ramonnovarr.blogspot.com.es/2013/12/el-hombre-que-vino-cenar-1942-la.html).
Pero conviene recordar que antes de dejar todo por la interpretación, había
sido un admirado profesor en Yale. Amigo íntimo de Cole Porter, ambos pertenecían a la alta sociedad norteamericana,
donde llevaban con discreción su homosexualidad. En cuanto a Gracie Fields, decir
que ere una actriz y cantante inglesa forjada en el mundo del music-hall.
Durante los años treinta había rodado muchas películas en su tierra natal, pero
al diagnosticarle un cáncer de cérvix se retiró junto a su marido a reposar en
la Isla de Capri. Al estallar el conflicto bélico marchó con su marido de
nacionalidad italiana a Estados Unidos. “Sagrado Matrimonio” era su segunda
intervención ante las cámaras americanas, si tenemos en cuenta su episódica
actuación en “Tres días de amor y fe”-
Woolley
interpreta al excéntrico pintor Priam Farrell que tras vivir muchos años en una
isla remota, debe volver a Inglaterra. Como huye de cualquier tipo de
publicidad, usurpa la identidad de su criado, que fallecerá repentinamente.
Convertido en un ciudadano anónimo conocerá a una encantadora viuda (Fields)
con la que contraerá matrimonio. A partir de entonces se desencadenan una serie
de hechos que contribuyen a mantener el interés de la cinta y que por supuesto
no voy a desvelar. “Sagrado matrimonio” es una magnífica película que merece
conocerse, como gran parte de la obra de ese magnífico director llamado John M.
Stahl.
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