jueves, 10 de octubre de 2013

El hermanito (1928) Una comedia de autoayuda


Para muchos Harold  Lloyd es uno de los mejores cómicos del cine mudo. Sé que lo que voy a decir puede levantar ampollas, pero para mí es el mejor. Perdón por la rotundidad de la afirmación, pero el que suscribe, después de haber visto todos los largometrajes de Chaplin, Keaton y Lloyd, además de buena parte de sus cortos, con ninguno he disfrutado tanto, como con el cómico de las gafas de concha.

Me imagino que la mayoría conoceréis “El hombre mosca”,  al menos la famosa escena en que escala un edificio, sin duda la imagen con la que Harold ha pasado a la historia del cine. Pero no siempre lo más conocido es lo mejor, por lo que mi propuesta de hoy, es este filme ambientado en el salvaje oeste y que supuso su penúltima película muda. ¿Muda? Sé que a algunos esta palabra de cuatro letras, les echa para atrás. Os puedo asegurar que hay pelis mudas  mucho más divertidas que algunas rodadas en 3D y tecnología digital. Esta es una de ellas.

El argumento por supuesto, no es lo más original del mundo. Desde David y Goliat el enfrentamiento entre la fuerza bruta y el ingenio ha sido un tema recurrente. En este caso la rivalidad existe en el seno de una misma familia, donde el sheriff local se enorgullece de sus dos hijos mayores,  fornidos y rudos, despreciando al endeble pequeño, al que por supuesto encarna Harold. Todo el mundo se ríe de él, hasta que el amor de una forastera y la situación desesperada de su padre, acusado de robar a la comunidad, logrará que su actitud cambie, demostrando a toda la comunidad su valía.

Yo diría que la auto-superación, es el principal tema de la película. Teniendo confianza en nosotros mismos, somos capaces de alcanzar cotas, que nos pueden parecer tan elevadas como el rascacielos que escalaba en su filme más popular.

La película contiene muchos de los mejores gags de Harold Lloyd, mientras que el retrato de los personajes está muy bien definido, destacando a Jobyna Ralston que encarna a la chica del protagonista.

Disfrutad de esta gozosa comedia y no le tengáis miedo al cine llamado mudo, al fin y al cabo, nos pasamos el día escuchando demasiadas tonterías.

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