Es el tiempo de los asesinos
La hora de la soga y la traición
La hora sin piedad ni compasión
Por la vidas de los hombres
Es la hora que las mujeres
Preparan la cena mientras sus maridos
Persiguen prohibidos placeres
Entre los brazos de sus amantes.
Con esta
canción cuya letra es del director Julien
Duvivier, comienza esta apasionante película. Pocas veces es tan sencillo
recomendar un filme, pues son muchas sus virtudes. En primer lugar el magnífico
guion pleno de suspense y con sabrosos diálogos, obra de Duvivier y de Charles Dorat, actor de teatro y de
algunas películas, cuya exigua carrera como
guionista se circunscribe a este filme y a la cinta de Buñuel “La fiebre sube al Pao”.
La cinta
comienza en el legendario mercado parisino de “Les Halles”, hoy convertido en centro comercial. Para los amante
del cine será siempre el lugar donde trabaja a destajo, el pobre Jack Lemmon en “Irma
la dulce”. Allí está situado “La
cita de los inocentes” el renombrado
restaurante de André Chatelin (Jean
Gabin), un chef famoso tanto por el talento que desarrolla en la cocina,
como por su bonhomía. En una fría mañana
llega Catherine (Danièle Delorme)
una bella joven que dice ser hija de la ex-mujer del cocinero y que tras la
muerte de su madre ha quedado desamparada. Apelando a la compasión, consigue
que este primero le dé cobijo, luego trabajo y finalmente que le haga su
esposa. Lo que ignora el confiado Chatelin, es que bajo su aspecto angelical,
Catherine es un ser capaz de las mayores atrocidades.
Apasionante
relato, genuino cine negro, tiene las suficientes dosis de suspense y
costumbrismo para no desmerecer de los clásicos americanos.El veterano director
francés, nos ofrece uno de los mejores títulos de su carrera, imponiendo un
ritmo perfecto que irá acelerándose conforme se llega al final. Jean Gabin
quien debe a Duvivier varios de los papeles más emblemáticos de su carrera,
compone de forma prodigiosa su personaje, pareciendo que toda la vida la ha
pasado entre fogones. Es maravillosa la forma en que presenta sus platos,
dándoles la importancia que requieren. El carisma que despliega durante todo el
filme, es marca de la casa. A su lado Daniéle Delorme, borda el retrato de
mujer implacable. Después de llevar muchas películas a las espaldas, con este
filme logra una de sus mejores creaciones. Dos años después volvería a
coincidir con Gabin en la estupenda adaptación de “Los miserables” de Jean-Paul
Le Chanois.
Después de
unas cuantas películas joviales, os dejo con esta oscura historia, que te deja
enganchado desde el comienzo. Exponente de las mayores virtudes del cine
francés clásico, ajeno a experimentos, con una sabiduría narrativa que sigue
manteniéndose fresca, seis décadas después de su estreno.
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