“El clavo” es
una magnífica película de época y la cumbre de la colaboración del director
Rafael Gil con la productora Cifesa.
Basada en un relato de Pedro Antonio de Alarcón, narra la fascinante
historia de amor entre el juez Javier Zarco (Rafael Durán) y una misteriosa
dama que responde al nombre de Blanca
(Amparo Rivelles). Al igual que el azar
interviene en su encuentro, también lo hará cuando la joven desaparezca sin
ninguna explicación. Transcurridos cinco años, Javier ya como juez local, se encarga de la
investigación de un suceso macabro: La aparición de un cráneo con un clavo
incrustado.
Utilizando
todos los resortes del estudio, Rafael Gil nos sumerge en un romántico relato,
maravillosamente recreado por unos admirables decorados y un lujoso vestuario. Los estupendos diálogos de Eduardo
Marquina son espléndidamente interpretados por el extenso reparto del que
cabría resaltar la labor de Juan Espantaleón como ayudante del joven
magistrado.
Uno de los
mayores atractivos del filme reside en la cautivadora presencia de Amparo
Rivelles, que con tan solo diecinueve años ofrece una interpretación de altura.
Magistralmente fotografiada por Alfredo Fraile, haciendo gala de una belleza
turbadora, consigue transmitirnos el
intenso drama que aqueja a su personaje, esa enigmática Blanca que recordamos,
un día después de que Amparo haya alcanzado la gloria.
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