martes, 15 de abril de 2014

Enemigo público número uno (1934) Mickey Rooney debuta en la Metro.

 

Para muchos el primer recuerdo de Mickey Rooney en el cine fue en este estupendo melodrama, tal como anuncia su título original, en el que encarna al protagonista Blackie que en la edad adulta representará Clark Gable. Era sin duda la primera vez que el joven intérprete intervenía en una producción de tal calibre, pero no era en absoluto un artista novel. Hijo de artistas del vodevil, había debutado ante las cámaras ocho años antes y en 1927 ya protagonizaba su propia serie “Mickey McGuire” personaje del que tomo su nombre artístico.

 

Estos cortos donde una cuadrilla de niños suburbiales, realizaban mil y una fechorías, eran en cierto modo, la modesta alternativa a los exitosos cortos de Hal Roach distribuidos por MGM conocidos en España como “La pandilla” y que volvieron a estar de actualidad en los años 80 al ser incluidos en el mítico programa “La bola de cristal”.


También el joven actor puso la voz a Oswald el conejo afortunado, personaje creado originalmente por Walt Disney que al perder sus derechos decidió crear al inmortal ratón Mickey. Parece que este popular apelativo perseguía al inscrito como Ninian Joseph Yule Jr., un 23 de septiembre de 1920.

 

Aunque sólo aparecía en los primeros diez minutos del filme, fueron suficientes para evidenciar la capacidad innata de Rooney en situaciones cómicas y dramáticas. Su compañero juvenil en la película Jimmy Butler, no tendría el mismo éxito que él, trabajando en personajes secundarios en algunos títulos importantes como “Stella Dallas” Y “Forja de hombres” donde ambos volvieron a coincidir y en el que Rooney era ya una estrella. Butler además falleció con 23 años en Francia, una de las tantísimas víctimas que dejó la segunda guerra mundial.

 

El filme que nos ocupa es también famoso por ser el primero que reunió por primera vez a William Powell y Mirna Loy. Una pareja que actuaría en 13 títulos más y cuya consagración llegaría con el siguiente filme rodado inmediatamente después, también con W. S. Van Dyke “La cena de los acusados”. A causa de esto, fue George Cukor el encargado de rodar algunas escenas auxiliares.

 
 

Pero no olvidemos que el auténtico protagonista de la función es Clark Gable, cuyo personaje del amoral y simpático gangster le queda como un guante. Definitivamente lanzado al estrellato tras rodar “Sucedió una noche” junto a Capra en la modesta Columbia, volvió al estudio del león, como indiscutible primera figura masculina. La positiva imagen que se ofrece del delincuente, leal y valiente, junto a la relación extramatrimonial que mantiene con la elegante Mirna Loy, ya no tendrían cabida con el restrictivo código del señor Hays.

 

Otro de los motivos que hacen popular a la película, es la hermosa canción de Rodgers y Hart que la estupenda cantante Shirley Ross, Interpreta en un Cotton Club recreado en estudio. La melodía que originalmente se había pensado para que la cantara Jean Harlow en el filme multiestelar “Hollywood party” finalmente desechada, fue utilizada para esta película con un título muy a propósito "The Bad in Every Man" ("Oh, Lord . . . /I could be good to a lover,/But then I always discover/The bad in ev’ry man"). Pero para lanzarla comercialmente la editora del estudio decidió que Hart escribiese una nueva letra de tono más pegadizo y romántico. Así nació “Blue moon” uno de los standard imprescindibles dentro de la música norteamericana y que ha conocido multitud de versiones y ha sido traducida a varios idiomas. La lista de intérpretes es tan vasta, que su relación excedería con mucho los límites de este post.

 
 
 
Gable y Powell junto a Gary Cooper que rodaba en esos momentos "La espía numero 13 junto a Marion Davies"
Para terminar, como no podía ser de otra forma, hay que contar que fue la última película que vio el famoso salteador de bancos John Dillinguer, que fue abatido por el FBI al salir del cine en que era proyectada. Muchos son los alicientes para disfrutar de esta fantástica película que supuso el debut de Mickey Rooney en los estudios que lo harían famoso Metro-Goldwyn. Mayer. Para esta extraordinario actor, que acaba de dejarnos y tantos ratos buenos nos ha hecho pasar, va dedicada esta entrada

 
 

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