Probablemente
junto a Natalie Kalmus, esposa del
inventor del método Technicolor y asesora de este, el nombre que más veces ha
figurado en los títulos de crédito de una película, es el de Cedric Gibbons. Este culto irlandés,
tenía por contrato la distinción de aparecer como director artístico de MGM en
todas sus producciones. Aunque es verdad que no intervino en muchos de los títulos que
se le atribuyen, es bien cierto que el creó el look glamuroso con el que se
identifica a las películas de la Metro. Diseñador de la famosa estatuilla
conocida como Oscar y miembro fundador de la academia. Este premio lo recibió
en once ocasiones.
La única
película que dirigió Gibbons, “Tarzán y su compañera”, es sin duda la mejor que
se ha realizado sobre el personaje, y una de las cintas imprescindibles del
género de aventuras.
Tarzán de los
monos, nacido como uno más de los relatos que aparecían en la popular
publicación pulp, All Story Magazine,
en octubre de 1912, pronto dio a su autor
Edgar Rice Burroughs, una fama que fue poco a poco extendiéndose por todo
el mundo. Además de las novelas que iba publicando periódicamente, el sagaz escritor
decidió muy pronto diversificar las
apariciones de su criatura. Dos de los medios más populares, las tiras cómicas
de los periódicos y el cinematógrafo, fueron decisivos en el auge que fue
adquiriendo el personaje.
La cinta muda
protagonizada por Elmo Lincoln,
constituyó un gran éxito. Con la llegada del sonido Metro-Goldwyn-Mayer decide realizar una cinta sobre el personaje.
Para ello elige a Johnny Weissmuller,
ídolo olímpico de la natación y una bella y casi desconocida actriz irlandesa Maureen O´ Sullivan. Basada vagamente
en la novela original, fijó la imagen que en el futuro los espectadores
tendrían de Tarzán. Un salvaje bruto, pero de buen corazón.
Como MGM no
tenía la exclusividad del personaje, hubo otras adaptaciones contemporáneas de
calidad muy inferior, como el serial Tarzán
de las fieras, protagonizada por otro nadador olímpico Buster Crabbe, cuyo único aliciente puede ser su exiguo taparrabos,
que permite ver buena parte de sus rígidos glúteos.
En 1933, la producción
de David O´Selznick para RKO “King Kong” fue el gran suceso de
la temporada. La mítica cinta del gran gorila, fue determinante para que la
Metro se decidiera a contraatacar, realizando una nueva entrega de Tarzán. Para
esta ocasión se decidió dotar al film de un elevado presupuesto. En la primera
cinta, había sido W. S. Van Dyke el
director. Especializado en el género había rodado en África “Trader Horn”. Las terribles condiciones
experimentadas por el equipo, convenció
a todos que sería mejor rodar las cintas de Tarzán en una selva creada en los
estudios. El enorme material de exteriores filmado en África se utilizaría en
todas las películas.
Uno de los
aciertos del filme, es el de dar entidad al personaje de Chita. El divertido chimpancé alcanza en esta cinta su imagen
definitiva, como elemento humorístico de la saga. Pero la gran novedad fue sin duda, añadir una carga sensual de la que
adolecía el filme anterior. Pese a ser su primera cinta como director, Gibbons
tomó la atrevida decisión de dotar a Jane de un atuendo que claramente dejaba
entrever sus encantos físicos. La famosa escena en que aparece desnuda bañándose
con Tarzan, fue realizada por la
nadadora Josephine McKim, que al
igual que Johnny había intervenido en los juegos olímpicos. Las puritanas damas
ignorantes de este hecho, calificaron a Maureen O´Sullivan con los peores
epítetos. Estrenada a punto de implantarse el Codigo Hays, la hermosa escena
fue retirada de la exhibición creyéndose perdida hasta aparecer en los años 90
del pasado siglo.
Aunque Cedric
Gibbons no pudo terminar el filme, apartado por su lentitud y sustituido por Jack Conway y James C. McKay, la cinta
no perdió su entidad, gracias al impersonal pero férreo sistema aplicado por el
estudio. Auténtica joya de la corona de la saga, las demás secuelas no
alcanzaron la excelencia de esta. Una deliciosa aventura que sigue cautivándonos
casi ochenta años después de su estreno.
P.D. Curiosidades: Cedric Gibbons
estuvo casado en primeras nupcias, con la exquisita actriz mexicana Dolores del
Río. Maureen O´Sullivan fue la suegra de Woody Allen tras casarse este con su
hija Mia Farrow. Josephine McKim la nadadora que dobló a O´Sullivan apareció
junto a Buster Crabbe en la cinta Lady Be Careful". Buster Crabbe alcanzó
la fama con las películas de Flahs Gordon.
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