Me podéis
acusar de facilón con la entrada de hoy, y tenéis más razón que un santo. No
llevo la cuenta de la cantidad de títulos que he barajado para conmemorar este
día. Los hay de todos los gustos y colores, desde las diversas adaptaciones de “Romeo y Julieta” a ese amor conmovedor
de solterones de Brooklyn en “Marty”.
Pero tras darle muchas vueltas decidí quedarme en casa, en nuestro cine, que
hace sólo unos pocos días acaba de celebrar su anual fiesta de los Goya.
Y me decidí
por esta entrañable comedia de Fernando Palacios, autor de otro de los grandes
hits del cine español “La gran familia”
(http://ramonnovarr.blogspot.com.es/2013/12/la-gran-familia-1962-chencho-hijo-mio.html).
Un director que tuvo sus mejores resultados bajo los auspicios del gran Pedro
Masó, uno de los mejores productores que ha tenido nuestro cine y un acertado
guionista. Igual que el anterior filme anteriormente citado, la influencia del
gran Frank Capra es evidente en este
relato de cuatro parejas de enamorados, cuyos entuertos debe solucionar un
santo vestido como un ejecutivo de la City.
La idea de dar
un aspecto contemporáneo y elegante a la figura del santo, tenía precedentes en
el cine, muy recientemente Luis García
Berlanga había convertido al actor Richard
Basehart, en un moderno San Dimas, en su magnífica “Los jueves milagro”. En este caso el actor elegido fue Jorge Rigaud, un trotamundos natural de
Buenos Aires que llevaba más de un cuarto de siglo en el mundo del cine. Empezó
su carrera en Francia donde rodó un buen número de títulos, trabajando a las
órdenes de Clair y Renoir entre
otros. También rodó en su Argentina natal y en Italia, hasta instalarse
definitivamente en España en 1956. Estupendo secundario, encarnando a
este peculiar santo consiguió exhibir en su plenitud todas sus dotes de actor.
El
multiestelar reparto coincidía en gran medida con los mismos nombres que ya
habían trabajado en el anterior éxito de Pedro
Masó “Las chicas de la Cruz roja”: Antonio Casal, Conchita Velasco, Tony
Leblanc, Mabel Karr, Katia Loritz, Pedro Porcel. A los que se añadía a María Mahor, Manolo Gómez Bur, Tip y Top,
Antonio Riquelme…..
El músico más
popular de la época Augusto Algueró,
fue el encargado de escribir la canción que fue popularizada en diferentes
versiones. En la película sonaba en la versión de “Los Globbetrotters” un trío musical, luego convertido en dúo de
efímera existencia. Pero quizás la más popular de todas es la que grabara la
cantante chilena Monna Bell, para el
sello Hispavox. Un tema que sigue siendo referente para este día de San
Valentín. Esta tradición anglosajona introducida en España por el avispado
empresario “Pepín Fernández” dueño
de la desaparecida “Galerías preciados”,
acabó arraigando en nuestra sociedad en
gran parte, gracias a esta divertida película, tan inocua como grata de ver.
La entrada de
hoy está dedicada a todos, porque todos sentimos, hemos sentido o sentiremos,
ese maravilloso sentimiento al que llamamos amor. Y por supuesto quiero que sea
un pequeño homenaje a Jorge Rigaud, del que se cumplen treinta años de su desaparicón,
que desde el cielo nos observa junto a San Valentín.
P.D. Jorge Rigaud tuvo un trágico
final, al ser atropellado por una motocicleta y no recibir la asistencia debida
en el “Hospital Provincial” de Madrid. Después de darle el alta falleció dos
días después de un paro cardíaco en un hospital geriátrico privado, al que
llegó en condiciones deplorables. El gerente del hospital público se escudó
diciendo que "Nuestro hospital,
dada la carencia de camas que sufrimos, no puede convertirse en un asilo de
ancianos y mendigos". Un pasado que treinta años después parece que
vuelve. (http://elpais.com/diario/1984/01/20/madrid/443449455_850215.html)
No hay comentarios:
Publicar un comentario