Alessandro Blasetti venía de rubricar dos de los filmes más aclamados de la Italia fascista “La corona de hierro” y “La cena de le
beffe”, superproducciones históricas que gustaron tanto al público como a
los estamentos oficiales. Esa afinidad ideológica con el régimen del Duce tuvo
su máximo exponente en el filme “Vecchia guardia” (1935) donde se recreaban los
sucesos de “La marcia su Roma”
acaecida una década antes. La imposibilidad de llevar a cabo, otro proyecto
espectacular como los que venía realizando, le llevó finalmente a dirigir esta
hermosa y sencilla cinta, tan diferente a sus últimas realizaciones.
La confrontación entre la agobiante
vida en la ciudad, en contraste con el apacible ambiente del campo, no
constituía una novedad en la filmografía de Blasetti, ya en su primer
largometraje “Sole” se elogiaba la
nueva política regeneracionista del campo impulsada por el gobierno y en “Tierra madre” ya ponía ese conflicto
en solfa al narrar la historia de un hacendado que pretende vender sus tierras
para trasladarse a la ciudad. Ese mismo tema se volverá a afrontar once años
más tarde en estos “Cuatro pasos por las nubes”, que comienza con la panorámica
de un típico edificio de muchos pisos hacía los cuales se eleva la cámara. En
uno de ellos vive Paolo, viajante de comercio que vive una vida estresante
junto a su mandona mujer y sus hijos.
Será en un abarrotado tren, que coge
periódicamente para visitar a sus clientes, donde conocerá a una joven que
viaja sola. Diversas peripecias les obligará a coincidir juntos en un autobús
rural. Cuando conoce que la muchacha está embarazada y va en busca de su
familia en busca de amparo, transige en hacerse pasar por su marido, para
eludir el rechazo del autoritario padre de ella.
Cesare Zavattini, el magnífico guionista considerado por todos como padre del neorrealismo,
escribió esta sencilla historia donde destacan las anónimas figuras del pueblo,
que su pluma hacía brillar. También colaboró en su elaboración Piero Tellini, menos conocido que el anterior pero que en el
cine italiano de postguerra firmó guiones de gran calidad para dos de las
mejores películas protagonizados por la gran Anna Magnani “Il Bandito” y “Noble gesta”.
En cuanto al reparto diremos que el
protagonista principal Gino Cervi, había
logrado gran fama con esas cintas de exaltación histórica tan en boga, la
citada “Corona de Hierro”, “Los novios”
basada en la popular novela de Manzoni y “Regina di Navarra” donde
interpretaba al emperador Carlos V. El futuro alcalde comunista Pepone, de las
populares cintas de Don Camilo, logró en este filme una excelente
interpretación dando los matices necesarios que requiere el personaje. Por lo
que respecta a la bella Adriana Benetti
que intervenía en el rol de la atribulada María, había debutado en el cine el
año anterior con una típica comedia de enredos titulada “Nacida en Viernes” que supuso el primer título del famoso binomio
director-guionista formado por Vittorio
de Sica y Cesare Zavattini. Alumna del “Centro experimental de
cinematografía” fue descubierta por De Sica, comenzando una carrera comercial
que la hizo muy famosa durante la década de los años cuarenta. Su belleza
serena, unido a su imagen de ingenua le proporcionaron el título de “Novia de Italia”. Por eso causó
sorpresa cuando una foto suya en biquini, apareció en la portada del semanario «Tempo illustrato». Su amplia filmografía se
compone de filmes comerciales al lado de los más famosos actores de la época (Gérard Philipe, Rossano Brazzi, Totó, Aldo
Fabrizzi).
Pero son los actores secundarios los
que más brillan en la cinta, algunos con papeles casi mínimos, como el conductor
de autobús que recibe alborozado la noticia de su paternidad al que da vida Carlo Romano, uno de los
imprescindibles actores de reparto del cine italiano. En papeles de más
importancia, destacaría a Aldo Silvani,
que interpreta al tradicional padre de María. Como muchos otros actores, ya
tenía una amplia experiencia sobre las tablas cuando debutó en el cine en 1934.
Mientras en la gran pantalla se ocupó de papeles secundarios, en algunas cintas
tan memorables como “La Strada” y “Las
noches de Cabiria”, fue gracias a la radio y la televisión donde alcanzó
mayor popularidad. Pero de todo el elenco, quien más me hizo disfrutar fue uno
de esos actores tan olvidados, que no he podido obtener casi ningún dato
biográfico Giacinto Molteni. Encarnando
al abuelo Matteo, el personaje más surrealista de la cinta, logra una de esas
creaciones que quedan en la retina de los buenos aficionados al cine.
En este Viernes Santo, os traigo esta
deliciosa película donde la ayuda desinteresada al prójimo es parte capital. Un
mensaje que cuadra a la perfección con el pensamiento de Jesús de Nazaret, del que conmemoramos su altruista pasión.
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