Al igual que
ante otros títulos, me resistía a escribir un post sobre esta divertida comedia,
porque ya los hay muy buenos en la red. Lo que no me ha parecido es encontrar
ninguno malo, entre otras cosas porque algunos están descaradamente
copiados. Así que me dije, como toda
gran película “La kermesse heroica” merece un artículo rematadamente malo. De
ahí su inclusión en este blog.
A mediados de
los años treinta del pasado siglo, mientras el cine alemán iba diluyéndose
entre las enfervorizadas proclamas del partido nazi, y el cine británico
salvaba su prestigio gracias a las cintas de Hitchcock y Korda, Francia se
hallaba inmersa en una explosión creativa, que la colocaba por delante de las
demás industrias cinematográficas eruropeas.
Enumerar los
talentos propios y ajenos que proliferaban en los estudios galos, sería tan
prolijo que excedería con mucho, el habitual tamaño de este modesto blog. Son
además sus nombres tan admirados y conocidos que pocos necesitan presentación.
Esta mañana
pensaba en el gran cineasta Rouben
Maomulian, como gran renovador del lenguaje visual tras el advenimiento del
sonoro. Al buscar un par en el cine europeo, se me vino a la memoria la figura
del belga Jacques Feyder. Famoso ya
en el cine mudo, siempre tuvo querencia por España, en donde rodó muchas
escenas de su adaptación muda de “Carmen”
interpretada por una bellísima Raquel
Meller. En una de sus localizaciones, rodada en la plaza de Ronda, junto a
seiscientos extras, aguardando bajo un sol de justicia, la famosa cupletista se
negaba a realizar una escena demasiado tórrida para ella. Feyder le replicó que
era imposible cambiar lo que había escrito Merimé, a lo que Raquel contestó: Dime
donde vive Merimé que le voy a llamar por teléfono.
Casi una
década después, vuelven a aparecer los españoles en su filmografía. Son los
feraces miembros de los tercios, que llegan a la ciudad flamenca de Boom. Sus
aguerridos ciudadanos sufren un ataque de pánico, dejando a sus mujeres como
anfitrionas. La película que juega a satirizar los tópicos nacionales de unos y
otros, viene a hacer lo mismo con la posición que tradicionalmente se otorga a
cada sexo.
La condición
social de la mujer, no había sufrido grandes cambios a lo largo de los cuatro
siglos que separan a la cinta, de la historia que nos cuenta. Relegada al
ámbito doméstico, su ascensión a otras esferas sociales, había sido vetada
reiteradamente. La imagen que de ellas
daba el cine se polarizaba frecuentemente entre la abnegada esposa y la amoral
vampiresa. Por eso una de las virtudes fundamentales de la cinta, es dar una
imagen moderna de la mujer. Las habitantes de Boom, demuestran gallardía,
inteligencia y sensualidad. Con toda naturalidad, se ven atraídas por los
fibrosos soldados que contrastan con sus panzudos esposos burgueses.
Asimismo, la
cinta de Feyder es una eficaz vacuna contra el nacionalismo. Un canto al
entendimiento entre los pueblos, que desde luego no ha perdido vigencia. Sus
personajes que en un principio se nos presentan caricaturizados, conforme
avance la proyección irán adquiriendo una completa gama de matices, que nos
harán comprenderlos un poco más.
La mujer de
Feyder Francoise Rosay, en su papel de Cornelia de Witte
esposa del burgomaestre, consigue fascinar no sólo al sofisticado Duque de
Olivares (Jean Murat) ganándose la admiración y el respeto de todos los
aficionados al buen cine. Lo cierto es que todo el reparto es sensacional,
entre el que destacaría a un sardónico Louis
Jouvet como un clérigo amante de los placeres. En esta lujosa producción,
con magníficos trajes y fantásticos decorados, el ingenio de Feyder hace mover
la cámara con una elegancia y ligereza muy acorde con el tono de la historia.
Una historia
que se fue fraguando lentamente…como un buen cocido. Ya en 1927 Feyder comenta
al guionista Charles Spaak, la
posibilidad de realizar una cinta ambientada en Flandes. Un año después el
relato tiene casi forma definitiva. Presentada a diversos productores, obtiene siempre
la negativa, bajo el argumento de que el público está cansado de películas
históricas. Cuando Feyder viaja a Hollywood contratado por MGM deja aparcado
varios años su proyecto. Seis años después en 1934, decide volver al proyecto,
pero en ese momento las mujeres de Feyder y Spaak están enemistadas por asuntos
profesionales. Aunque al final las cosas vuelven a su cauce y Spaak da el
permiso para utilizar su historia. Contemplada en un principio como una
producción a tres bandas (Inglaterra, Alemania y Francia) pronto la facción
inglesa se desinteresó del proyecto, recayendo el mayor peso en el productor
francés Georges Lourau.
Una
coproducción franco alemana, que fue rodada simultáneamente, cambiando el
elenco según el idioma, exceptuando a Francoise Rosay que protagonizó ambas
cintas. Su clamoroso estreno en París y Berlín, contrasta con los incidentes en
los cines de Amsterdan y Bruselas. Volviendo a la citada Carmen, uno de los
colaboradores de esta Constantin Miclachevsky, afirmó haber entregado durante
el rodaje de esta a Feyder, un relato titulado “La mujer de Rubens”, afirmando que
luego fue plagiado como “La kermesse heroica”. Aunque sus demandas no
prosperaron, finalmente los productores compensaron al pretendido autor con
1.500 dólares, para que cesara su campaña difamatoria.
Una producción
dilatada, una acogida convulsa, que en nada empaña a estas “Mujeres inteligentes” (título de la versión alemana) que nos
invitan a contemplar, esta comedia cuyo mensaje sigue siendo tan actual como en
la convulsa Europa de pregurerra.
P.D. La cinta se estrenó en el
cine Callao de Madrid el 24 de Enero de 1936.
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