El sábado 13 de Febrero de 1937,
salió por primera vez a la luz en los periódicos norteamericanos un comic que
hizo historia “Prince Valiant in the
days of the King Arthur”. El personaje nacido de la inventiva del gran Harold
Foster, un dibujante publicitario que tras el crack del 29 decidió
dedicarse al mundo de la historieta, para poder mantener el acomodado nivel de
vida que gozaba su familia. Entre 1931 y 1937 las páginas dominicales a todo
color dibujadas por Foster con el personaje de Tarzán, se hicieron muy populares.
Dueño de un estilo elegante y preciosista, Foster alcanzaría el cenit de su
arte con el relato de un príncipe vikingo en la idealizada corte del Rey
Arturo.
Durante años el dibujante canadiense
fue forjando una saga que se iniciaba con la profética maldición de la bruja
Orrit: Nunca alcanzarás la paz. Eso llevará a Valiente a una diáspora que lo
llevará a sobrepasar los confines del mundo conocido. Una narración donde la
fantasía se combinará con acontecimientos históricos claves en el devenir del
mundo antiguo.
La popularidad de la a partir de
1938, página dominical de Hal Foster, a principios de los años cincuenta se hallaba
en su máximo apogeo. Por lo que parecía irremediable su paso al cine al igual
que lo habían hecho otros héroes del comic como Flash Gordon o Superman. Pero mientras la mayoría de estas
adaptaciones se habían realizado bajo el formato de seriales de bajo
presupuesto, la Fox produciría una cinta
de primer nivel en Technicolor y Cinemascope.
Desgraciadamente para los aficionados
a la obra de Foster, la película deja mucho que desear, estando muy alejada del
espíritu del original. El guion de Dudlley
Nichols aunque narra situaciones contadas en el comic, las transforma en
una cinta de aventuras tópica, que es sin embargo muy divertida y con acertados
diálogos de comedia.
Su director Henry Hathaway, pese a su idoneidad para el género de aventuras,
tampoco quedó demasiado contento con el resultado, en especial por la interpretación
de Robert Wagner, en el papel
protagonista. A decir verdad la actuación de Wagner, elegido principalmente por
el gran parecido físico con el héroe de ficción, es lo más flojo de un reparto
en el que brillan especialmente Sterling
Hayden y el malvado de la función James
Mason. Anotar también a las bellas Janet
Leigh y Debra Paget, y el siempre estimulante Victor McLaglen.
Ni el vestuario, decorados y paisajes
guardaban mucha semejanza con la espectacular iconografía de Foster. Tampoco
aparecen las escenas de batalla, reducidas a la escena final del asalto a la
fortaleza de Thule. ¿Quiere decir esto que hablamos de una mala película? En
absoluto, “El príncipe valiente” es una excelente cinta de aventuras, que
entretiene de principio a fin. Si le hubieran puesto otro título seria
perfecta.
P.D. Una de los mejores aciertos del filme es la
épica banda sonora de Franz Waxman,
autor de la música de filmes tan emblemáticos como Rebeca y El crepúsculo de los dioses.
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