martes, 8 de abril de 2014

El Piyayo (1956) Nuestros grandes actores ovidados.

 

Cuando desde diarios locales, noticiarios de televisión a escala mundial y las indómitas redes, resuena la triste noticia de la desaparición de Mickey Rooney, no puedo evitar pensar en los actores de nuestro país, de gran talento y hoy tan olvidados. Un infatigable vindicador de actores como es “Luis Ramón Sánchez” ingente colaborador del grupo de Facebook “Cineastas amateurs”, se quejaba con razón de la imposibilidad de encontrar material gráfico de nuestros actores, siendo mucho más sencillo acceder al de las glamurosas estrellas norteamericanas.

 
Este silencio de la red, no solo atañe a las instantáneas publicitarias que con prodigalidad solían hacerse los actores más populares, incluso es muy complicado acceder a una biografía esquemática de muchos de ellos.
Un claro ejemplo de lo que acabo de afirmar, es la figura del actor ovetense Valeriano León. Esposo de la longeva y maravillosa Aurora Redondo, formó junto a ella una de las parejas más exitosas de la escena española. Su autor fetiche fue el alicantino Carlos Arniches, quien escribió ex profeso para la pareja, varios de sus títulos más señalados como “Es mi hombre” y “El padre Pitillo”.
 
Cierto es que la aportación de Valeriano León al cine fue escasa y muy separada en el tiempo. Hombre ante todo de teatro, fue su salud ya delicada, la que le llevó a participar con más asiduidad en el medio cinematográfico, los últimos años de su vida. Lo que no quita que pese a lo errático de su quehacer dejara para la pantalla personajes tan entrañables como el maestro de “A mí no me mire usted” que utiliza la hipnosis con sus alumnos y el cascarrabias “Padre Pitillo” en cuya versión cinematográfica, se edulcoraba el texto original, limando aristas que resultaban incómodas para la España oficial de la época.
En todas sus intervenciones dejó constancia de la profundidad que daba a sus personajes, en muchos casos cercanos a la tragicomedia, género en el que descolló el anteriormente citado Arniches. En la película a la que hoy hago referencia, “El Piyayo”, es otro personaje hecho a su medida. Un gitano lleno de nietecillos, a los que da de comer, cantando coplillas a los turistas. Su estrafalaria pinta junto a sus habituales borracheras, sirven de chufla para el público que le escucha.
A chufla lo toma la gente,
Y a mí me da pena,
Y me causa un respeto imponente
Así describía esa situación el poeta malagueño José Carlos de Luna, en unos versos que gozaron de una enorme popularidad. Editado con profusión y habitual en el repertorio de los más célebres rapsodas de la época, fue también llevado al mundo musical tanto en versiones flamencas como la de Juanito Valderrama, hasta a pasodobles como el interpretado por mi paisano Pepe Blanco. Lo cierto es que este patético personaje, poco tenía que ver con el Piyayo auténtico, un cantaor gitano creador de unos Tangos, seguramente influenciados por los ritmos caribeños que conoció mientras lucho en Cuba y que luego otros cantaores hicieron suyos.
El “Piyayo” oficial falleció en 1940 siendo ya un venerable anciano, en cuanto al cinematográfico, su acción transcurría en el periodo contemporáneo, con una Málaga que empezaba a ser reclamo de turistas. El guion está firmado por un lado por José Luis Colina, quien debutara en el medio pocos años antes con “Lola la piconera” de Luis Lucia, con el que colaboró asiduamente. También participó en varias de las primeras películas de Luis García Berlanga como “Plácido”. Alternó en sus primeros tiempos su carrera de guionista con la de colaborador de la naciente Televisión Española, donde llegó a ser corresponsal en Roma. En cuanto al otro escritor. Poco he podido saber acerca de Vicente Llosa el otro firmante, tan solo que acompañó a Colina en varios éxitos de la década de los cincuenta, asimismo intervino en las primeras cintas del gran Manolo Summers “Del rosa al amarillo” y “La niña de luto”.
Al frente de la producción estaba como hemos mencionado Luis Lucia, un veterano de CIFESA, donde había comenzado como abogado de la empresa, hasta que decidió cambiar la toga por el mundo del cine. El director valenciano, fue uno de los más comerciales del cine español, trabajando en vehículos diseñados para las estrellas más populares del momento, desde Juanita Reina o Carmen Sevilla hasta sus últimas cintas para Marisol y Rocío Dúrcal. En “El Piyayo” como artista invitado se escuchaba al entonces popularísimo Antonio Molina.
Quisiera antes de terminar destacar al estupendo actor sevillano Manuel Luna, del que hicimos una breve semblanza con motivo de la cinta “Malvaloca” (http://ramonnovarr.blogspot.com.es/2014/02/malvaloca-1942-la-pareja-mas-famosa-del.html) donde ejercía su habitual papel de villano. Aquí por el contrario encarna a un bondadoso guarda municipal, que es en confidente y ángel de la guarda del pobre Piyayo. Formado en el teatro, una de sus  primeras oportunidades la tuvo justamente en la compañía de Valeriano León. A Manuel Luna y Valeriano León dedicamos con cariño esta entrada, que espero sirva un poco para paliar el olvido en que tenemos gran parte de nuestro patrimonio artístico. También quisiera hacer extensible esta dedicatoria, a todos esos músicos, mejores o peores, que siguen ganándose unos céntimos para poder subsistir.

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