La última
película de Clarence Brown, narra la mítica aventura del Mayflower, un barco que transportó desde
Inglaterra, a los primeros moradores anglosajones de lo que hoy llamamos “Los
Estados Unidos de América”. O al menos eso es lo que representan para la
iconografía del país del Tío Sam.
Cuando
acometió Brown este proyecto, había cumplido sesenta y dos años, treinta y dos
de ellos dedicado a la dirección de películas. Desde 1926 estaba en la nómina
de Metro-Goldwyn-Mayer para la que salvo alguna cesión esporádica, como la
estupenda “Vinieron las lluvias” con Mirna Loy y Tyrone Power producida por la
Fox, trabajó hasta el final de su carrera.
El cineasta
natural de Massachusetts, comparte el
discutible honor junto a Robert Altman y Alfred Hitchcock, de haber sido
nominado en seis ocasiones por la Academia, sin recibir nunca el apolíneo oscar.
Un olvido, el de la famosa institución, tan ilógico como habitual. Baste decir
que tres iconos del cine mundial como Cary Grant , Greta Garbo y Charles
Chaplin tampoco lo recibieron y solo fueron galardonados con un oscar especial
a toda su carrera.
La trayectoria
cinematográfica de Brown se inició, al igual que muchos otros maestros, en el
periodo mudo donde ya filmó sobresalientes cintas como “El águila negra”, un
flilme de aventuras, considerados por muchos como el mejor de Valentino. También
elevó al olimpo de Hollywood, a la divina Greta Garbo, cuando emparejada con
John Gilbert rodó a las órdenes de Brown “El demonio y la carne”. A la
legendaria actriz sueca, la volvería a dirigir en seis ocasiones más, siendo el
director de la versión norteamericana de Anna Christie, la primera cinta sonora
de Garbo. Otra de las grandes estrellas del estudio, Joan Crawford, protagonizó
seis películas con la firma de ClarenceBrown. También fue el responsable de
lanzar al estrellato a Elizabeth Taylor, con la maravillosa “Fuego de juventud”.
Reputado director de actores, sus buenas maneras y actitud dialogante, le granjearon el favor
de estos.
Producida
personalmente por Dore Schary, máximo ejecutivo de la marca del león, “La nave
del destino” conto con un excelente reparto. Para interpretara al capitán del
barco, el descreído y amargado Christopher Jones, se contó con el gran Spencer
Tracy, que había obtenido un gran éxito con otro filme de Brown “Edison el
hombre”. El amor surgirá entre el escéptico capitán y la bella Dorothy (Gene
Tierney) esposa de un fanático líder religioso, al que da vida el elegante
actor británico Leo Genn.
La luminosa
fotografía de William Daniels en brillante Technicolor y la vibrante música del
gran Miklos Rozsa, acompañan a esta singular nave, dirigida tras las cámaras,
por uno de los mejores y más olvidados cineastas del Hollywood clásico.
Hola Tomas, no sabía que tenias un blog, veo que lo has hecho este mismo mes.. te linkeo con Ganarse un acre. Saludos. Roy.
ResponderEliminarAcabo de hacer lo mismo con el vuestro, muchas gracias por vuestra amabilidad
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