La última
película rodada por Michael Curtiz es uno de los western más divertidos de la
historia del cine. Una cinta sin pretensiones, que juega abiertamente la carta
de la comedia aprovechando el antagonismo existente entre el acicalado criollo
de Luisiana (Stuart Whitman) frente al rudo Ranger que le persigue (John
Wayne). Para que no falte de nada tenemos a Lee Marvin bordando su habitual
papel de bandido facineroso.
La hermosa Ina Balín interpreta a la indómita hija del jefe de los comancheros
Eludiendo
desde un principio cualquier atisbo de dramatismo, ni siquiera los malvados a
los que alude el título “Los comancheros” pasan de ser unos pobres desterrados
de la sociedad. La banda sonora del gran Elmer Bernstein,acompaña a la perfección un relato lleno de
acción y poca violencia que es un digno broche de oro a la legendaria carrera
de Curtiz
Estamos en
Nueva York en los locos años veinte. Mame Dennis (Rosalind Russell) celebra una
más de sus extravagantes fiestas donde acuden los más variopintos personajes.
Allí asustado y cohibido llega un niño de diez años. Tras la inicial sorpresa
Mame descubre que el muchacho es Patrick (Jan Handzlik) el
único hijo de su hermano, un tiburón de las finanzas que ha fallecido
repentinamente. A partir de entonces, el cariño prodigado por su tía le
descubrirá un mundo fascinante tan alejado del autoritario ambiente en el que
ha sido criado
La magnífica
pareja de guionistas Adolph Green y Betty Comden, adaptan esta exitosa pieza de
Broadway, dibujando a la perfección todos los matices de un personaje tan
fascinante como lo es el de Mame, una mujer que combate elegantemente a la
mediocre sociedad conservadora.
“Tía y Mamá”
no es la ñoña comedia familiar al uso, es un divertido canto a la libertad y al
amor sincondiciones .
Nuestra sociedad ha tenido por
costumbre que durante siglos el papel de la mujer fuera el de mera comparsa del
héroe victorioso. En el western que nos ocupa, vemos como ya bien entrado el
siglo XX la ficticia ciudad de Hoyt City se dispone inaugurar un imponente
monumento en honor de su fundador.
Una joven escritora ávida de conocer la
verdad, consigue entrevistar a Hannah Sempler (Barbara Stanwyck) la
anciana centenaria que fue amante del gran hombre. A lo largo de su relato
conocemos los claroscuros que iluminan al mítico pionero y los sacrificios que
una intrépida mujer debe afrontar para sobrevivir en un territorio salvaje
donde la brutalidad predomina. En contrapunto al veleidoso y egoísta Ethan Hoyt
(Joel McCrea) convertido por la historia oficial en un padre de la
patria, se halla la figura del pendenciero jugador Steely Edwards
(BrianDonlevy) que ayudará a Hannah desinteresadamente
a sabiendas de que su amor no es correspondido.
A caballo entre el western y el melodrama
repasamos la dilatada vida de este admirable personaje de la auténtica historia
real.
Video homenaje del canal TCM a la gran Barbara Stanwyck
Basada en una
novela de Víctor Hugo, “El hombre que ríe” nos traslada a la Inglaterra de
finales del siglo XVII. El rencoroso monarca Jacobo II decide vengarse de su
enemigoLord Canchlarneydeparándole una atroz muerte con el
instrumento de tortura conocido por “La Dama de hierro”. Antes de producirse el
suplicio, le informa que su único hijo ha sido entregado a un cirujano que le
ha deformado el rostro. La pobre criatura es vendida a unos gitanos que lo
emplearán en sus barracas de feria. Pero cuando el propio rey ordena que estos
sean expulsados del reino, dejan al niño abandonado a su suerte.
Mientras camina
a través de la nieve en pos de ayuda, se topa con una joven muerta que porta en
sus brazos un bebé. Viendo que aún está con vida le recoge, hasta encontrar refugio en la carreta del bondadoso Ursus. El
titiritero dará cobijo al niño de sonrisa forzada y a la recién nacida que es
ciega.
Con el paso de
los años Gwynplaine, (Conrad Veidt), merced a su condición física se ha
convertido en el payaso más popular del país. Pero la amargura que siente
escuchando las burlonas risas del público, solo es mitigada por el amor que le
profesa Dea (Mary Philbin) la hermosa invidente que salvó de una muerte segura.
El encuentro
fortuito con Hardquanonne (el médico causante de su desdicha, que ahora se dedica a exhibir criaturas
deformadas, trastocará sus vidas.
