La vinculación
de Barbara Stanwyck con el western, se remonta a una biografía novelada de Annie Oakley (1935) la famosa tiradora
del espectáculo de Búfalo Bill. Pese a la no muy atinada dirección de George
Stevens, Barbara dejó bien claro que
estaba hecha para el género. “Las furias” era la quinta cinta del oeste que
protagonizaba, tras otros cuatro filmes, en el que destacaría la epopeya “Unión Pacífico” de Cecil B. de MIlle.
Pero la cinta
dirigida por Anthony Mann, poco
tenía que ver con el gran espectáculo de De Mille. Es una cinta oscura donde la
nominada fotografía de Victor Milner,
es fiel reflejo de un relato, que contiene elementos propios del cine negro en
el que Mann había comenzado a descollar. Muchas son las influencias que se
atribuyen al relato basado en una novela de Niven Busch, autor de los guiones de fantásticas películas como: “El forastero”, “El cartero siempre llama
dos veces” o “Perseguido”. Al igual que aquí, otra novela de su pluma fue
el origen de la arrebatada “Duelo al sol”.
El tratamiento
cinematográfico de Charles Schnee,
un magnífico escritor al que le debemos el guion de “Cautivos del mal”, da como resultado un texto profundo y complejo,
donde los personajes están dibujados con gran objetividad, ya que nos permite
conocer la cara más amable y oscura de cada uno de ellos. Eso da como resultado
un relato en el que el predominio de la tragedia de onda raíz clásica, convive
a la perfección con momentos de comedia, que dan una visión más natural de todo
el conjunto.
“Las furias”
es el nombre de una gran propiedad que
dirige con mano férrea T. C. Jeffords, un hombre hecho a sí mismo,
que tiene grandes paralelismos con el senador Jackson McCanles de “Duelo al sol”.
Sólo que en esta ocasión su manera despreocupada de vivir, le obliga a vivir
pendiente del crédito bancario. Walter Huston
en el último papel de su distinguida carrera, da una auténtica lección
interpretativa, al encarnar a este personaje tan cruel como generoso. Su hija
Vance, lucha por cuadrar las cuentas de su pródigo padre, endureciéndose a cada momento, por los
crueles envites de la vida. Barbara Stanwyck le da su portentosa personalidad,
a una mujer que se debate entre su lealtad filial y el amor que siente por el
banquero Rip Darrow.
El astuto
hombre de negocios, lo interpretó Wendell
Corey , un actor de teatro que el productor Hal Wallis había descubierto para el cine. Frente a su calculadora
figura se halla la de Juan Herrera, de lejos el personaje más noble de toda la
cinta, que no dudará en sacrificarse por el amor no correspondido de Vance. Una
notable actuación a cargo del gallardo
Gilbert Roland. Y desde luego tampoco podemos olvidar a la siempre
fascinante Judith Anderson, una
actriz que siempre quedó ligada a la amenazadora ama de llaves de Rebeca, encarnando aquí a Flo Burnett,
una madura aventurera que logra engatusar al viejo patriarca Jeffords.
Una cinta con
menos acción y más rodaje en interiores, de lo que viene siendo habitual en
Mann, en esta ocasión las finanzas
disparan con más tino que las balas, aunque estas estén bien presentes.
Fascinante mezcla del género negro y el western, “Las furias” es una excelente
muestra del buen hacer, de uno de los mejores directores de la historia del
cine.
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