A veces cuando
uno se enfrenta ante una cinta tan conocida y que además ama tanto no sabe que escribir.
Bueno creo que bastaría con decir si no la han visto no se la pierdan. Y en
este caso no andaría herrado pues se trata de uno de los filmes más divertidos
que he visto a lo largo de mi vida.
“San Francisco”
es ante todo Clark Gable. Su
presencia llena toda la película de cabo a rabo. Embutido en el papel del
amoral Blackie Norton, ofrece una de las interpretaciones más carismáticas de
su carrera. Ese adorable canalla que Gable interpretaba a la perfección y del que
aquí da la imagen definitiva.
Y eso que “El
Rey” no estaba muy conforme con la compañera de reparto que le habían colocado.
Acostumbrado a las sensuales Mirna Loy,
Joan Crawford, Jean Harlow…después de haber compartido cartel con estrellas
del calibre de Claudette Colbert y Norma
Shearer, le resultaba difícil el hacerlo con una estrella conocida por sus
habilidades canoras. Pensaba que
resultaría estúpida su imagen observando como ella cantaba. Lo cierto es que Jeanette McDonald era una de las
estrellas más importantes del estudio, después de su etapa en Paramount, en los
estudios de MGM no había hecho más que cosechar éxitos desde su primera cinta,
la estimable “El gato y el violín”
junto a un extrovertido Ramón Novarro.
La película
que junto a “El gran Ziegfeld” era
la gran apuesta del estudio en 1936, contó con un magnífico Spencer Tracy como el Padre Mullin, era
la primera vez que el actor interpretaba
a un sacerdote y sería también la primera vez que sería nominado al oscar al
mejor actor. Recompensa que lograría justo un año después por su emotivo
marinero Manuel en “Capitanes intrépidos”.
Otro actor que está magnífico es Jack
Holt en la piel de Jack Burley el aristocrático y taimado antagonista de
Blackie Norton. Holt que había comenzado como especialista en el cine,
protagonizó muchas cintas mudas del oeste, de su periodo en el cine sonoro este
es sin duda su papel más recordado. Uno de los papeles más sensibles de la
película es el viejo profesor de música al que da vida Al
Shean. Su dúo en el vaudeville junto a Gallaher
le proporcionó cierto nombre, aunque hoy es mucho más conocido por ser el
tío de los famosos hermanos Marx.
Si los efectos
especiales realizados por James Basevi, Russell
A. Cully y A. Arnold Gillespie, conmocionaron al público en su estreno, hoy
cabe detenerse un instante en el maravilloso texto obra de Anita Loos. Es un guion muy bien trabajado, por lo que consigue
mantener la atención del espectador a lo largo de toda la proyección.
W.S. Van Dyke tardó algo más de dos
meses en terminar la película, consiguiendo que todo llegara a buen puerto. La
camaradería entre Gable y Tracy quedó patente en la película donde es evidente
el feeling entre ambos. Con respecto a su pareja en la cinta, Gable que por aquel entonces había comenzado a salir con Carole Lombard, dedidió tomar unos
espaguetis con mucho ajo, justo antes de besar por primera vez a la actriz.
Esta de la impresión a poco se desmalla. Otro de los puntos de fricción del rey
consistía en la última escena de la película donde oraba de rodillas pidiendo
perdón, alegando que resultaba poco viril. Para contentarlo el director decidió
filmarlo de espaldas.
Jeanette
McDonald en el papel de la cantante Mary Blake, interpretó toda suerte de
melodías populares y arias de ópera. Pero ninguna alcanzó la popularidad de la
canción que da título al filme y que compusieron Bronislaw Kaper y Walter Jurmann , con letra de Gus Kahn. Un momento
mágico en la historia del cine, antes de que empiece a temblar la tierra.
P.D. El famoso terremoto de la ciudad, ya había sido el
climax de la cinta muda “Orgullo de raza” (http://ramonnovarr.blogspot.com.es/2013/11/orgullo-de-raza-1927-en-el-viejo-san.html)
Es una película impresionante, una de mis favoritas
ResponderEliminarMuchas gracias por su comentario
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