viernes, 9 de octubre de 2015

Cautivo del deseo (1934) Ha nacido una estrella, pese a Jack Warner

 
 
“Bette Davis ha ofrecido seguramente, la mejor interpretación de una actriz americana en la historia del cine.”
         Al menos eso era lo que afirmaba la crítica de la revista Life ante la estupefacta reacción de Jack Warner, mandamás del estudio que acababa de suspender de empleo y sueldo a Davis. La actriz se había negado a participar en “El caso del perro aullador” primera de las cintas que el estudio rodó sobre el abogado Perry Mason, donde le encomendó el breve papel de su fiel secretaria.
 
         Aunque estaba atada de pies y manos por un leonino contrato que no le permitía tener el más mínimo control sobre su carrera, esto había llegado demasiado lejos. No obstante, si “Cautivo del deseo” no hubiera sido un éxito, quizás la carrera de Bette y desde luego la historia del cine, serían bien distintas.
Una jovencísima Bette Davis
 
         Pero llegó el 27 de junio de 1934 y todo el mundo alabó la interpretación que realizó de la malvada Mildred hizo que Warner cambiara de opinión y así la actriz volvió a los platós de rodaje. Mildred fue la primera gran criatura a la que sólo Bette podía insuflar esa esencia maligna que se convertiría en marca de la casa.
 
         Pero volvamos a los orígenes, empezando por la novela “Servidumbre humana”, quizás la mejor que escribió el prolífico William Somerset Maugham. La obra publicada en 1915 mientras el escritor servía en la unidad de ambulancias del ejército británico vino a dar el definitivo espaldarazo al autor en el ámbito de la narrativa, tras labrarse una gran reputación como autor de comedias teatrales que recordaban a las escritas por su admirado Oscar Wilde. Yo que prácticamente he leído todas sus obras, debo de reconocer que Servidumbre humana fue la que más me llegó al alma. Dotada de ciertos elementos autobiográficos, pese a su longitud, en absoluto me resultó pesada.
 
 
         Para cuando RKO decidió acometer la adaptación de la novela, su autor era uno de los más llevados a la pantalla, de algunas de sus obras como “El círculo” y “Lluvia” en pocos años se habían rodado versiones mudas y sonoras, en ocasiones con estrellas de la fama de Gloria Swason y Joan Crawford. Incluso la Divina Garbo estaba a punto de rodar su adaptación de El velo pintado. Pero la glamurosa Katrin que se redime por el amor, no tenía  nada que ver con la vulgar Mildred que intenta destruir al pobre lisiado Phillip. Seguramente ninguna estrella de Hollywood hubiera deseado tan desagradable papel, pero Bette era diferente. Cuando a fines del verano de 1932 el guionista Wilson Mizner le entregó un ejemplar de la novela, ella quedó fascinada con el personaje. Cuando la película fue finalmente asignada a John Cronwell, quedó impresionado con la actuación de Bette en una película titulada  Esclavos de la tierra. Fue por casualidad, pero enseguida pensó en que Davis era perfecta para el papel. Más había un gran problema, había que esperar a que la Warner cediera su actriz a la RKO. Durante  más de seis meses Bette estuvo insistiendo a Jack Warner para que le dejara rodar el filme. El magnate no entendía como quería interpretar un personaje tan desagradable, pero ya harto ante la insistencia de esta, acabo cediendo no antes de sentenciar “Anda, ahórcate sola”.
 
 
 
 
         Era el primer papel realmente importante que obtenía Davis desde que llegara a Hollywood. Primero en Universal, donde primaba la improvisación, luego en Warner un estudio que realizaba películas como si fueran salchichas en tiempo record, la actriz apenas tuvo oportunidad para poder desarrollar sus enormes actitudes como intérprete. Para ella era de tal relevancia, que no dudó en abortar en Enero de 1934, ya que si no le hubiera sido imposible incorporarse al rodaje que empezaría el mes siguiente. Bette estaba casada con su primer marido Ham, un compañero de los tiempos de instituto que después de perder su trabajo de trompetista, se había unido al número de personas que vivían a costa de ella, entre las que destacaban su posesiva madre y su hermana.
La inevitable foto publicitaria en bañador
 
