El cine
mexicano vivía en los años cuarenta su época de oro. Después de una etapa muda
poco destacable, el advenimiento del cine sonoro había forjado un Star system (Dolores del Río, Jorge Negrete, Mario
Moreno “Cantinflas” etc.) que no sólo consiguió atraer a la audiencia
mexicana, sino que extendió su presencia por toda Latinoamérica y en el caso de
Negrete y Cantinflas también en España.
Las leyes proteccionistas
de Lázaro Cárdenas y el intento de prestigiar el cine patrio por parte de Miguel
Alemán Valdés, ponen de manifiesto el interés por parte de la máxima autoridad
del país, de elevar al máximo la industria cinematográfica mexicana. Una
industria que cada vez fue adquiriendo mayores proporciones y diversificando
los géneros.
Ismael Rodríguez como tantos otros
había comenzado en el cine desde abajo, participando como extra en “Santa” de 1931, uno de los primeros
éxitos del cine azteca. Tras un largo periplo en el que ejerció de técnico de
sonido, actor, guionista, llegó a producir y dirigir su primera cinta en 1944 “Amores de ayer” un melodrama musical,
a mayor gloria de Tito Guizar, actor y cantante que había iniciado el famoso
género de charros con su película “Allá en el rancho grande” de 1936. Su
segunda cinta “Escándalo de estrellas”
ya estaba protagonizada por Pedro
Infante, un nuevo cantante que llevaba un año encaramándose al éxito que ya
tenía Jorge Negrete.
El binomio
formado por Rodríguez e Infante es uno de los más importantes en esa época del
cine mexicano. Sus primeras producciones juntos, no se diferenciaban apenas con
otras comedias rancheras tan típicas en la época. El salto cualitativo llegó
con “Nosotros los pobres”, un retrato de los arrabales de la gran capital
mexicana. Situada en lo que en Mexico conocen como vecindad y aquí solemos
denominar “corralas”, la cinta basada en una historia creada por Pedro de Urdimalas, describía la
situación de los humildes, de una manera que nunca había reflejado el cine
mexicano.
Por supuesto
que “Nosotros los pobres” es una película comercial, que pretende el solidario
aplauso del público. Exenta del lado más ácido de la historia que recreara poco
después Luis Buñuel en “Los olvidados”
cuyos diálogos escribieron por cierto Max
Aub y Urdimalas, aunque este por estar disconforme con una escena, decidió
no participar de los créditos. Pero dentro de las convenciones del melodrama,
la cinta de Rodríguez está a años luz de lo que por entonces era corriente en
las salas mexicanas.
Con un
desgarrador final que dejaba impactado al público, la cinta se hizo muy popular
no solo por el agradable canto de Pedro Infante sino por la interesante galería
de personajes que componían esa vecindad. El cantante encarnaba a Pepe el Toro,
un ex boxeador reconvertido en carpintero, viudo con una madre paralítica y una sobrina a su
cargo. Chachita que así se llama esta (Evita Muñoz) no solo cuida a la
anciana, también limpia la casa y ocasionalmente gana dinero para el hogar.
Luego está el amor de Pepe, La Romántica (Blanca
Estela Pavón) que lo ama incondicionalmente y que soporta los abusos de su
padrastro Don Pilar.
Pero hay otros
personajes acaso más jugosos como el de La
que se levanta tarde (Katy Jurado) eufemismo que se utiliza para nombrar a
una prostituta de armas tomar, que debe defenderse en un mundo de machos
violentos. Otra mujer de la noche es “La tísica” hermana de Pepe el toro y
repudiada por este, al entregarse a un rico señorito, de cuyos amores nació la
pobre Chachita que ignora que su madre vive. El Bracero (Fernando Soto Mantequilla) representa a esos
inmigrantes que han regresado desde Estados Unidos donde creían que iban a
alcanzar un futuro mejor, pone las notas de humor a la historia al igual que el
disparatado dúo de borrachas a las que se les denomina La Guayaba (Amelia Wilhelmy) y la Tostada (Delia Magaña) que
utilizan el alcohol como olvido de su pobreza.
Todos estos y
muchos más, pobres y ricos, respetables y marginados integran esta “vecindad”
que es muy interesante conocer. Un neorrealismo a la mexicana, que pese a lo
desmesurado de su dramatismo ha seguido cautivando los corazones de los
mexicanos durante décadas. Dedicado con cariño a la industria del país hermano,
que viva México y sus hombres de cine.
P.D. La película sigue
reponiéndose con gran éxito en las emisoras de televisión de México. Al año
siguiente se rodó una continuación títulada “Ustedes los ricos”, cerrando la
trilogía en 1952 con “Pepe el toro”
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