Hasta época bien
reciente, reírse de los defectos físicos del prójimo no estaba mal visto por la comunidad.
Costumbre que en este magnífico melodrama practican las embrutecidas
masas que acuden a la feria. Una válvula de escape al férreo control ejercido
por la aristocracia disoluta.
Una represión,
a la que no se someterá el cómico apelando a su condición de ser humano. El
reconocimiento de una dignidad, por la que todavía se lucha en muchos rincones
de este planeta.
Cuando la policía
mata a su marido tras intentar huir con un camión repleto de contrabando, su viuda
Serafina Delle Rose (Anna Magnani) cae en una profunda depresión. Ensimismada
en un pasado idealizado, poco a poco va alejándose de los demás. Esto afectará
a la relación con su hija que acabará huyendo con su novio. La aparición de un
apuesto y algo loco camionero (Burt Lancaster) traerá nueva luz a su vida.
La necesidad
de compañía, de amor, de sexo. Los prejuicios derivados de la educación
religiosa. El machismo posesivo en una sociedad agobiante. La locura como vía
de escape de la realidad.Seres de carne
y hueso, viscerales, apasionados, fieles, egoístas, generosos. Todo eso y mucho
más retrata Tennesse Williams en esta obra ambientada en una pequeña población
de inmigrantes italianos enclavada en el profundo sur.
Un texto crudo
y hermoso, representado por dos maravillosos actores en la plenitud de su
talento. Al visionarla no parece que estemos asistiendo a una película, sino a
un retazo de la vida misma.
P.D. Anna Magnani recibió el oscar por su conmovedora actuación
Un
representantede armas recién llegado de
París, asiste estupefacto a la representación de una cacería de leones en la
salita de una casa burguesa. El héroe local Tartarin embelesa a la buena
sociedad de Tarascon con sus ademanes fieros enfrentándose a la bestia. Pero la
sorpresa es aún mayor cuando el aventurero reconoce que todas estos lances solo
son fruto de su imaginación.
Cuando el
forastero lo tilda de farsante, sus propios vecinos le defienden alegando que
el aventurero lleva años preparando una
expedición. Herido en su amor propio
Tartarin corrobora las palabras de sus amigos. Estos lo toman al pie de la
letra y acaban por mandarlo rumbo a su destino en la exótica Argelia.
Esta
adaptación de una popular obra de la literatura juvenil, se beneficia de unos
brillantes diálogos a cargo de Marcel Pagnol y de la estupenda interpretación
de Raimu. El gran actor francés llega a conmovernos encarnando a este quijote
de la Provenza, que a diferencia del personaje de Cervantes sale en busca de
aventuras en contra de sus deseos.A
veces de tanto contarlas, las fantasías se convierten en realidades.
P.D. En este video tenéis el inicio de esta divertida novela de Alphonese Daudet
Larry Wilson
(William Powell) de regreso a una tradicional ciudad de Pensilvania, recibe
fortuitamente un golpe. Cuando despierta resulta ser una persona diametralmente
opuesta. Su verdadero nombre es George Carey, un estafador y fullero que cree
vivir nueve años atrás. Al darse de bruces con la realidad, descubre que en
esos años de amnesia se ha convertido en un verdadero pilar de la sociedad. Mas
el reencuentro con su esposa Kay (Mirna Loy) le revelará el reverso del
honorable ciudadano; Un hombre tacaño y mezquino cuya única preocupación es
ascender en la escala social hasta lo más alto.
En su peculiar
encrucijada, Larry-George deberá decidirse entre luchar por recuperar el amor
de su hermosa mujer o beneficiarse de su actual posición para realizar una gran
estafa.
Esta divertida
comedia encierra un hermoso cuento moral: Lo importante no es realmente la
imagen que ofrecemos a los demás, sino lo sinceros que somos con nosotros
mismos.
P.D. En este delicioso video podéis observar la maravillosa química de la pareja formada
Imaginarse el
cine italiano en su época dorada sin las películas de episodios sería
imposible. Una de las que gozó de mayor popularidad fue “El oro de Nápoles”, seis
variopintas historias que ofrecen un fascinante retrato de esta mítica ciudad.
