“Para ser un buen
director tienes que ser un hijo de puta. Soy un hijo de puta y lo sé”
Esta rotunda
afirmación es de Henry Hathaway, uno de los directores más versátiles de la
historia del cine. Encasillado por la crítica como un especialista en películas
de aventuras, lo cierto es que su extensa filmografía toca todos los géneros
del cine clásico. Desde el romanticismo exacerbado de “Sueño de amor eterno”
(1935) a la desesperada cinta de cine negro “El beso de la muerte” (1947) o el
western crepuscular “Valor de ley”, la obra del cineasta norteamericano si en
algo no peca es de monolítica.
Famoso por ser
implacable con los actores, también es cierto que en muchas ocasiones sacó lo
mejor de ellos, proporcionándoles papeles que fueron determinantes para su
carrera. Por ejemplo la pérfida Rose en “Niágara” que convirtió en estrella a
Marilyn Monroe. Gary Cooper, John Wayne, Carole Lombard, James Stewart, Richard
Widmark y hasta Shirley Temple brillaron en sus películas.
Henry Fonda
era uno de los mayores talentos emergentes de Hollywood, para cuando rueda este
filme, ya ha protagonizado el desasosegador thriller de Fritz Lang “Solo se
vive una vez” y acompañado a Bette Davis en la famosa “Jezabel” de William
Wyller. Había coincidido anteriormente con Hathaway en una de las primeras producciones
rodadas en Technicolor “El camino del pino solitario”. También repetía con el
duro director George Raft, en otra estupenda muestra de cine de aventuras “Almas
en el mar” donde la estrella era Gary Cooper.
Rodada en los
majestuosos escenarios naturales de Alaska, sitúa su acción en la segunda
década del siglo XX, cuando la pesca del salmón se convierte en la principal
fuente de ingresos de tan agreste territorio. En este marco la amistad entre Tyler
Dawson (George Raft) y Jim Kimmerlee (Henry Fonda) dos marineros de raza, se
romperá cuando Tyler opta por seguir la senda de la piratería, para así robar
el fruto del duro trabajo, de honrados pescadores como Jim. Este que es el
conflicto primordial de la cinta, se ve aderezado con las intrigas románticas
en las que participa la bella camarera Nicky ,a la que da vida una bellísima
Dorothy Lamour, y la elegante Dian di Turlon (Louise Platt), hija del director
del periódico local, un notable John Barrymore.
Pese a su
estupendo reparto, la auténtica estrella
de la película es “Slicker”, un león marino capaz de hacer cosas realmente
sorprendentes. La famosa foca “Luisa”
que participaba en la legendaria “El mundo en sus manos”, parece un simple
aprendiz, ante el virtuosismo del que hace gala Slicker. Su entrañable actuación, viene a
sumarse a las excelencias que posee este fantástico filme de aventuras, pleno
de escenas de acción e imaginativos efectos especiales.
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