viernes, 10 de enero de 2014

La angustia de vivir (1954) El sacrifio de una mujer.

 

El drama del alcoholismo, ha sido retratado por el cine en numerosas ocasiones. Los títulos de referencia que están en la mente de los buenos aficionados son “Días sin huella” de Billy Wilder y “Días de vino y rosas” de Blake Edwards. Lo que no debe hacernos olvidar, otros títulos sobresalientes, como el que hoy comentamos.

La cinta está basada en una obra de Clifford Odets, estrenada en 1950. Odets que empezó siendo actor de teatro, fue un escritor muy ligado al cine, interviniendo en el guión de “Humoresque” cinta a mayor gloria de Joan Crawford y redactó las escenas de amor de “Encadenados” obra maestra de Hitchcock. “The country girl” título  de la pieza teatral y asimismo  original del filme, fue representada 235 veces y fue galardonada con dos Tonys los oscar del teatro americano.


Algo especial tiene que tener esta “chica de campo” cuando ha propiciado el que tanto en el teatro como en el cine, obtuviera el premio a la mejor actriz. En las tablas lo ganó Uta Hagen, un nombre emblemático del teatro norteamericano. Vetada en el cine por su relación con el liberal afro-americano Paul Robeson, tuvo una de las más prestigiosas carreras teatrales. Trece años después volvería a ganar el Tony, por su interpretación de Martha en “¿Quién teme a Wirginia Woolf?  Que curiosamente también le proporcionaría su segundo oscar a Liz Taylor.



El director de la cinta, George Seaton, tiene una biografía de lo más variopinta. Atraído desde niño por el mundo del espectáculo, su primer momento de gloria fue interpretando en las ondas radiofónicas al popular “Llanero solitario”. El característico grito de este: Hi-yo silver, fue fruto de la incapacidad de Seaton para silbar. Dos años después contratado por Irving Thalberg para el equipo de guionistas de MGM, contribuyó decisivamente en elaborar los magníficos gags de “Una noche en la ópera” y “Un día en las carreras” las películas más taquilleras de los hermanos Marx. Posteriormente en la Fox, lograría la nominación al oscar por “La canción de Bernadette”, poco después empezó a dirigir películas entre las que destacaría “De ilusión también se vive” uno de los grandes clásicos del cine navideño, con la que ganaría su primer oscar al mejor guion. Triunfo que repetiría al adaptar esta “Angustia de vivir”.



En la obra original el papel del alcohólico Frank Eglin fue interpretado por Paul Kelly, especialista en hacer de hombre duro en muchas cintas clásicas. Al trasladarse al cine el personaje se convirtió en cantante, ya que sería Bing Crosby quien lo encarnara. Crosby que ya había sido dirigido por Seaton un año antes en “El niño perdido”, logra la mejor interpretación de su ya larga carrera. Otro veterano que estaba en el mejor momento era William Holden, aquí realiza un estupendo trabajo como Bernie Dodd, un director teatral que intentará sacar al en otro tiempo popular cantante del ostracismo. Cuando Frank achaca a su esposa todos sus problemas decide conocerla personalmente.



Despojada de todo glamour, Grace Kelly encarna a Georgie, una mujer sencilla que intenta infructuosamente  salvar a su esposo de las garras del alcoholismo. Pese a su breve trayectoria, se alzó con el oscar ganador por su conmovedora interpretación. Una decisión que hoy todavía produce controversia, debido a que Judy Garland competía con su papel en “Ha nacido una estrella”.

Con estos estupendos mimbres, está construida esta excelente película, que pese a ser muy popular en su tiempo, el paso de los años la ha ido dejando inexplicablemente en el olvido. Un título que merece ser reivindicado, para el gozo y disfrute de los degustadores de buen cine.



P.D. Paul Kelly fue una estrella infantil en el periodo del cine mudo. Pasó dos años en la prisión de San Quintín acusado de homicidio, tras una pelea. Cuando salió de la cárcel, Kelly se casó con la mujer del fallecido.

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