Vittorio De
Sica aunque natural de Sora ubicada en
el Lazio, pasó sus primeros años en Nápoles donde ejercerá su padre como
magistrado. El sentido recuerdo que albergaba de esa época se refleja en el
cariño con que trata a sus personajes. Algunos pueden resultar tan grotescos
como el de Saverio Pietrillo (Totó) que ejerce de plañidero entre otros
curiosos oficios. A vender pizzas se dedica la hermosaSofía (Sophia Loren) que engaña a su marido, mientras
este hace el ridículo. Para patética la figura del conde Próspero (Vittorio de
Sica) un ludópata empedernido, que pierde vez, tras vez a las cartas con un
repelente niño. También conoceremos a Teresa (Silvana Mangano), una prostituta
ilusionada porque un hombre va a cambiar su vida. Una vida que ha perdido un
joven infante, al que dará su humilde madre un lujoso cortejo fúnebre por las
calles más elegantes de la ciudad.
Pero el más
sorprendente de todos ellos, es sin duda
Don Ersilio Miccio (Eduardo De Filippo)
un excéntrico caballero al que todos acuden en busca de consejo. Una parroquia
que acata sin dudar las soluciones que este propone por grotescas que a simple
vista parezcan.
Este recorrido
que nos lleva de los barrios más humildes, a las decadentes mansiones
nobiliarias, de la sordidez de la prostitución a las falsas apariencias de la
nueva burguesía, es uno de los más estimulantes viajes que podemos emprender
sin movernos de una butaca.
Año y
medioduró el rodaje de este “clásico
ente los clásicos” del cine francés. La más celebrada colaboración del director
de cine Marcel Carné y el poeta Jacques Prevert, constituyó un auténtico hito
en un país que resurge tras la liberación.
Ambientada en
el París de 1828, su acción principal transcurre en El boulevard del crimen,
llamado así por los innumerables asesinatos que se cometen en las obras que representan
sus populares teatros. Los niños a los que alude el título, son el público conformado
por las clases bajas que ocupan el palco superior conocido coloquialmente como
“paraíso”.
Allí se evaden
de las penurias cotidianas mientras observan la maestría del pierrot Jean
Gaspard-Deburau (Jean Louis Barrault). Este célebre personaje de la vida real
que fue considerado el mejor mimo francés del siglo XIX, se enamorará perdidamente
de la sensual Garance (Arletty) también cortejada por el idealista actor Frédérick
Lemaitre (Pierre Brasseur), el implacable bandido Lacenaire (Marcel
Herrand)siempre elegante que al igual
que Deburau no es un personaje de ficción (aunque el auténtico criminal era
homosexual) y un adinerado conde. Frente al amor inconstante de Garance,
tenemos la contrafigura de la desprendida Nathalie (María Casares) que ama
incondicionalmente al mimo.
La
meticulosa recreación histórica, con estupendos decorados de Trauner y cientos
de figurantes, sirve de escenario para este sincero homenaje al teatro, donde
los estupendos diálogos de Prevert son interpretados con pasmosa naturalidad
por un irrepetible reparto.
Tras el
rotundo éxito que supuso la oscarizada “El séptimo cielo” los estudios Fox
pusieron todos los medios al alcance de su director Frank Borzage. Utilizando a
lamisma pareja protagonista Janet
Gaynor y Charles Farrell y construyendo unos enormes decorados representando la
ciudad de Nápoles, el cineasta americano rodó uno de los dramas más apasionados
de la historia del cine.
Sin
concesiones de cara a la galería, se nos muestra la cara más cruda de la
miseria. Ángela decide vender su cuerpo para comprar medicinas a su moribunda
madre. Pero es tan inexperta en el arte de la seducción como en el de robar.
Pillada “in fraganti” por los carabinieri, es llevada al juez que la condena a
un año de trabajos forzados. En el traslado a la cárcel logra huir, mas cuando
llega a su mísero hogar su madre ha fallecido.
La oportuna
aparición de un circo ambulante, le permitirá huir de la policía. Transcurrido
un tiempo llega a la caravana un pintor llamado Gino. Pronto los jóvenes se
enamoran y deciden abandonar el circo en pos de una vida en común. El
entusiasta pintor cree que Ángela le ha brindado la inspiración para pintar una
Madonna que le hará famoso.
Todo este
mundo idílico que la pareja ha forjado, se trastocará cuando los mecanismos de
una sociedad inmisericorde pondrán en peligro su felicidad.
“El ángel de
la calle” es una película sin diálogos, pero sincronizada con una banda sonora
musical y deefectos sonoros. Borzage
utiliza con imaginación estos, dando aún mayor realce a esta desgarradora
historia que prende en el corazón de los espectadores.
