En España
tenemos la costumbre de importar muchas
cosas de los Estados Unidos. Al fin y al cabo es el imperio actual, por lo que
es muy lógica esa reacción. Uno de los fenómenos que más han calado en las
últimas décadas es el del monólogo. Nacidos en los clubs nocturnos
estadounidenses, sus primeros cultivadores fueron hombres. Una de las primeras
mujeres que triunfaron con este género sobre las tablas del escenario, fue la
mítica Gypsy Rose Lee, conocida como
la reina del burlesque. Una artista precusora del strip tease, al que dotaba de un gran
sentido del humor, gracias a los
monólogos que con frecuencia ella misma escribía.
Además de impregnar
de glamour al género ínfimo, su polifacética personalidad le permitió escribir
dos novelas de misterio, una de las cuales fue llevada al cine por William A. Wellman con Barbara Stanwyck “La estrella del
variedades”. Mujer comprometida con la izquierda, durante la guerra civil
española, apoyo la causa republicana y envió fondos para la ayuda de los niños
españoles. Al estar relacionada con círculos comunistas, fue investigada por el
macabro comité de actividades antiamericanas, conocido popularmente como “La caza
de brujas”. Asimismo tuvo una agitada vida sentimental con personas de ambos
sexos. Pero la relación más traumática, fue la que mantuvo con su madre Rose
Louise Hovick, una actriz frustrada que quiso lograr con sus hijas el triunfo
que a ella se le había negado.
Tras la muerte
de su madre, Gypsy se decidió a publicar
sus memorias, centradas en las
peripecias que ella y su hermana June padecieron durante la infancia. El éxito
que tuvieron, motivó su posterior conversión en obra musical. Un espectáculo en
el que trabajaron muchos de los mayores talentos de Broadway, bajo la experta
dirección de Jerome Robbins, cuya
anterior obra “West side story”
había convulsionado el mundo del musical. Con la excepción del músico Leonard Bernstein, el mismo equipo se
ocupó de este brillante musical que se mantuvo durante 720 representaciones.
La vibrante Ethel Merman, fue la encargada de dar
vida a la indómita Mame Rose. Un personaje que en la versión cinematográfica
recayó en la genial Rosalind Russell,
que había reverdecido su carrera con la excelente “Tía y Mamá” (http://ramonnovarr.blogspot.com.es/2013/10/tia-y-mama-1958-nueva-york-era-una.html).
Russell consigue transmitir todos los
matices de un personaje de gran complejidad, al que uno ama y odia por
momentos. Como su eterno enamorado, Karl
Malden está excelente, algo habitual por otra parte en el magnífico actor.
Para interpretar a Gypsy, la Warner eligió a la bellísima Natalie Wood, cuyas últimas películas “Esplendor en la hierba” y “West side story” le habían colocado en
primerísima fila del star system de Hollywood. Ella interpreta con gran
sensibilidad a un personaje que pasará, de ser la sombra de una hermana famosa,
al estrellato del burlesque.
Mervin Le Roy que ya había realizado
musicales en su primera etapa en la Warner, conocía de sobra el mundo del
vaudeville, al que se había dedicado en su adolescencia. El veterano cineasta,
dirige con solvencia esta colorista adaptación que pese a su largo metraje,
entretiene de principio a fin.
P.D. A nadie se le escapará el
gran paralelismo del personaje de June, con la celebérrima protagonista de “¿Qué fue de Baby Jane? Rodada por Robert Aldrich ese mismo año.
Afortunadamente para June, tuvo una meritoria carrera como secundaria en el
cine. El retrato que de ella se ofrecía en las memorias de Gypsy, le mantuvo
enemistada con su hermana, hasta poco antes de su muerte.
Gypsy Rose Lee tenía en su casa
de Los Ángeles obras de artistas de la talla de Joan Miró, Pablo Picasso, Marc Chagall, Max
Ernst y Dorothea Tanning. Según propia confesión regalo de todos ellos.
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