domingo, 16 de febrero de 2014

Las relaciones con mi mujer (1922) Hay que aprender idiomas

 

Cuando hablamos de las excelencias del cine de Buster Keaton, por lo general aludimos a sus maravillosos largometrajes, que en una porción muy breve de tiempo le auparon como uno de los grandes genios del cine. Contemporáneo de otros dos grandes como Chaplin y Lloyd, la actividad de Keaton fue superior a las de sus rivales rodando exceptuando el año 1927, una media de dos cintas de larga duración en el periodo que va de 1923 a 1928.


Cuando rueda este cortometraje sus apariciones en la gran pantalla se sitúan en la treintena. Iniciado en el mundo del cine por el gran Roscoe 'Fatty' Arbuckle, había ido desarrollando una personalidad definida que le diferenciaba del resto de los payasos del cine mudo. Rodada en 1922 tan sólo un año antes de su definitivo asalto a los largometrajes, Las relaciones con mi mujer (1922) es uno de los más divertidos y ácidos cortometrajes por el filmado.


El hilarante argumento comienza con  una oronda mujer irlandesa que culpa falsamente a Buster de haberle roto el cristal de su escaparate. Cuando son conducidos a un juez de paz polaco que desconoce el idioma de la demandante, entiende que lo que necesitan es casarse. Fruto de esa confusión Keaton se encuentra casado no sólo con su fea y mandona esposa, sino con una pandilla de cuñados facinerosos que le hacen la vida imposible. Pero la situación cambia diametralmente cuando descubren que es el heredero de una importante fortuna.
 
 

 
 
 
 
Esta divertida y amarga reflexión de la vida matrimonial, fue por desgracia un precedente de la futura convivencia con su esposa. Una pequeña obra maestra de gags sencillos y magistrales que hacen presagiar al mejor Buster que ya estaba por venir.
 
 
 

 

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