P.D. Otro
suceso que proporcionó todavía más popularidad al filme, fue el crear una
canción que al igual que en “El último cielo” fuese el principal motivo
musical.Grabada por numerosos artistas,
el tema romántico “My angel” fue tan popular como lo había sido “Diane”.
El problema de
la inmigración no es nada nuevo. Una de las primeras aproximaciones que el cine
hizo sobre el tema, es esta comedia romántica con toques dramáticos escrita por
Billy Wilder y Charles Brackett.
Cuenta las
peripecias de Georges Iscovescu, un atractivo seductor rumano (Charles Boyer)
que huyendo de Europa, recala en un pueblo de la frontera mexicana a la espera
de obtener el visado que le permita la entrada en los Estados Unidos. Una
ingenua profesora norteamericana (Olivia de Havilland), de visita en la ciudad
con sus alumnos, se rendirá a sus encantos casándose con él. La romántica
enamorada ignora, que el propósito de su galante marido no es otro que el poder
cruzar la frontera, tras lo que piensa abandonarla..
La película
transita entre el realismo cotidiano y la farsa inverosímil, la ternura y el egoísmo,
las lágrimas y las risas. El ritmo despacioso y elegante convive con otro
frenético y disparatado, en un armonioso equilibrio que nunca se quiebra.
La exquisita
dirección de Mitchell Leisen ya por entonces célebre por las excelentes “Candidata
a millonaria” y “Medianoche”, logra que este peculiar retrato de una serie de
personajes desesperados buscando un futuro mejor, siga conmoviéndonos siete décadas
después de haberse rodado.
Stefan Zweigfue en el periodo de entreguerras del siglo
pasado, uno de los autores que gozó de más popularidad a nivel mundial. Sus biografías, novelas y relatos cortos revelan
un estilo brillante y fácil de leer. Tras gozar durante toda su vida de una
existencia acomodada, el advenimiento del nacional socialismo le llevó a una
huida por media Europa y el continente Americano. Finalmente, persuadido de que
el nazismo se extendía triunfante por todo el mundo, se suicidó junto a su
mujer en la ciudad brasileña de Petrópolis.
Otra víctima
de la diáspora de los artistas de ascendencia judía, el dramaturgo y cineasta
Max Ophlus, rodó en 1948, este drama lleno de sensibilidad, fiel reflejo de una de las mejores novelas del
escritor vienés.
Basándose en
un sensacional guion de Howard Koch, el director francés de origen alemán nos
traslada a la Viena de la Belle Epoque. En este marco tan bien descrito de
floristas y coches de punto, Stefan Brand (Louis Jourdan) un célebre pianista recibe una misteriosa
carta. A través de su lectura, descubrirá que ha sido el protagonista de un gran amor que en él no ha
dejado huella.
La diferente
percepción que cada uno tenemos del hecho amoroso, se hace patente en la forma
en que cada personaje lo siente.Mientras
que para Lisa (Joan Fontaine) esos
encuentros han supuesto el eje sobre el que ha girado su vida, solo son vagos
recuerdos en la frívola biografía amorosa de Stefan.
Un relato
desgarrador y sincero, sobriamente romántico, que constituye una de las cumbres
del género.
En muchas
ocasiones una novela de éxito ha sido trasladada al teatro y posteriormente al
cine. Este es el caso de “La casa de té de la luna de Agosto” una divertida
sátira sobre la americanización de la costa japonesa tras la segunda guerra
mundial.
A la isla de
Okinawa llega destinado el Capitán Philby (Glen Ford), un pedacito de pan, que
debe instruir a los nativos de la aldea de Tobiki sobre los beneficios de la democracia moderna.
Cuando observa la paz que rodea a la comunidad, decide adoptar sus hábitos y
costumbres. Pero su intolerante jefe el capitán Purdy, le exige que construyan
en el pueblo una escuela en forma de pentágono. Más lo que realmente desean sus habitantes, es
tener una hermosa casa de té, donde una bella Geisha aleccionará a sus mujeres
sobre los secretos de la seducción.
Contraviniendo
las órdenes, el capitán decide escuchar a los nativos. Lograran su empresa utilizando
las maderas que el gobierno mandó para construir el colegio y fabricando
alcohol de patata para venderlo a los soldados yanquis.
Utilizando
como recurso un humor amable y completamente blanco, es evidente la crítica al
paternalismo occidental cuyas acciones son un absoluto desprecio por las
culturas autóctonas.
Ejercerá como
maestro de ceremonias de esta admirable función Sakiny, al que da vida Marlon
Brando, un personaje digno de la novela picaresca española que intentará ayudar
a los demás ayudándose a si mismo.
