Quizás la mejor
película que rodara Preston Sturges
fuera “Los viajes de Sullivan”, pero
sin lugar a dudas “Un marido rico”
es su título más divertido. Rodada solo unos meses después de la considerada
“Obra maestra” del cineasta americano, parece como si fuera una continuación de
la anterior cuando Sullivan desiste en hacer dramas, viendo lo importante que
es hacer entretener a la gente. Y a decir verdad que lo consigue con esta
película que para mí es la culminación del género llamado “Screwball comedy”, cuyo primer exponente puede que sea “Laughter” filmada en 1930, por Harry
d´Abbadie d´Arrast.
El mayor deseo
de Sturges era dirigir sus propias películas. La calidad de sus guiones le
hacía acreedor a ello. Por citar algunos, pudiera destacar una comedia
encantadora protagonizada por Margaret
Sullavan y dirigida por William Wyller en 1935 titulada “Una chica angelical”, o el clásico
navideño de Mitchell Leisen “Recuerdo de
una noche” rodada en 1940 con Barbara
Stanwyck y Fred McMurray en sus roles principales. Finalmente Paramount
aceptó el que rodara un filme, tras venderle el guion de ese primer
largometraje por la suma de un dólar. Después vendría “Navidades en julio” y “Las tres noches de Eva”, su primera
película con estrellas de relumbrón: Barbara Stanwyck y Henry Fonda.
Al igual que la
misteriosa Eva, Gerry el personaje de Claudette
Colbert era una mujer independiente, decidida y con las ideas muy claras,
dispuesta a triunfar en la vida si para ello debía casarse. Frente a ella, su
marido Tom, un inventor fracasado, intentaba infructuosamente labrarse un
camino. Algo de autobiográfico tiene este personaje ya que Sturges se pasó
buena parte de la década de los veinte, intentando colocar sus propios
inventos.
También en la
vida real, la carrera de Colbert estaba mucho más consolidada que la de Joel McCrea. Mientras ella cobraba
150.000 dólares por la cinta, su paternaire se conformaba con ganar 60.000. Asiduo
en la pantalla desde el inicio del cine sonoro, McCrea nunca alcanzo el status
de estrella que sus buenas condiciones como actor y su presencia física
auguraban. Por el contrario Claudette Colbert muy pronto se erigió como una de
las figuras más populares del cine de su época, superando a otras mucho más
bellas y exóticas.
Pero la
película no sería la misma sin el concurso de dos actores fundamentales para el
devenir de la acción. Uno era el crooner Rudy
Vallee, que había gozado de enorme popularidad a principio de los años
treinta. Su programa de radio tenía una audiencia enorme (dicen las malas y las
buenas lenguas que era un auténtico tirano con sus músicos, pero esa ya es otra
historia) y apareció en bastantes filmes, pero pasará a la posteridad
interpretando al excéntrico millonario J.D. Hackensacker III. En el papel de su
hermana, la todavía más extravagante Princesa Centimillia, hizo una inusual
incursión en el terreno de la comedia Mary Astor. La actriz llevaba en esto de
las películas desde los 14 años y había tenido su primer papel importante en el
“Don Juan” dirigida por Crosland en 1926 que supuso el primer largometraje
estrenado con una banda sonora añadida. Después de su etapa Warner donde
triunfó en “El halcón maltes” junto a
Bogart, hizo este celebrado paréntesis en la Paramount para pasar el resto
de la década en MGM, en el papel de “Matrona” junto a las estrellas juveniles
del estudio.
De entre todos
los magníficos secundarios que pueblan la película, mi favorito es Robert Dudley que aquí interpreta al
“Rey de la salchicha”, un venerable anciano que se apiada de la situación de
Gerry y le da el dinero para que pueda pagar las deudas que la pareja acumula.
Dudley intervino en cuatro películas de Sturges, siendo este su mejor papel.
Igualmente geniales son los miembros de una sociedad de cazadores, que
proporcionan el billete necesario para que Gerry pueda ir a Florida en busca de
“Un marido rico”. En ese tren se producirá una de las escenas más hilarantes
del filme, cuando los ebrios socios, deciden dedicarse a probar su puntería en
el vagón restaurante.
Muchos más son
los momentos divertidos que contiene la
cinta, llevada con ritmo frenético y trufada de ingeniosos y audaces diálogos
que hubo que limar para pasar la censura. Pese a ello, no pudieron truncar ésta
trepidante comedia, llevada con pulso firme por un Sturges, que tuvo una corta
pero espléndida carrera como director de cine. Os invito a regresar a esta
elitista Florida, recreada en estudio, donde también se desarrolla otra alocada
comedia, que guarda bastantes puntos de conexión con esta, “Con faldas y a lo loco”.
P.D. Precisamente en “Con faldas y a lo loco” el millonario “Osgood”
(Joe E. Brown) comenta a Jerry (Jack Lemmon) que en su yate tiene un montón de
discos de Rudy Vallee.
La canción que Rudy Vallee canta a Claudette Colbert “Goodnight
Sweetheart” es un tema escrito por Ray Noble que fue uno de los mayores éxitos
de Vallee.