 
 
         Si Bette era una estrella en ciernes, su oponente Leslie Howard ya tenía un nombre dentro de la industria del cine. Si en la década anterior había sido uno de los actores más populares en Broadway y Londres, su paso al cine ya le había deparado un puñado de buenos títulos. Pero Howard no deseaba firmar en exclusiva con ningún estudio y dedicó todo el año 1933 a pasarlo en Inglaterra, ocupado en el teatro. Ante la insistencia de RKO, en intervenir en uno de sus filmes, Leslie Howard sugirió que le encantaría protagonizar una película basada en la novela Servidumbre humana. En pocos días el estudio pagó los derechos de la novela, pidiendo al actor que volviera a Hollywood para rodarla.
Leslie Howard con el director John Cromwell
 
Howard con Francis Dee la buena de la película
 
         Cuando apareció la yanqui Bette en el set donde los británicos eran mayoría, empezaron a murmurar sobre ella. Pero pronto convenció a todos con su peculiar acento cockney y esa manera tan personal de interpretar. No sólo se vale de la palabra,  utiliza todo su cuerpo para retratar a esta camarera vulgar, con apariencia de fulana. Bette que en su vida personal era una persona reprimida en lo que tocaba al sexo, se transforma en su ser claramente obsceno para los parámetros de la época. Esa atracción primaria que  hace del personaje de Howard un auténtico esclavo.
Howard y Davis en el set de rodaje
 
 
 
         Mildred es ante todo un personaje cruel, odioso, esa era la causa por la que ninguna estrella de RKO había querido interpretarla, pero Bette gracias a él se convierte en una estrella. No obstante fue para ella una decepción el que no fuera nominada como mejor actriz, ese año arrasó Sucedió una noche y Claudette Colbert se alzó con la estatuilla. Cuando al año siguiente lo logró por su participación en “Mentirosa”, pareció como una compensación del olvido de la academia.
Su primer oscar
 
Sólo Bette se atrevió con un personaje como el de Mildred
 
 
 
         Pero la interpretación de Davis no es lo único atrayente del filme. Fantástica también la interpretación de Leslie Howard con el que volvería a coincidir en dos ocasiones más. Su relación fue cordial, aunque no tanto como solía ser habitual en las películas del actor inglés. Muchos años después cuando se encontró con Michael Caine, Bette le confesó que le recordaba a Howard. Le dijo que era la única de sus compañeras de reparto que no se había acostado con él. Donde sí le hubiera gustado coincidir con él era en la plantación de los tres robles, donde Howard era Ashley Wilkes y ella soñaba con ser Escarlata. La mayor decepción de su carrera fue no protagonizar la película más famosa de todos los tiempos, “Lo que el viento se llevó”.
 
 
         Más hoy hablamos de un filme que siendo mucho más  modesto y sin lugar a dudas infinitamente menos conocido, no por eso deja de ser estimable. Pese a las modificaciones que hubo que hacer con respecto a la novela, ya que el Codigo Hays por fin empezaba a realizar su labor castradora, el más que estimable realizador John  Cromwell consiguió una gran adaptación de la novela. Pese a que volvería a ser nuevamente llevada a la pantalla, primero en 1946 y luego ya en los liberales sesenta, ninguna de estas nuevas versiones llegan  a tener la categoría de esta, principalmente por el genio de una de las más importantes presencias que ha dado el cine, Bette Davis.
Por culpa de la censura el personaje de Bette pasó de prostituta a camarera
 
Momento cumbre de la interpretación de Bette cuando se limpia la boca de su amante
 
Agradecimientos: Me fue de gran ayuda para realizar este post la fantástica biografía de Bette Davis “Amarga victoria, la vida de Bette Davis” escrita por Ed Sikov, además del estupendo blog “Innaferrabile Leslie Howard”, entre otras muchas consultas.
 
 
 
 

 
 
 

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