El obispo
episcopaliano Henry Brougham solo tiene una finalidad en la vida, construir una
magnífica catedral. Por conseguir esa meta ha sacrificado hasta la felicidad de su
matrimonio. Hallándose en un callejón sin salida, pide ayuda a Dios y en respuesta
le manda a un ángel atractivo y glamuroso, que conseguirá ganarse el afecto de
todos, incluido el de la propia mujer del obispo.
Sin
renunciar a su edificante propósito, consistente en hacer que todos seamos un poco
mejores, este inusual triángulo amoroso hace que la historia sea un tanto
singular. Una comedia de buenos sentimientos, con una chispa de picardía.
El productor
Samuel Goldwyn, sabía que aseguraba el éxito con unos protagonistas de la talla
de David Niven, Loretta Young y la indiscutible estrella de la función Cary
Grant. Otro de los aciertos de la cinta es la magnífica fotografía de Gregg
Toland y el estupendo guion que firma Robert E. Sherwood pero en el que
colaboraron también Billy Wilder y Charles Brackett.
¿Han visto en
alguna ocasión patinar sobre hielo a un ángel? En caso afirmativo ¿Era tan
elegante como Cary Grant? Si la
respuesta es negativa,no saben lo que
se están perdiendo.
En un
vertedero donde malviven los menesterosos, dos alocadas hermanas de la alta sociedad,
pugnan por encontrar al vagabundo que necesitan para ganar una yincana.AllíIrene (Carole Lombard) lográ arrebatar a su hermana el preciado
trofeo,un paria de la sociedad llamado
Godfrey (William Powell).
Para verificar
el triunfo, debe acompañarles a un lujoso hotel donde celebran una fiesta, allí
Godfrey improvisará una brillante conferencia sobre los males del juego. La
personalidad del vagabundo deja tan impresionada a Irene, que convence a sus
padres para que este ocupe la plaza de mayordomo que ha quedado vacante.
En cuanto
ponga los pies en la mansión, Godfreytendrá que lidiar con los esperpénticos personajes que la habitan, donde
solo el patriarca (Eugene Palette) parece conservar la cordura.
Pese a
tratarse de una frenética comedia, cuyo principal objetivo es divertirnos y a
fe que lo consigue, “Al servicio de las damas” nos traza el relato de un hombre
en búsqueda de la dignidad perdida. Utilizará su talento, no solo para alcanzar
su objetivo, también ayudará a otros que como él han tocado fondo
El director
Gregory La Cava, proyecta las luces y
sombras con que se adorna esta admirable farsa.Una película para ricos y pobres, para cuerdos y locos.
Imaginaros por
un momento, que pudierais vivir en una isla paradisíaca, sin tener que rendir
cuentas a nadie y sin estar sujeto a horarios. Pues así es la vida de Henry, un
apuesto joven fruto de la unión de una nativa y un hombre blanco.
La llegada de
Slater, un ambicioso comerciante de copra que además es tutor de una bella
mestiza llamada Tito, cambiará su vida. Espoleado por los celos, este “pilar”
de la civilización occidental, intentará por todos los mediosdestruir la vida de Henry. Para ello usará
todos los medios a su alcance, logrando con malas artes, desahuciar al pagano de
su hermosa casa.
Pero la magia
del amor que surge entre los jóvenes, solventará todas las barreras que impone
una clase dirigente, cuyos principales valores son el fanatismo religioso, el
desprecio por la cultura autóctona y el enriquecimiento a cualquier costa.
Pocas
películas de la época retratan este conflicto cultural de manera tan explícita.
Menos aún, si se trata de una producción
nacida en uno de los grandes estudios. Rodada en escenarios naturales por W.S.
Van Dyke, un director que adquiriría la fama por títulos tan populares como “San
Francisco” y con un elenco estupendo encabezado por Ramón Novarro y Dorothy
Janis, además de Donald Crisp que encarna al malvado Slater.
Adentraros en
este idílico paraíso, y no os preocupéis porque los actores no hablan, es mucho
mejor…cantan.
Cuando Preston
Sturges decide dar el salto a la dirección, es uno de los más prestigiosos
guionistas de los estudios Paramount. En poco tiempo se convierte en un popular
realizador de comedias, tal como le pasa al protagonista de “Los viajes de
Sullivan”.
A John Lloyd
Sullivan (Joel McCrea), de pronto le entra el complejo de cineasta
comprometido, minusvalorando sus exitosas películas. Está resuelto a retratar
la dura realidad de los marginados, y para poder documentarse de primera mano,
decide disfrazarse de vagabundo.
