A menudo se utiliza “Siguiendo mi
camino” como ejemplo palmario de la injusticia de los premios de la Academia de
Hollywood, comúnmente conocidos como “oscar”. Salir victoriosa un año en que
sus rivales principales eran nada menos que ”Perdición” y “Luz que agoniza” parece que es una lacra que muchos
críticos no olvidan.
Los premios son muy caprichosos y
dependen de muchos factores, uno de ellos es el momento en que se realizan. La fecha
de la entrega de los premios, en medio de los estertores de una guerra como
nadie había conocido, era más propicia para el mensaje esperanzador de la cinta
de McCarey que el amargo filme de Billy Wilder. Por otro lado si uno
repasa el palmarés de los años dorados de Hollywood, verá como las cintas noir,
eran habitualmente ignoradas por los miembros de la academia. Un año más tarde,
el maravilloso drama sobre el
alcoholismo “Días sin huella” recibirá
los más altos galardones, lo que pone en evidencia los gustos de esta. Algo
parecido le sucedería a John Ford, maestro del western, que logró sus premios
con películas de géneros “más prestigiosos”.
Pero una vez dejado de lado este
espinoso tema, tan espinoso como fútil (es como hablar de un penalti que no ha
señalado el árbitro) es evidente que “Siguiendo mi camino” es una película
magnífica y menos conocida de lo que puede parecer.
El argumento es muy sencillo, un
sacerdote joven llega a una vetusta parroquia para reemplazar al anciano
párroco que ha ido perdiendo feligreses con el paso del tiempo. Una trama que
será utilizada años después en “El
padrecito” de Mario Moreno “Cantinflas”. En la España de curas con sotana y
teja, resultaba chocante un personaje
como el del padre O´Malley, que no solo viste de corto, sino que además juega
al beisbol y canta. Con este papel Bing
Crosby logró su actuación más recordada y su primer papel serio en el cine.
El estupendo crooner que había comenzado a ser famoso siendo vocalista en la
orquesta de Paul Whiteman, había
debutado en el medio, en el musical “King
of jazz” realizado a mayor gloria de su orondo director. Para los
aficionados actuales puede que el nombre de Whiteman no les suene, pero en su
época lideraba la orquesta más famosa del mundo, contando con solistas tan
prestigiosos como Bix Beiderbecke,
el legendario cornetista al que Michael
Curtiz homenajeó en “El trompetista” una biografía encubierta del
legendario músico, encarnado por un inspirado Kirk Douglas.
Curiosamente el actor que interpreta
al vetusto sacerdote, Barry Fitzgerald,
aunque irlandés era protestante, mientras que McCarey y Crosby profesaban la
religión católica. Si no fuera por su extraordinaria interpretación del
casamentero Michaleen Oge Flynn, en “El
hombre tranquilo” de Ford, seguro que el actor irlandés hubiera pasado a la
historia del cine encarnando a este clérigo cascarrabias, que le proporcionó el
oscar al mejor actor secundario. Por cierto que fue el único caso en que el
mismo actor estaba nominado a dos categorías como mejor actor principal y mejor
secundario, al año siguiente se cambiaron las normas para que esta
circunstancia no se volviera a repetir.
Triunfadora absoluta de la ceremonia
de ese año, Crosby se llevó el oscar al mejor actor por su interpretación y
sería nominado igualmente al año siguiente por interpretar el mismo personaje,
en la secuela del filme, también dirigido por McCarey, “Las campanas de Santa María” donde una bellísima Ingrid Bergman ejercía de Madre
Superiora. Algo insólito para la época pues las secuelas eran más propias de
películas de género o de Serie B.
McCarey por su parte se llevó los
oscar correspondientes a mejor director y guion, siete años atrás ya había
recibido el oscar al mejor director por la estupenda comedia “La pícara puritana”. Un cineasta que
merece redescubrir y al que volveremos muy pronto en este blog. Porque pocos
directores merecen el lema de “Clásico y divertido” tanto como él.
P.D. Como no podía ser de otra forma, una cinta protagonizada
por Crosby está repleta de excelentes canciones, en “Siguiendo mi camino” canta
dos de sus éxitos más recordados, la nana irlandesa "Too-Ra-Loo-Ra-Loo-Ral (That's an Irish
Lullaby)" escrita originalmente en 1914 por James Royce Shannon, y "Swinging on a Star" escrita
expresamente para el filme por los compositores habituales de Crosby Jimmy Van Heusen y Johnnie Burke que se
llevó el oscar a la mejor canción. También interviene en el filme la
prestigiosa mezzo-soprano Rise Stevens, famosa por sus interpretaciones de
Wagner y la Carmen de Bizet entre otras muchas.
Gracias
ResponderEliminarGracias a ti Deb siempre tan atenta
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