La presencia
española en la colonización de Norteamérica, ha sido silenciada durante décadas
por la sociedad estadounidense. En el cine por lo general, los personajes
españoles eran representados como crueles conquistadores, que amargaban la
existencia a los bondadosos piratas ingleses. Escritores como el británico
Rafael Sabatini, hicieron populares este tipo de narraciones tan poco
objetivas, de las que “El capitán Blood” y especialmente “El halcón del mar”
son claros exponentes. Las excelentes
cintas surgidas de estas novelas hoy olvidadas, perpetuaron durante décadas
estos estereotipos.
“Orgullo de
raza” es uno de esos escasos títulos donde la herencia hispana es tratada con
respeto e incluso admiración. Esta historia escrita por el luego todopoderoso
magnate de la Fox, Darryl F. Zanuck, nos traslada en un bello prólogo al
momento en que se funda la misión de San Francisco, allí conocemos al Capitán
Enrique de Solano y Vázquez patriarca de una familia que irá prosperando a la
par que San Francisco.
Poseedores de
fértiles tierras y de una importante flota naviera, los Vázquez han creado un
idílico mundo que será bruscamente trastocado, cuando como un ciclón se desata
la fiebre del oro. Allí comienza una lenta decadencia ante el empuje del
salvaje mercantilismo.
Tras este
preámbulo la acción se traslada a 1906, donde la bulliciosa ciudad creada al
amparo de su bahía, crece de forma vertiginosa, destruyendo los venerables
vestigios de su pasado. Michel Brandon (Anders Randolf) un abogado sin
escrúpulos quiere comprar su antigua hacienda, al anciano Hernández de Vázquez
(Josef Swickard). Le acompaña su despistado sobrino irlandés Terrence
O'Shaughnessy (Charles Emmett Mack) que
de inmediato se enamora de la bella nieta del hacendado, Dolores (Dolores
Costello). A esta le revela que la oferta de su tío, es una tapadera urdida para ocultar al
auténtico instigador de la compra, el despiadado Chris Buckwell (Warner
Oland) jefe del crimen organizado en el barrio chino.
Cuando en las
primeras líneas, hablábamos de estereotipos forjados por el cine, es innegable
que esta cinta de Allan Crosland, peca de ser exponente de uno aún mayor, el de
la “maldad oriental”, en ese momento en pleno auge, gracias a las novelas de
Fu- Manchú creadas por Sax Rohmer .
Curiosamente Warner Olland que aquí interpreta al villano, sería el encargado
de dar vida al célebre criminal chino, en sus primeras adaptaciones en
Hollywood.
Cierto es que
en este filme, los mayores damnificados por el maléfico Buckwell, son los
ciudadanos más humildes de su propia raza. También la imagen que se da de los
arrogantes magnates anglosajones, no es precisamente elogiosa, mostrándolos
como hombres groseros y disolutos, capaces de obtener ganancias a cualquier
precio.
La mayoría del
reparto ha quedado en el olvido, con la salvedad de Warner Olland, enormemente
popular en América gracias a los seriales de Charlie Chan, y la distinguida
Dolores Costello, una exquisita actriz, que pasó a la historia del cine al protagonizar
“El cuarto mandamiento” de Welles,
aunque hoy en día sea más conocida por ser la abuela de Drew Barrymore.
Este
largometraje, el segundo estrenado con una banda sonora incorporada, contó
también con efectos sonoros, para remarcar la crucial escena del mítico terremoto.
Un adelanto que sería el penúltimo paso, hasta el estreno de la primera cinta
parcialmente hablada “El cantor de jazz” .
Atreveros a
entrar, en este San Francisco de calles laberínticas y pasadizos con escaleras
de caracol, una mezcla de aventuras y romance francamente divertida.
Video homenaje a Dolores Costello, que también fue protagonista de varios filmes con su entonces marido John Barrymore y del primer filme en Hollywood de Michael Curtiz "El arca de Noé"
Estoy totalmente de acuerdo a mi de pequeño me daba rabia ver a los buenos piratas robar y matar españoles he visto el arca de Noé y mirando que otras películas podría ver de Dolores Costello he visto este artículo voy ha ver esta película gracias
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