Le sigue de
cerca una caravana del estudio, con todas las comodidades. Mástras un hecho fortuito, Sullivan es tomado
por un delincuentey lo que sólo era una
mascarada, se transforma en una pesadilla muy real.
Después de un sinfín
de avatares, acompañado de la bella Verónica Lake, al fin comprende, que lo que precisa la gente que realmente
sufre, es una válvula de escape, que le haga olvidar por un rato las amarguras
de la vida.
Una comedia
brillante y hermosa que merece la pena conocer.
Las películas
con los llamados “niños prodigio” resultan de lo más empalagoso. Si hablamos de
cine español, los gorgoritos de Marisol y Joselito, pueden hacer perder los
nervios al más templado.
El niño del que os vengo a
hablar, ni canta, ni baila, ni habla…ya que era la brillante actriz radiofónica
Matilde Vilariño quien lo doblaba, ni es guapo o capaz de hacer habilidades
impropias de su edad. Simplemente le quiere la cámara, transmite una naturalidad
que muy pocas veces he visto en la pantalla.
En algo tuvo que ayudar, el que estuviera
detrás de las cámaras un cineasta de la talla de Ladislao Vajda, exiliado húngaro que rodó en nuestro país un
puñado de obras maestras. Tras el éxito internacional de “Marcelino pan y vino”
que convirtió a Pablito Calvoen todo un
icono de la época, empezaron a rodar una cinta de corte neorrealista titulada
“Mi tío Jacinto”.
Antonio Vico, prestigioso actor
teatral que desgraciadamente se prodigó muy poco en la pantalla grande, es
Jacinto un auténtico despojo de la sociedad. Antiguo banderillero, se ha
convertido en un alcohólico embrutecido. Malvive junto a un pequeño sobrino en
la más absoluta pobreza, incapaz de enfrentarse a la vida. Tan soloel cariño y el empeño del pequeño Pepote,
lograrán devolverle la dignidad perdida.
Fiel pintura
de un Madrid, que en nada se parece al de “Las chicas de la cruz roja”. Niños
recogiendo colillas, pícaros explotando a la infancia, arrabales depauperados,
escasez de productos. Un mundo gris en el que nuestros peculiares héroes,
buscan encontrar un camino a la esperanza.
Mucha crueldad
y un poco de ternura, en este agridulce recorrido por la trastienda de la gran
ciudad, os doy mi palabra que esta vez la película con niño, merece la pena.
Cada vez son
más abundantes las recreaciones históricas, en fiestas populares, novelas,
películas y series de televisión. Muchas adolecen de rigor histórico y lo que
es peor, resultan aburridas. En “Las perlas de la corona” visitamos la historia
europeaa lo largo de cuatrocientos
años, con una mirada pícara, sin por ello caer en la caricatura.
El hilo
conductor es el destino de esas perlas, que van cambiando de manos a lo largo
de los siglos. Frente a ciudadanos anónimos de todos los estratos de la sociedad,
veremos en acción a figuras tan conocidas como Francisco I, Napoleón Bonaparte,
Catalina de Medicis o Eugenia de Montijo. Una convulsa trayectoria que viene a
terminar en la flamante corona que lucen los monarcas británicos, pero en el
camino tres de ellas han desaparecido. Deciden buscarlas un escritor francés,
un chambelán papal y un caballero inglés.
La película es
fruto del ingenio del dramaturgo y director de cine Sacha Guitry, que
interpreta además a varios personajes. Le acompaña su mujer en aquél momento,
Jacqueline Delubac, actriz tan hermosa como elegante.Una elegancia que impregna toda la cinta, por
desgracia algo poco común en el cine actual.
En menos de
dos horas de duración somos testigos de cómo la ambición, la lujuria,la avaricia y los sentimientos de piedad, son
propias de la condición humana, patrimonio de monarcas o humildes siervos, de
banqueros o de jugadores de baja estofa. Personajes que viven su amor de forma egoísta,
sacrificada, comprada y desprendida.
Un gran espectáculo,
donde el humor se cuela por palacios y burdeles, humanizando a la historia y a
nosotros mismos.
A John Ford,
no creo que sea necesario presentarlo, menos todavía a John Wayne, icono del
western, o como decían nuestros padres “de las películas de tiros”. Lo cierto
es que tanto Ford como Wayne, participaron en cintas de todos los géneros, pero
es evidente que su nombre está asociado a las pelis del oeste.
