jueves, 2 de octubre de 2014

Mr. Wu (1927) Dedicada a la exquisita Renée Adorée

         Lon Chaney era uno de los actores más rentables de Metro Goldwyn Mayer. “Mr. Wu” con una inversión de tan sólo 267.000 dólares, obtuvo 439.000 de beneficio. Este dato contable, es concluyente para analizar la causa por la que Chaney tuvo tanta libertad por parte del estudio.  Para 1927 era un actor más que consolidado, su anterior filme “Tell into the marines”, donde encarnaba al sargento O´Hara fue su mayor éxito entre las películas que protagonizó para el estudio del león, y su posterior cinta “Garras humanas” es en la actualidad la más recordada de sus actuaciones junto al Erik de “El fantasma de la ópera”.
 
         Precisamente su encarnación del mítico fantasma, ha encasillado a la figura de Chaney como un precursor de las estrellas de terror de la Universal como Boris Karloff o Bela Lugosi. Esta afirmación es del todo incierta, pues una somera aproximación a la filmografía de Chaney, nos haría ver que sus incursiones en ese género son episódicas, siendo los melodramas bizarros, los que constituyen el núcleo central de esta. Además que por supuesto ni Karloff, ni Lugosi, ni tan siquiera Christopher Lee, alcanzaron el estatus de estrella de Chaney “El hombre de las mil caras”.
Porque uno de los puntos fuertes en la actuación de Lon Chaney, era su prodigiosa capacidad para el maquillaje. En esta ocasión interpretaba un doble papel de mandarines, abuelo y nieto respectivamente. Era la cuarta vez que interpretaba a un chino, primero lo hizo en “Fuera de la ley” su primera colaboración con Tod Browning, luego lo hizo en “Bits of life” donde encarnaba a Chin Chow en una cinta donde su esposa era Anna May Wong, la artista oriental por excelencia del Hollywood clásico. En “Shadows” filmada el mismo año 1922 por la productora independiente de B.P. Schulberg, Chaney logró una de sus mejores actuaciones hasta entonces. Nada tenía que ver el humilde y sensible  lisiado Yen Sin, con los aristocráticos personajes de Mr. Wu, donde Chaney se recreó en la creación del personaje del anciano mandarín y potenció con este los orgullosos ademanes de su vengativo nieto.
 
El argumento de la película, se basaba en una obra estrenada en Londres en 1914, original de Henry Maurice Vernon y Harold Owen. Su éxito se debió en gran parte al ser encarnada por Matheson Lang uno de los actores favoritos del público británico. Famoso por encarnar los más reputados papeles de Shakespeare, fue este papel de Mr. Wu el que le aumento su popularidad, tras su vuelta a Inglaterra, después de una gira por rincones tan lejanos del imperio como India, Sudáfrica y Australia. Ya en 1919 Lang llevaría su personaje a la gran pantalla, algo que ya no era ajeno para el puesto que desde 1916 lo venía haciendo, siendo pionero en estas lides, ya que en ese tiempo pocos actores reputados decidían actuar en películas. Antes de que MGM rodara su versión en América se rodaron otras dos adaptaciones en Alemania e Italia.
 
Esta historia nos habla de respeto a las tradiciones, por muy duras que nos puedan parecer y de los amores entre personas de culturas diferentes. La crueldad de Mr. Wu no es gratuita como la de un Fu-Man-Chu, sino basada en un código de honor. El grado de comprensión del personaje es mayor que el habitual en otras películas de la época, donde los estereotipos son más acusados. El mandarín no es en absoluto un villano, son las circunstancias las que le impelen a comportarse así. Un aura de fatalismo que también envuelve el amor de los jóvenes, encarnados por Ralph Forbes, un actor británico en cuya anterior película había aparecido como John, uno de los hermanos Geste, en la primera versión de Beau Geste rodada por Herbert Brenon y Renée Adorée.
 
