sábado, 7 de diciembre de 2013

Scaramouche (1923) A nous la liberté.

 
 

Mi primer acercamiento a la obra de Rex Ingram se lo debo al gran Terenci Moix, que desde las páginas del dominical de ABC “Blanco y negro”, iba forjando su estupenda “Gran historia del cine”. Lamentablemente aquellas magníficas fotografías, que apoyaban un texto tan didáctico como bien escrito, eran la única referencia iconográfica de que podía disponer en una ciudad de provincias.

La atención que le prodigó el gran escritor barcelonés, difería de la que habitualmente dispensaban otros historiadores cinematográficos, los cuales no quiero mencionar para no ponerlos en evidencia. Afortunadamente casi veinte años después la oportunidad de disfrutar de estas obras silentes, en excelentes condiciones, me ha permitido contemplar, lo que antes conocía por referencia.


Aprendiz del gran Griffith, este polifacético irlandés, pintor, boxeador amateur y finalmente director de cine, logró en 1921 un éxito mundial con la adaptación a la pantalla grande de la novela de Blasco “Los cuatro jinetes del apocalipsis”. Esta cinta que convirtió a Rodolfo Valentino en una estrella contó en un papel menor con Alice Terry  que poco después se convertiría en su esposa y con un extra de origen mexicano llamado Ramón Novarro.


Los fabulosos resultados de taquilla del filme, proporcionaron a Ingram una libertad creativa, superior a los directores de su época y el poder contar para sus cintas con  presupuestos que rebasaban con mucho, la media habitual de gasto. Su acierto al versionar  narraciones célebres, tan dispares como Eugenia Grandet y El prisionero de Zenda, lo hacía el más adecuado para rodar “Scaramouche”,  una historia ambientada en la Francia prerrevolucionaria que había publicado dos años antes Rafael Sabatini.


Lo primero que sorprende de la cinta es su maravillosa ambientación, que hace sumergirte en el siglo XVIII. Diríase que los cuadros de Antoine Watteau o  Maurice Quentin de La Tour, cobraran vida. Con esa misma naturalidad, descienden de un coche de postas, dos viajeros impregnados del polvo del camino: André-Louis Moreau (Ramón Novarro)  hombre de pasado incierto, criado por un aristócrata menor y su mejor amigo Philippe de Vilmorin (Otto Matiesen) un estudiante de religión, que aboga por los más débiles. Horrorizados observan como a una mísera casa, llega el cuerpo de un pobre campesino, ejecutado por orden de Le Marquis de la Tour d'Azyr (Lewis Stone), que así castiga al que caza en sus tierras, aunque sea para mitigar el hambre de su familia. La aparición del noble, indiferente ante el dolor de los más pobres, encoleriza al joven  Philippe, que se enfrenta a duelo con el marqués, un experimentado espadachín. Despachado sin contemplaciones con una certera estocada, el estudiante idealista muere en los brazos de su amigo André. Este jura vengar a Philippe y hacer suyos  los ideales que defendía. El desdeñoso aristócrata aspira también a casarse con Aline (Alice Terry) la mujer a la que ama  André.
 
 

Fiel a la novela de Sabatini, la película de Ingram difiere en muchos aspectos con la versión de 1952 dirigida por George Sidney. Mientras la cinta de los años cincuenta, es una comedia de aventuras donde el tono bufo, impregna todo el relato, la adaptación silente lo convierte en un drama romántico, en el que los aconteceres históricos tienen mucha importancia. La revolución que en el filme protagonizado por Granger es una referencia apenas sugerida, aquí tiene un peso determinante en la acción, siendo fundamental para el devenir de los acontecimientos y que será crucial cuando virulentamente estalle en la parte final del filme. La mirada que ofrece la cinta sobre la nobleza es corrosiva, mientras que a los revolucionarios se les trata de una forma objetiva, mostrando la locura del levantamiento popular, pero también la causa que lo motiva.

 

Otros notorios cambios sobre la versión más conocida, me obligarían a desmenuzar el argumento, algo que me gustaría que descubrierais por vuestros propios ojos. Solo diré una cosa, el último plano de la cinta, donde avanzan briosamente los revolucionarios es impresionante. ¿Cuál es mejor de las dos?...
Video homenaje a la bella Alice Terry
 

3 comentarios:

  1. Scaramouche, también Scaramouch, originalmente Scaramuccia en italiano, es un personaje de la Comedia del arte, pertenece al tipo de personajes llamados "zanni" (o payasescos), a diferencia de los "vecchi" (viejos) y los "innamorati" (enamorados).

    El personaje nació como una versión suavizada de El Capitán Matamoros, se lo representaba como a un caballero o capitano bufonesco, cobarde y altanero al mismo tiempo, con inclinaciones artísticas y vestido con un traje negro español propio de la época. Su nombre significa literalmente "pequeña y rápida riña" (término del cual proviene la palabra castellana escaramuza).

    Scaramuccia fue empleado como personaje tipo en la farsa italiana del Siglo XVII, donde era frecuentemente vapuleado por Arlequín, por jactancioso y arrogante, en las ilustraciones se lo muestra generalmente con un laúd, vihuela española o similares instrumentos de cuerda en las manos. Otros mantienen que Scaramouche viene de la unión de las palabras.. es-cara-mouche (Es cara de mosca) debido al antifaz o careta que cubría su rostro y tenía como un pico y se asemejaba a una mosca. En cualquier caso, es una gran novela del escritor Rafael Sabatini (1875-1950), publicada en 1921 Está ambientada en la Francia revolucionaria del siglo XVIII. Esta novela fue llevada al cine por primera vez por Rex Ingram en 1923, en la cinta muda titulada Scaramouche; protagonizada por Ramón Novarro. Luego llegó a la gran pantalla de manos de George Sidney, en Scaramouche, protagonizada por Stewart Granger.

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  2. Gracias John por ampliar la información, este blog es de todos, pero si los comentarios vienen de voces especializadas como tu, pues miel sobre hojuelas.

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    1. Es un placer aportar mi granito de arena, para tu espléndido Castillo :)

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