Año y
medio duró el rodaje de este “clásico
ente los clásicos” del cine francés. La más celebrada colaboración del director
de cine Marcel Carné y el poeta Jacques Prevert, constituyó un auténtico hito
en un país que resurge tras la liberación.
Ambientada en
el París de 1828, su acción principal transcurre en El boulevard del crimen,
llamado así por los innumerables asesinatos que se cometen en las obras que representan
sus populares teatros. Los niños a los que alude el título, son el público conformado
por las clases bajas que ocupan el palco superior conocido coloquialmente como
“paraíso”.
Allí se evaden
de las penurias cotidianas mientras observan la maestría del pierrot Jean
Gaspard-Deburau (Jean Louis Barrault). Este célebre personaje de la vida real
que fue considerado el mejor mimo francés del siglo XIX, se enamorará perdidamente
de la sensual Garance (Arletty) también cortejada por el idealista actor Frédérick
Lemaitre (Pierre Brasseur), el implacable bandido Lacenaire (Marcel
Herrand) siempre elegante que al igual
que Deburau no es un personaje de ficción (aunque el auténtico criminal era
homosexual) y un adinerado conde. Frente al amor inconstante de Garance,
tenemos la contrafigura de la desprendida Nathalie (María Casares) que ama
incondicionalmente al mimo.
La
meticulosa recreación histórica, con estupendos decorados de Trauner y cientos
de figurantes, sirve de escenario para este sincero homenaje al teatro, donde
los estupendos diálogos de Prevert son interpretados con pasmosa naturalidad
por un irrepetible reparto.
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