Su composición de la tierna hija de Wu, Nang Ping es conmovedora. La actriz francesa se convirtió en estrella después de cinco años de lucha. Tras pasar por la Fox como John Gilbert, ambos acabarían recalando en MGM, donde se convertirían en estrellas con “El gran desfile”. Pero al contrario que con Gilbert, Adorée vio como pronto su carrera se estancaba. Este fue uno de sus últimos grandes papeles en el cine, el año anterior ya había coincidido con Chaney en la estupenda “Maldad encubierta”. También fue una magnífica Musetta en la adaptación que de la ópera de Puccini realizó su mentor en “El gran desfile”, King Vidor. Uno de sus últimos papeles fue en “El pagano” donde interpretaba a una prostituta de buen corazón. La tuberculosis terminaría con su carrera y con su vida a la temprana edad de 35 años.
 
La dirección de la película corrió a cargo de William Nigh, un prolífico director que durante más de treinta años dirigió filmes de todo tipo. Acabó dirigiendo en productoras menores como Monogram, pero a mediados de los veinte y durante cinco años pudo dirigir en MGM a muchas de sus principales estrellas. Por citar algunas a Ramón Novarro y Joan Crawford en “Across to singapore” nueva versión de “Todos los hermanos valientes”, en la anterior filmada cinco años antes en 1923 curiosamente actuaba Lon Chaney. Volvió a dirigir a Crawford en esta ocasión acompañada por John Gilbert en Four walls. Nigh repetiría con Lon Chaney en la que sería la última película muda de ambos “Thunder”.
 
El director compartió muchos años antes que Orson Welles, los títulos de crédito con su director de fotografía John Arnold. Arnold era el más prestigioso cámara del estudio, alcanzando rango de notoriedad a partir de “El gran desfile” y autor de la fotografía de esa obra maestra que es “El viento”. Después de intervenir en sus dos únicos filmes sonoros (La melodía de Broadway y The Hollywood revue of 1929) se convirtió en director de fotografía del estudio, designando a los cámaras necesarios para cada filme de MGM durante un cuarto de siglo. También ganaría dos oscar por los avances obtenidos por su labor investigadora.
 
Siempre se nos quedan cosas en el tintero, como la actuación de Louise Dresser, una actriz de carácter que en su juventud fuera muesa de George M. Cohan y que estaría en la lista de nominadas a mejor actriz, en la primera edición de los premios de la academia, por su papel en “Emigrantes” y que a la postre se llevara Janet Gaynor. También los maravillosos decorados a cargo de Cedric Gibbons y Richard Day, junto a los no menos exquisitos trajes diseñados por Lucia Coulter, una de las pioneras vistiendo a las estrellas que llevaba en Metro desde 1919, aunque su labor solo esté acreditada en el periodo 1926-1929. Todos unidos para una peli que aunque comienza morosa y vacilante, va adquiriendo fuerza a lo largo de su proyección. Es una pena que la música que acompaña la edición en DVD de Warner Archive no ayude en nada, a decir verdad he oído pocas bandas sonoras tan espantosas. Pese a ello está el gran Chaney y Reéne Adorée, una excelente actriz que merece ser más recordada y a la que dedico esta entrada. Han pasado más de ochenta años desde que nos dejó, pero su arte sigue vivo.
 
P.D. Dejo para el final un dato más que curioso. En 1930 MGM realizó una versión sonora de Mr. Wu en español. Los motivos por los que el estudio decidió realizar este filme, cuando la película de Chaney se había estrenado en los principales países que hablamos esta lengua se nos escapa. Se tituló “Wu Li Chan” dirigida por el chileno Carlos F. Borcosque y protagonizada por Ernesto Vilches, un actor tarraconense que se había iniciado en el cine en 1909, aunque fue famoso en las tablas, protagonizando obras de Benavente y Eduardo Marquina entre otros.

 
 
 
 
 
 
 
 

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