Solo con la
mención de Irving Berlin, Fred Astaire y
Bing Crosby, pudiéramos escribir buena parte de la música popular
norteamericana, durante la primera parte del
siglo XX. Nadie en ese periodo alcanzó mayor fama como compositor,
bailarín y cantante. Así que era muy lógico que Paramount reuniera a los
tres en este estupendo musical que es Holiday
Inn. Mary Martin que ya empezaba a destacar
como cantante en Broadway, y que luego estrenaría las míticas South Pacific y Sonrisas y lágrimas,
también iba a ser de la partida, aunque al final fue la bella Marjorie Reynolds quien intervino en el
filme.
Para dirigirla
se trajo a un viejo conocido de Fred Astaire, Mark Sandrich, con el que había coincidido en cinco películas,
incluyendo las dos más populares del dúo que en la década anterior formara con
Ginger Rogers: ”La alegre divorciada” y “Sombrero
de copa”. Sandrich seguía siendo popular por las tres películas que acababa
de rodar con el cómico de la radio Jack
Benny, coprotagonista de “Ser o no
ser” de Lubischt, con las que la
productora Paramount había conseguido buenos dividendos.
Juntos pero no
revueltos, podría bien ser la definición de esta cinta, las dos estrellas se
circunscriben a su parcela, sin intentar saltar a la de su compañero de rodaje.
El dinámico Astaire se luce en los
números con sus paternaires Marjorie Reynolds y
Virginia Dale, destacando
para mí en dos momentos, el improvisado baile borracho con Reynolds, y un solo
con los petardos del 4 de Julio, realmente sensacionales. Del otro lado Crosby
apenas apunta unos pasos de baile, dedicándose a lo que mejor hacia cantar. De
entre todas las estupendas canciones de Berlin, lógicamente señalaría “Easter
Parade” precioso tema que el compositor de origen judío había compuesto
para el musical “A Thousand Cheer”
en 1933 y por supuesto la evocadora “White Christmas”.
Esta canción,
seguramente la más famosa de la historia, fue escrita en 1940 y estrenada por
Crosby ante los micrófonos de la NBC el día de Navidad de 1941. No obstante su
abrumador éxito se debió al lanzamiento discográfico, junto con otros cinco temas
de la película realizado en julio de 1942. Poco a poco su fama fue creciendo
hasta alcanzar el número uno de las listas en octubre del mismo año. La academia
de Hollywood la daría el refrendo consiguiendo el oscar a la mejor canción.
El hábil guion,
basado en una idea de Berlin, adaptada por Elmer
Rice y dialogada por Claude Bynyon,
explota muy bien los caracteres opuestos de los protagonistas. Astaire es Ted
Hanover un bailarín que desea el éxito a
toda costa, mientras el cantante Tim Hardy (Crosby) desea una vida tranquila.
Para ello se traslada a una granja, a la que transforma en un selecto club, que
solo abrirá los quince días festivos.
La encantadora
Marjorie Reynolds se debatirá entre el amor de ambos y lo que representan. Por
cierto que su hermosa voz, es de la cantante Martha Mears, habitual en la radio también dobló a estrellas del
calibre de Claudette Colbert, Veronica
Lake y Loretta Young. Otra de las mejores actuaciones se deba a la
magnífica actriz de color Louise
Beavers, que ya había destacado en títulos tan conocidos como “Imitación de la vida” y “Piratas del mar Caribe”.
Una más que
disfrutable cinta, ideal para estas fechas. Doce años después, la Paramount
para lanzar el nuevo formato de pantalla Vistavision,
produjo “Navidades blancas” que en
gran medida copiaba la historia de “Holiday Inn”. Pese a la gran recaudación
obtenida, los resultados artísticos son muy inferiores. Por lo que me decanto
sin duda por estas navidades blancas, en blanco y negro.
P.D. Tres curiosidades: Astaire y
Crosby volverían a coincidir en otra cinta con música de Berlin, “Blue Skies”.
La magnífica banda que acompaña a los números musicales es la de Bob Crosby
hermano menor de Bing. Mary Martin la cantante que al final no hizo la cinta y
que luego triunfaría en Broadway, vio cómo su hijo Larry Hagman, conseguía fama
mundial al encarnar en Dallas al malvado J.R.
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