Tortura a los hombres,
porque se atreven a pensar.
Azota sus cuerpos para
matar sus almas,
Alimenta los palacios
con la carne de estos muertos vivientes.
Pero llegará el día en
que correrán como ratas, cuando esos que ahora sufren obtengan su venganza.
Así responde Tasia, a los crueles
carceleros que tienen encerrado a su padre, acusado del delito de enseñar a
leer a los campesinos. Cuando regresa a la humilde granja donde convive con
unos vecinos, a cambio del duro trabajo en el campo, deciden darle matrimonio
con un rudo hombre maduro, cuando ella se resiste, la matriarca empieza a darle
latigazos, pero la llegada del apuesto Gran Duque Eugen detiene el castigo. El aristócrata se halla
en esa provincia, comisionado por el Zar, que le ha mandado casarse con una
noble local. El turbio motivo de su salida de la corte, es motivado por el
astuto Rasputín que con oficiales del ejército, conspiran a favor del enemigo,
para su propio beneficio, cuando Eugen está a punto de descubrir el complot se
valen de la influencia del monje con la zarina, para alejarle de Petrogrado.
Así comienza este fantástico filme de
Raoul Walsh hecho a mayor gloria de
la estrella mexicana Dolores del Río. La intérprete azteca había llegado a
Hollywood junto a su marido que pretendía ser guionista y del que ella tomó su
apellido. Mientras él quedaba en el ostracismo la carrera de Dolores iba en
progresión, desde el espectacular éxito de “What
price glory?“, dirigida por Walsh y una de las primeras cintas en utilizar
el sonido sincronizado, popularizando el tema “Charmaine” nombre de la campesina francesa a quien daba vida
Dolores y por quien suspiraban los soldados interpretados por Edmund Lowe y Victor McLaguen.
Muchos achacaban su fulgurante
carrera a la mediación del productor Edwin Carewe, que se convirtió en su
amante y produjo y dirigió varias de las mejores cintas de Dolores del Río. Lo
cierto es que esta mujer de bellísima faz y exquisitas proporciones, supo
adecuarse a todo tipo de papeles en el crucial periodo de finales del cine
mudo, cuando el sonido sincronizado acaba por ser el complemento perfecto, a
una narrativa fluida y precisa. Una época donde se podría destacar también su
extrovertida y sensual encarnación de la mítica Carmen, a las órdenes
nuevamente de Walsh. Cuando rueda esta su tercera colaboración, Dolores se
halla en la cúspide de la fama tras rodar junto a su mentor “Ramona” donde
interpretaba a una joven india, el vals del mismo título en su voz vendió miles
de discos y fue interpretados por artistas de todo el mundo y en multitud de
idiomas, en español fueron muy populares las versiones de Carlos Gardel y Marcos Redondo.
“La danza roja” título original del
filme, me cautivo de principio a fin, con un ritmo trepidante y una utilización
de cámara admirable. El argumento de la cinta se basaba en una novela de Henry
Leyford Gates, quien también era autor de la novela en que estaba basado el
primer filme donde tenía un papel destacado “La muñequita millonaria”. Rodada con amplios medios, magnífico
vestuario y numerosos extras, cuenta con magníficas interpretaciones tanto de
Dolores como del galán Charles Farrell
y el hosco pero finalmente noble revolucionario, interpretado por el grandullón
Ivan Linow , uno de tantos actores
que vieron caer su carrera en picado con el advenimiento del sonoro.
No es el caso de nuestra exquisita
actriz, pero como se suele decir, esa ya es otra historia, a la que volveremos
muy pronto con un segundo homenaje, a la etapa sonora de Dolores Del Río en
Hollywood, de momento le dedico con toda mi admiración este modesto homenaje, a
la gran actriz mexicana en su momento de máximo esplendor.
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