William Faulkner, ganador del premio Nobel de literatura en 1949, ya
había visto adaptar de la mano de Stephen Roberts en 1933 su novela “Santuario”
rebautizada como “The Story of Temple Drake”. Un flime que tuvo no pocos
problemas con la censura y que aquí en España se tituló “Secuestro”. Por otro
lado como esporádico autor de guiones, había colaborado en varias cintas de
Howard Hawks incluyendo las emblemáticas
“Tener y no tener”, “El sueño eterno” y “Tierra de faraones”.
“El ruido y la furia” nos introduce en la decadente mansión de los Compsons,
una ilustre familia sureña compuesta por un conjunto de seres desgarrados que asisten
impasibles a la destrucción de su mundo.
La novela original publicada en 1929 es un complejo texto con claras
influencias del Ulises de Joyce. Al igual que ocurre con la legendaria obra del escritor irlandés, resultaba
imposible el abordar de una forma literal una narración tan plural y
reiterativa, si se deseaba construir un producto accesible para toda clase de
públicos.
El matrimonio de guionistas formado por Harriet Frank Jr. e Irving
Ravetch consiguió capturar el ambiente opresivo y sensual que subyace en la
historia, recreando con gran habilidad las tortuosas criaturas de Faulkner sin
exceder los límites de la censura.
Martin Ritt que el año anterior
ya había retratado, de una forma bastante más amable el mítico paisaje social
del sur, consiguió salir con brillantez de este difícil envite apoyado en las
estupendas actuaciones de la pareja protagonista Yul Brynner y Joanne Woodward
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