La conocida
popularmente como “Caza de brujas” acaecida en Salem el año 1692, ha quedado en
la memoria colectiva como un ejemplo paradigmático de las terribles
consecuencias que puede originar el fanatismo religioso. Unos sucesos que
fueron recogidos posteriormente por
Arthur Miller, en su laureada obra de teatro “Las brujas de Salem”. Un texto
que ha sido representado en los mejores escenarios, e interpretado por los
artistas más célebres. Estrenada en España, bajo la dirección del añorado José
Tamayo en el Teatro Español, contó con un magnífico reparto encabezado por Francisco
Rabal. Por cierto que en su habitual reseña de ABC, el temido crítico teatral
Alfredo Marquerie, famoso por su lengua viperina, califico a la obra de pesada,
pese a los recortes que sufrió en la
traducción.
Puede que la
adaptación cinematográfica de estos hechos, realizada dieciséis años antes, no
se ajuste tanto a la realidad como la obra de Miller, lo que les aseguro es que
no es en absoluto pesada. El argumento escrito entre otros por Walter Ferris,
un guionista que ya había trabajado en dos éxitos de la Colbert (Imitación de la vida y Bajo dos banderas) y
en otros filmes de corte histórico como Lloyd de Londres, fija su atención en
el personaje de Barbara Clarke (Claudette Colbert) una joven que reparte por
todo el pueblo, las velas que fabrica junto con su tía.
En una de esas
entregas conoce al apuesto Roger Coverman (Fred McMurray) un colono de Virginia
que ha tenido que huir de su tierra por enfrentarse al despótico gobernador
real. Sus encuentros amorosos furtivos, son sorprendidos por el borracho de la
localidad, que en sus alucinaciones atribuirá al joven ser la encarnación del maligno.
Paralelamente a estos hechos, una niña caprichosa, enfadada con su nana por
haberla puesto en evidencia, decide vengarse acusándola de brujería. Fingiendo
ataques convulsos señala a la pobre esclava, la cual tras un duro
interrogatorio y con la promesa de salvar su vida, empieza a delatar
indiscriminadamente a numerosos miembros de la comunidad.
La despótica
venganza de una niña mal criada, es el germen de un clima de histeria, provocado
por una sociedad ignorante, atribulada por los clérigos con el miedo a lo
desconocido, que conduce a un proceso de delaciones, que acaban llevando al
penal y en el peor de los casos a la horca a decenas de personas.
La cinta retrata con mucha verosimilitud el rígido
ambiente, de la Nueva Inglaterra puritana de finales del siglo XVII, y en sus
aspectos más principales mantiene la fidelidad de los hechos históricos. Quizás
la historia de amor entre Colbert y
McMurray sea lo que menos funciona en la película, que por otra parte es un
ameno relato que entremezcla drama y aventura, realizado con la habitual
solvencia y soltura que caracteriza el cine de Frank Lloyd.
La recuerdo a Claudette Colbert por la maravillosa comedia " Sucedió una noche " 1934 con el guapísimo y talentoso Gable, respecto a esta pelicula la tengo que ver si o si.
ResponderEliminarMuchas gracias Jessy por leerme, te aseguro que es una película estupenda
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