El problema de
la inmigración no es nada nuevo. Una de las primeras aproximaciones que el cine
hizo sobre el tema, es esta comedia romántica con toques dramáticos escrita por
Billy Wilder y Charles Brackett.
Cuenta las
peripecias de Georges Iscovescu, un atractivo seductor rumano (Charles Boyer)
que huyendo de Europa, recala en un pueblo de la frontera mexicana a la espera
de obtener el visado que le permita la entrada en los Estados Unidos. Una
ingenua profesora norteamericana (Olivia de Havilland), de visita en la ciudad
con sus alumnos, se rendirá a sus encantos casándose con él. La romántica
enamorada ignora, que el propósito de su galante marido no es otro que el poder
cruzar la frontera, tras lo que piensa abandonarla..
La película
transita entre el realismo cotidiano y la farsa inverosímil, la ternura y el egoísmo,
las lágrimas y las risas. El ritmo despacioso y elegante convive con otro
frenético y disparatado, en un armonioso equilibrio que nunca se quiebra.
La exquisita
dirección de Mitchell Leisen ya por entonces célebre por las excelentes “Candidata
a millonaria” y “Medianoche”, logra que este peculiar retrato de una serie de
personajes desesperados buscando un futuro mejor, siga conmoviéndonos siete décadas
después de haberse rodado.
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