jueves, 14 de noviembre de 2013

Los pantanos de Zanzibar (1928) La venganza de Don Chaney


La asociación entre el actor Lon Chaney y el director Tod Browning que comenzó en 1919, dio lugar a una serie de películas únicas en la cinematografía. Resulta sorprendente que un hombre sinónimo del poder del estudio sobre los autores como fue Irving Thalberg, responsable según muchos de la caída de Erich Von Stroheim, apadrinara esta exótica dupla. Sin duda que el excelente resultado en taquilla  de estas modestas producciones, pese a los desdenes de la crítica, permitió que se embarcaran en historias cada vez más rocambolescas.


El mundo de las variedades donde comienza la acción no era ajeno a ninguno de los dos. Browning desde muy joven se enroló en un circo, donde intervino en los más variopintos números. En cuanto a Chaney, su papel de payaso en la excelente “El que recibe el bofetón  había proporcionado el primer gran éxito al nuevo estudio Metro-Goldwyn-Mayer. Juntos el año anterior (1927) rodaron la película por las que más se les recuerda en la actualidad “Garras humanas” en el que Chaney era  el lanzador de cuchillos Alonzo. Ese mismo año (1928) el mítico actor fue dirigido por Herbert Brenon en otra cinta memorable “Ríe, payaso ríe” donde encarnaba a un clown acróbata.

Aquí “el hombre de las mil caras” se nos muestra como el hábil ilusionista Phroso. Perdidamente enamorado de su esposa, al intentar impedir que esta huya con Crane, un traficante de marfil (Lionel Barrymore), sufre un accidente que le hará perder la movilidad de sus piernas.  Pasado el tiempo lo encontramos vagando por la ciudad arrastrando su tullido cuerpo, al llegar a la iglesia encuentra a su mujer muerta junto a una criatura. En ese preciso instante Phroso decide consagrar su vida a vengarse del malvado Crane y su pequeña hija. Transcurridos diecisiete años nos encontramos al otrora bondadoso mago, convertido en el cruel monarca de un salvaje territorio.

 


Este peregrinaje a lo más oscuro del alma humana, fue uno de los filmes más taquilleros de la singular pareja. Adaptación de una obra representada en Broadway titulada Kongo, con idéntico título se rodó una versión sonora en 1932.

 
En estos dos clips podéis ver el comienzo de esta estupenda película
 
 
 
 
 

 
 

 

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