“She wore a
yellow ribbon” que en español viene a ser“Ella llevaba una cinta amarilla”, es el estribillo de una de las
canciones que entona la caballería y el título original del filme, que forma
parte de la llamada trilogía de la caballería, formada por Fort Apache (1948)
Rio Grande (1950)y la que nos ocupa
hoy, que va en el medio y es la única en color.
El
protagonista Wayne, encarna a un viejo oficial al que le llega la hora del
retiro, tras toda una vida dedicada al ejército. Este argumento, en otras
manos, hubiera originado una cinta triste y crepuscular, pero la troupe comandada
por John Ford, realiza todo un ejercicio de homenaje a los servidores públicos,
mostrándonos sus sacrificios y por supuesto, sus alegrías a cambio de una modesta
paga. Junto a momentos de evocación,
encontramos escenas de pura comedia, donde el gran Victor McLaguen interpreta a un
sargento chusquero, al que también le llega la jubilación.
Cuando el
sector público es señalado por nuestros gobernantes como la raíz de todos los males,
siempre nos queda el disfrutar de la respetuosa mirada que de ellos Ford nos
ofrece. Recomendada igualmente para los ultra-liberales. Os aseguro pasareis un
rato estupendo. Para todas y todos, casi dos horas de entretenimiento de
calidad.
El olvido
muchas veces es injusto y en ocasiones, incomprensible. Seguro que si hoy
menciono a Somerset Maugham, a muchos les resultará tan ajeno, como si se tratara
del nombre de algún Faraón perteneciente a una oscura dinastía. Pues bien, Maugham
hasta los años sesenta, era tan popular
como hoy puede serlo Dan Brown, un autor cuyas novelas eran sinónimo de éxito.
Que estas pasaran a la pantalla grande, tan sólo era cuestión de tiempo.
Precisamente, la
búsqueda del éxito en la vida, es el tema predominante en esta película. Sus
protagonistas tomarán cada uno un derrotero, intentando conseguirlo.
La
acción comienza justo después de terminar la guerra del 14, cuando en Estados
Unidos, hay una explosión de euforia, donde aupados al caballo del capitalismo,
una sociedad camina, en pos de la felicidad.
El triunfo en los negocios es el único fin que la sociedad persigue. Más no
todos piensan así. Larry Darnell, que ha experimentado los horrores de la
guerra, piensa que ese no es el camino, por lo que emprenderá una búsqueda, que le llevará a Oriente, donde conocerá la
sabiduría que conduce a la paz interior, la auténtica felicidad.
Eso le obligará
a dejar atrás todo lo que ama: prometida, amigos, país…Mientras él sigue su
incomprendido trayecto, los demás personajes desfilan al son de la marcha “triunfal”
del modo de vida americano. El clímax de la cinta llega cuando ambos caminos
convergen, en el crispado París de los
años veinte.
La película
tiene de todo: escenas dramáticas, brillantes momentos de comedia y una aguda
reflexión sobre la vida misma y el uso que hacemos de ella. Que estas últimas
palabras no os asusten. La peli, pese a ser muy larga, en ningún momento llega
a aburrir, se ve con interés y veréis como, por momentos, con pasión. Además,
descubriréis ciertos paralelismos con nuestra más reciente historia que, puede
que os sorprendan.
El reparto es
del lujo, con un Tyrone Power magnífico encarnando al idealista Larry, una
bellísima Gene Tierney como su gran amor y el tío de esta, un snob en toda
regla al que interpreta estupendamente Cliffton Webb. Dejo por último a Sophie,
el más desgarrador personaje del filme,
con el que AnneBaxter logró el Oscar a
la mejor actriz secundaria. Cine con mayúsculas, os doy mi palabra.
Para muchos
HaroldLloyd es uno de los mejores
cómicos del cine mudo. Sé que lo que voy a decir puede levantar ampollas, pero
para mí es el mejor. Perdón por la rotundidad de la afirmación, pero el que
suscribe, después de haber visto todos los largometrajes de Chaplin, Keaton y
Lloyd, además de buena parte de sus cortos, con ninguno he disfrutado tanto,
como con el cómico de las gafas de concha.
Me imagino que
la mayoría conoceréis “El hombre mosca”,al menos la famosa escena en que escala un edificio, sin duda la imagen
con la que Harold ha pasado a la historia del cine. Pero no siempre lo más
conocido es lo mejor, por lo que mi propuesta de hoy, es este filme ambientado
en el salvaje oeste y que supuso su penúltima película muda. ¿Muda? Sé que a algunos
esta palabra de cuatro letras, les echa para atrás. Os puedo asegurar que hay
pelis mudasmucho más divertidas que
algunas rodadas en 3D y tecnología digital. Esta es una de ellas.
