Con la ocupación alemana de Francia,
se produce el éxodo de la mayoría de los grandes nombres del cine francés. Esta
ausencia motivará la aparición de otros talentos que seguirán manteniendo el
nivel de su cine, pese a las evidentes trabas y represiones de los que son
objeto. Nombres de la talla de Henri-Georges
Clouzot, Robert Bresson y Claude Autant-Lara se iniciaran en la dirección
cinematográfica durante esa turbulenta época, en la compañía Continental creada
por las autoridades nazis, que acaparó el grueso de la producción.
Marcel Carné, al contrario que la
inmensa mayoría de sus colegas, también permaneció en Francia, aunque en un
principio no encontró facilidades para acometer una nueva película. Después de
romper su inicial compromiso con la “Continental”
tuvo que luchar hasta encontrar la financiación necesaria para “Los
visitantes de la noche”. Su estética está inspirada, en la imaginería que
contiene un precioso código iluminado del siglo XV "Les très riches heures du Duc de Berry" (Un célebre
libro de horas profusamente ilustrado) con el que se inicia precisamente los
títulos de crédito del filme. Una estética puesta en escena por el talentoso Alexandre Trauner, que por su condición
de judío no pudo figurar en los títulos de crédito.
El trabajo del director artístico
sirve de marco para una mágica historia, donde el amor sale triunfante pese a
las maquinaciones del demonio. Este argumento en principio escapista, fue
interpretado como una alegoría de la resistencia frente al invasor alemán. Esta
segunda lectura de la historia, pergeñada por Jacques Prévert y Pierre Larroche y difundida como cierta, ayudó al
extraordinario éxito que tuvo el filme.
Dos instantáneas tomadas durante el rodaje
Sea o no cierta esta intención, lo
que nos queda cuando han transcurrido más de setenta años desde su estreno es
uno de los filmes más hermosos que he podido contemplar. Romanticismo,
crueldad, magia, son los principales elementos de una narración que transcurre
majestuosa como un cisne deslizándose por las aguas.
En cuanto a los intérpretes
destacaría en primer lugar a los “malvados” encarnados por Arletty como la andrógina Dominique, fiel seguidora de su dueño el
diablo, prodigiosamente interpretado por Jules
Berry, en el papel más destacado de su brillante carrera. Pese a las
resplandecientes interpretaciones de ambos, también cabe destacar a la serena y
firme Marie Déa, como la enamorada hija del Barón Hugues, Anne. Actriz hoy
olvidada fue la Euridice del “Orfeo” de
Cocteau. Como curiosidad Déa protagonizó junto a Fernando Rey, una película de aventuras firmada por Rafael Gil titulada “Aventuras de Juan
Lucas”. Quizás el menos convincente de los actores protagonistas sea Alain Cuny, algo hierático como el
romántico Gilles. Cuny que en ese momento estaba en sus inicios como actor,
posteriormente tendría una larga trayectoria trabajando con directores de la
talla de Buñuel o Fellini, aunque paradójicamente
el papel por el que más le recuerda el gran público, es el de Mario en la
famosa cinta erótica Emmanuelle.
Oscurecida por la siguiente película
de Carné “Los niños del paraíso”(
http://ramonnovarr.blogspot.com.es/2013/10/los-ninos-del-paraiso-1945-por-el.html)
y las anteriores cintas de preguerra del llamado realismo poético (El muelle de las brumas, Amanece) “Los
visitantes de la noche” no ha recibido a mi entender, todo el reconocimiento
que merece. Algo que modestamente intentamos reparar en algo, desde las páginas
de este modesto blog, donde la maestría del director francés siempre será
reivindicada.
P.D. Rodada con infinidad de dificultades, una de las
anécdotas más recordadas es la del banquete. Como muchos de los extras pasaban
hambre, se les dijo que la comida estaba envenenada para que no desapareciera
entre toma y toma.
Al igual que Trauner, otros colaboradores de procedencia judía
no aparecieron en los créditos, como el músico húngaro Joseph Kosma, habitual colaborador en las obras maestras de Jean Renoir.
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