Ayer hablamos
de la influencia de la música lírica en el cine. Para ilustrarlo comentamos una
cinta del “Hombre para todo” de la MGM que era el director Richard Thorpe. Ese polifacético artesano es asimismo, responsable
de la más recordada película del rey del rock “Elvis Presley”. Considerado por muchos como el mejor cantante de
todos los tiempos, Elvis intentó demostrar que también tenía talento como
actor.
El joven
artista había tenido un éxito fulgurante desde sus primeras apariciones en
televisión a principios de 1956.
Rápidamente sus canciones ocuparon los primeros puestos en las listas de discos
más vendidos, alcanzado una popularidad sin precedentes. Los estudios de
Hollywood que luchaban denodadamente contra la competencia televisiva,
decidieron incorporar a la joven estrella cuanto antes.
Elvis debutó
en un western titulado “Love me teder”,
modificado a toda prisa el guion, era obvio que era una cinta corriente,
protagonizada por el fornido Richard
Egan, al que se acoplaron las canciones de Elvis con calzador. Tras rodar
su primera cinta en color para el productor Hal Wallis, Presley volvió a la sobriedad del blanco y negro en
este drama muy típico de su época.
Las historias
de adolescentes pandilleros hacían furor en la década de los cincuentas. Marlon Brando en “El salvaje”, James Dean
con “Rebelde sin causa” y Paul Newman en “Marcado por el odio” se
convertían en iconos de una audiencia cada vez más joven.
Nedrick Young que poco después
escribiría la famosa “Herencia del
viento” fue el autor de una historia que tenía muchos puntos comunes con
los filmes antes citados. Guy Trosper se
encargó del guion, un estupendo escritor en cuyo curriculum hay trabajos
estupendos como “La historia de
Stratton”, “La puerta del diablo”, “El hombre de alcatraz” y “El rostro
impenetrable”.
La cinta nos
narra la historia de Vince Everett, un muchacho desarraigado que tras pasar por
la cárcel, descubrirá a una representante musical que le llevará a la fama. Un
cambio de situación que acabará convirtiendo al joven cantante en un ser
egoísta y superficial, que ignora a todos aquellos que le han ayudado a subir a
la cima.
Su mentora
está interpretada por Judy Tyler. Hija
de un trompetista de la orquesta de Paul
Witheman, muy joven empezó a aparecer en la televisión. Después de actuar
en Broadway con la obra “Pipe dream” intervino
en dos películas “Bop Girl Goes Calypso”
y El rock de la cárcel. Tres semanas después de concluir su rodaje, Judy
fallecía junto con su segundo marido en un accidente de tráfico. La actriz que
había sido nominada al Tony como mejor actriz de reparto, no pudo ver estrenada
ninguna de sus películas.
Elvis que se
enamoró durante el rodaje de su compañera de reparto, no quería ver el filme
ante el doloroso recuerdo de su pérdida. No así el numeroso público que asiste
masivamente a los cines, siendo con mucho la película más taquillera de Presley
hasta entonces. La mezcla de un argumento serio, en ocasiones incluso duro, con
las magníficas canciones de Leiber y
Stoller, consiguen una estupenda cinta musical, en la que se auguraba una
estupenda carrera cinematográfica.
Su siguiente
filme dirigido por el magnífico Michael Curtiz “El barrio contra mí”, ambientado en el barrio criollo de Nueva
Orleans, acompañado de un perverso Walter
Mathau, acabó por cimentar su reputación como actor. Lamentablemente un
inoportuno servicio militar, y la elección poco afortunada de sus siguientes
títulos, quebraron una carrera que pudo ser mucho más brillante de lo que al
final fue.
Para Elvis
Presley y Judy Tyler, que por
circunstancias muy diferentes, no tuvieron la suerte que merecían en la
pantalla, va dedicado la entrada de hoy.
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