El argumento
por supuesto, no es lo más original del mundo. Desde David y Goliat el
enfrentamiento entre la fuerza bruta y el ingenio ha sido un tema recurrente.
En este caso la rivalidad existe en el seno de una misma familia, donde el
sheriff local se enorgullece de sus dos hijos mayores,fornidos y rudos, despreciando al endeble
pequeño, al que por supuesto encarna Harold. Todo el mundo se ríe de él, hasta
que el amor de una forastera y la situación desesperada de su padre, acusado de
robar a la comunidad, logrará que su actitud cambie, demostrando a toda la
comunidad su valía.
Yo diría que
la auto-superación, es el principal tema de la película. Teniendo confianza en
nosotros mismos, somos capaces de alcanzar cotas, que nos pueden parecer tan
elevadas como el rascacielos que escalaba en su filme más popular.
La película contiene
muchos de los mejores gags de Harold Lloyd, mientras que el retrato de los personajes
está muy bien definido, destacando a Jobyna Ralston que encarna a la chica del
protagonista.
Disfrutad de
esta gozosa comedia y no le tengáis miedo al cine llamado mudo, al fin y al
cabo, nos pasamos el día escuchando demasiadas tonterías.
El único fin
de este Blog, es intentar transmitiros mi pasión por el cine clásico. No
pretendo trasladaros farragosos datos que por otro lado es muy sencillo
encontrarlos en la red, sólo aspiro a contaroslo entretenidas que pueden resultar y en algunos casos los valores que
nos aportan.
La película
que pretendo que conozcáisse llama El
pan y el perdón; un título que resume
bastante bien la sinopsis del filme,aunque su auténtico nombre “La femme du boulanger” (La mujer del
panadero) no se le parece en nada, cosa bastante habitual en la época.
Para muchos, si os hablo de Marcel Pagnol,su nombre probablemente os suene a chino, ya
que su figura no está precisamente de rabiosa actualidad. Pues os diré que en
los años treinta su nombre en Francia era tan famoso como el de Rene Clair y
desde luego mucho más conocido que el de Jean Renoir, dos tótem del cine
clásico galo. Ya era un autor popular de teatro cuando atraído por las nuevas
películas habladas, decide primeroproducir y finalmente dirigir sus creaciones, de tal forma que abandona
las bambalinas del teatro, por un
estudio en La Provenza, donde las rueda
con total libertad creativa.
Pero volvamos
a la película que al fin y al cabo es lo que os interesa. Yo la definiría como
una comedia popular que se desarrolla en la Francia meridional, una comunidad
rural bastante aislada que recibe con alborozo la llegada deun nuevo panadero. Todos están encantados con
el pan que les dispensa. El panadero al que interpreta Ramiu, actor fetiche de Pagnol, está completamente
fascinado por su joven esposa, el pan sabe tan bueno porque él está enamorado.
El conflicto
surge cuando ella decide huir con un hombre mucho más joven.En principio el panadero pretende ignorarlo,
más cuando se enfrenta a la realidad, primero se emborracha, cayendo en un
estado de abatimiento que le impide hacer más pan.
Ante tan
drástica decisión todo el pueblo se moviliza. Desde la antagónica dupla que
representan el maestro y el cura hasta la más rancia nobleza, todo por un común
empeño, poder seguir disfrutando del maravilloso pan.
En un
principio la iniciativa tiene su germen en el egoísmo, mas poco a poco irán
descubriendo la calidad humana del rústico panadero y comprenderán como
ayudando a los demás empieza a aflorar lo mejor que hay en ellos.
Pese a esta
sinopsis, no temáis que la película sea cursi o blandita. Sus personajes tienen
bondad interior, pero no se halla a flor de piel, tenemos que rascar y bien su
áspera cobertura. Ni el sacerdote es el piadoso Padre Flanagan que encarnaba
Spencer Tracy, ni el maestro se parece al Fernán Gómez de la lengua de las
mariposas. En cuanto al aristócrata ni por asomo se asemeja a los habitantes de
Downton Abbey.
Os invito a un
viaje en el tiempo por esa Francia profunda, pasareis un rato francamente
divertido y creo que llegará a conmoveros su moderno y alucinante final que
prefiero descubráis por vosotros mismos.