jueves, 6 de julio de 2017

"Acorazados del aire" (1955) Más vale prevenir.


 
Hace pocos días se cumplieron veinte años de la desaparición de James Stewart, uno de los actores más importantes de la historia del cine que desarrolló una admirable carrera trabajando con los más prestigiosos directores. Aunque la nómina de estos es muy extensa, ninguno de ello tuvo el relieve de Anthony Mann. No sólo por el número, si no especialmente por los nuevos matices que Mann hizo aflorar al ya veterano actor. También en abril se cumplieron cincuenta años de la muerte de Anthony Mann, un director cuya obra empezó a reivindicarse justamente poco antes de que este falleciera.

Pese a que todavía hay críticos reacios a elogiar la obra de Mann, en la actualidad especialmente en Europa goza de gran predicamento, siendo sus obras más valoradas los western que realizó con Stewart en la década de los cincuenta. Fue tan estrecha su colaboración durante la primera mitad de esa década que juntos no solo rodaron western. También unieron sus fuerzas en la película de aventuras Bahía Negra (1953) y en el biopic musical por excelencia "Música y Lágrimas" (1954) donde Stewart se convirtió en Glenn Miller. La otra cinta que se escapa de las llanuras del oeste es precisamente la que hoy nos ocupa, la penúltima colaboración de Mann y Stewart y probablemente la menos conocida.
         Foto publicitaria de Música y Lágrimas de Anthony Mann con Stewart y June Allyson

                 Stewart ya capitán preparando una misión durante la Segunda Guerra Mundial

James Stewart tenía una "Doble Vida" pero no era una doble vida relacionada con cuestiones amorosas. Su otra vida se refiere al compromiso que tuvo siempre con las fuerzas áreas de su país con las que combatió durante la Segunda Guerra Mundial. La anécdota más famosa que une a Stewart y nuestro país tiene mucho que ver con esto. Se cuenta que cuando Stewart llegó a España invitado por el Príncipe Alfonso de Honelohe y se alojó en Madrid, decidió hacerlo en el mítico Hotel Ritz. Por aquel entonces una norma no escrita del hotel era no permitir alojarse ni a toreros ni a actores. Cuando el recepcionista le dijo a Stewart que no podía alojarlo se cuenta que Stewart le dijo que era el General de la Fuerza Aérea James Stewart, enseñándole sus credenciales. Porque las actividades de Stewart con el ejército se prolongaron a lo largo de los años. Es más el ascenso a general lo había recibido recientemente como le comentó al periodista de ABC Santiago Córdoba en una pequeña entrevista publicada el 15 de noviembre de 1959, justo antes de abandonara el hotel, durante aquél viaje que luego le llevaría a conocer Marbella.
 
 

En la mejor biográfica escrita sobre Mann Jeanine Basinguer afirma que el proyecto de "Acorazados del aire" partió precisamente de Stewart que deseaba que el público conociera el funcionamiento de la SAC siglas de Strategic Air Comand el título original que lleva la cinta. En plena guerra fría quería transmitir como esos enormes aviones servían de vigías ante cualquier amenaza. Por ello debían fotografiarse en todo su esplendor y a la vez también mostrar los sacrificios que los soldados realizaban para que sus compatriotas tuvieran un mundo más seguro. El jefe de la SAC el General Curtis LeMay le proporcionó todas las facilidades posibles para su ejecución.
 



Para lograrlo la industria de Hollywood puso todos los medios a su alcance. Stewart llegó a un acuerdo con la productora Paramount que además vio como esta película podía servir para exhibir las bondades de su nuevo sistema de pantalla VISTAVISION. De hecho esta fue la segunda película estrenada en este formato tras Navidades Blancas (1954). Mientras la película de Curtiz estaba realizada en su mayoría en interiores, la nueva producción hacía gala de las mejores añadidas al sistema que le permitía una nitidez impresionante en el rodaje en exteriores. El encargado de estas maravillosas imágenes fue el veterano William Daniels ligado en la historia del cine al nombre de Greta Garbo cuyos filtros lograron esa idílica imagen de la actriz sueca, pero Daniels tiene una carrera mucho más rica que su colaboración con Garbo. Uno de los puntales en su carrera es precisamente su colaboración con Anthony Mann desde Winchester 73 el primer western que unía a Mann y Stewart. También colaboró con Mann en Bahía Negra. Tierras Lejanas y Música y Lágrimas.
Aunque ya llevara unos años colaborando con Mann, William Daniels fotógrafo por excelencia de MGM ya había coincidido con Stewart cuando este daba sus primeros pasos en la Metro, su primera película juntos fue la mítica Rose Marie, donde interpretaba al díscolo hermano de Jeanette McDonald.
 



Si tenemos ya el director, el cámara y el héroe ¿Qué nos quedaba? La esposa del sacrificado patriota. No podía ser otra que June Allyson, con quién tan buena pareja había hecho con Stewart en "La Historia de Stratton" (1948) y "Música y Lagrimas" ambas grandes éxitos. Nadie mejor para representar el papel de esposa abnegada que a veces se enfada. Lo cierto es que la química entre ambos es perfecta y hoy en día salvo quizás "Mujercitas" (1948) los únicos filmes por los que Allyson es recordada son los que compartió con Stewart. Para mi siempre me resulta un placer verlos actuar juntos y en verdad es junto a la fotografía de Daniels y la música del gran Victor Young (otro cinco estrellas involucrado en el proyecto) lo mejor de la película. Como era habitual en la época de la banda sonora se adaptó una melodía The World is Mine que gozó de bastante éxito grabándose varias versiones, siendo la de la orquesta de Percy Faiht la más popular.
 
El auténtico Stratton con su familia durante el rodaje de su biopic

Lo peor que no es poco es la historia obra de dos reputados autores como eran Valentine Davies y Beirne Lay jr. Un cúmulo de clichés que hace que a veces resulte el filme tedioso y falto de garra. Una auténtica pena pues la posteridad hubiera tratado mucho mejor a este filme que sacrifica todo por presentar un mensaje nítido e inmediato. Lo que sucede es que generalmente no vemos las películas como el resultado del momento en que se hicieron. Era ante todo como dijimos un filme propagandístico que cumplió con sus objetivos. Pese a ello es de agradecer que pese a su argumento no caiga en tintes belicistas ni de corte político. Todos los espectadores sabían quien era el enemigo, pero en ningún momento se le menciona. Eso para mi es elegante, como la propia factura del filme.

¿Merece con todo hoy en día verse esta película? A mi entender si. Tenemos al frente a uno de los mejores (para mi el mejor) actores de todos los tiempos, que ya es mucho, en un espectáculo realizado con la solvencia que caracterizaba a Anthony Mann con una preciosa fotografía y una bella música. Y además sale June Allyson, que para mi es mucho mejor actriz de lo que suele decirse habitualmente y de la que otro día me ocuparé mas a fondo. Es una película bonita, nacida del empuje del General Stewart, el otro yo del mítico actor.
 


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