Hoy
prácticamente olvidado, Rex Beach
fue uno de los más prolíficos novelistas
norteamericanos de la primera mitad del siglo XX. Su permanencia durante
cinco años en Alaska, en plena fiebre del oro en el Klondike, aunque
infructuosa, fue la fuente de inspiración de varias de sus novelas, y el
territorio donde se desarrollan las dos más populares: “Los usurpadores” y “El mundo en sus manos”. Frecuentado con
asiduidad por el cine, su novela más famosa, Los usurpadores ha sido adaptada
hasta en cinco ocasiones, siendo la versión protagonizada por John Wayne y Marlene Dietrich la que ha
pasado a la posteridad.
Aunque el
tiempo haya pasado por la obra de este emulador de Jack London, gracias al talento de Raoul Walsh, su última novela sigue vigente al convertirse en una
de las mejores películas de aventuras de todos los tiempos. Este blog que por
algo se titula “Clásico y divertido”, bien podría nutrirse exclusivamente con
la obra del director neoyorquino. Maestro del cine negro, del western y
las hazañas bélicas, sus incursiones por
la cubierta del barco, no fueron menos brillantes.
Gregory Peck ya había coincidido en una aventura marina
con Walsh, nos referimos por supuesto a “El
hidalgo de los mares”, donde interpretaba a Horatio Hornblower, popular personaje
de las novelas de C. S. Forester,
ambientadas en las guerras napoleónicas. En este caso, la historia ficticia de “El
mundo en sus manos” nos cuenta el intento por parte de un grupo de potentados
californianos, de comprar el territorio ruso de Alaska. La acción se desarrolla
en 1850, diecisiete años antes de que el gobierno estatal incorporara la vasta
zona a los Estados Unidos. A la populosa San Francisco, llega Jonathan Clark
(Gregory Peck) un astuto marino que caza pieles de foca, burlando el bloqueo de
las naves imperiales. Él debe ser el encargado de llevar a Sidka, la oferta de
los banqueros norteamericanos. Pero su encuentro con la bella condesa rusa
Marina Selanova (Ann Blyth),
alterará sus planes.
Borden Chase, en su juventud había ejercido multitud de oficios,
entre ellos el de chofer del Frankie Yale, uno de los gangster más
sanguinarios de la historia, que aparece en la magnífica serie de Martin Scorsesse “Boardwalk empire”.
Tras su trabajo en “Rio rojo” se le
consideraba uno de los mejores guionistas de Hollywood. En esta ocasión junto a
Horace McCoy, autor de los diálogos
adicionales, consiguió un perfecto equilibrio entre las tiernas escenas
románticas y los trepidantes momentos de acción. Todo sazonado por un agudo
sentido del humor, al que contribuye de forma decisiva, la vitalista
interpretación de Anthony Quinn, en
el papel del portugués, un rudo marino.
Russell Metty, mago de la fotografía en
Technicolor, ilustra con bellas imágenes tan magnífico texto. Una conjunción de
elementos, que en los estudios Universal, a la orden del capitán Walsh, crearon
esa maravillosa atmósfera, que todos quisiéramos respirar. Subámonos pues a la
Pelegrina de Salem, en busca de las aventuras, que solo el cine nos puede
brindar.
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