lunes, 16 de diciembre de 2013

Ivanhoe (1952) Se nos ha ido una princesa, Joan Fontaine.

 
 
El primer recuerdo que guardo de Joan Fontaine, fue cuando siendo muy pequeño acompañado de mi madre y mi hermano vi en el  cine Ivanhoe.  Formaba parte de aquellos míticos programas dobles donde te podías encontrar a “Los hermanos Marx”. “Abbott y Costello”,  Las minas del rey Salomón”, o confraternizar con toda una serie de musculosos héroes, que poblaban las populares cintas de romanos. En ese contexto donde también se exhibían las fantasías orientales de María Montez y las selváticas peripecias  del  Tarzán de Johnny Weissmüller, me topé con esta maravillosa cinta de aventuras.


Para cuando Joan Fontaine rueda Ivanhoe, su carrera había empezado a declinar. Iniciada a finales de la década de los treinta, ejerció sin bailar de pareja de Fred Astaire en “Señorita en desgracia”, hizo de prometida impertinente en “Gunga Din” y participo del reparto exclusivamente femenino de “Mujeres”. Sería el mítico productor David O´Selznick,  quien le proporcionaría el papel por el que ha pasado a la historia del cine, la joven señora  de Winter en “Rebeca” debut de Alfred Hitchcock en Norteamérica. La cinta fue un éxito en todo el mundo, ganó el oscar a la mejor película y Joan fue nominada por primera vez como la mejor actriz. Un año después con Sospecha, nuevo filme del director británico,  alcanzaría el codiciado galardón.


Un romántico drama en las montañas suizas “La ninfa constante”, deparó a Fontaine su última nominación a los premios de la academia.  Algo totalmente injusto si tenemos en cuenta, las magníficas interpretaciones que ofreció en los siguientes años. Encarnó como nadie a Jane Eyre, en la maravillosa adaptación de la novela homónima dirigida por Robert Stevenson y que aquí conocimos como “Alma rebelde”. Allí coincidiría con una niña que hacía una pequeña intervención  Elizabeth Taylor”. Otros papeles para recordar son la insatisfecha Dona de “El pirata y la dama” (1944), la arrogante Joanna en “El vals del emperador” (1948) y la intrigante Christabel de “Nacida para el mal” (1950). Pero dejando las dos cintas de Hitchcock, la interpretación más aclamada de Joan Fontaine, es la de Lisa, la desdichada autora de la “Carta de una desconocida”./carta-de-una-desconocida-1948-el-amor.html



Si en la primera cinta de Hitchcock, tenía como rival, el fantasma de Rebecca de Winter, en esta magnífica versión de la novela de Sir Walter Scott, es otra Rebecca una judía de York, a la que debe enfrentarse por el amor del apuesto Ivanhoe. Elizabeth Taylor en el apogeo de su belleza, se enamora del bravo caballero, al que da vida Robert Taylor, un actor cuya carrera se había revitalizado gracias a su intervención en la épica “Quo Vadis”. El cuarto en discordia es el siempre excelente George Sanders, encarnando al normando De Bois-Guilbert.  Aquí Joan Fontaine haciendo gala de su belleza serena, compone una Lady Rowena que representa la majestad de su linaje con la  más exquisita naturalidad.

 

Película de aventuras de raza. Con escenas de acción que se encuentran entre las mejores del género, espectacularmente  planificadas  por el artesano Richard Thorpe y puestas en imágenes de vivo Technicolor por el avezado cámara Freddie Young.  Dos guionistas de talla como Noel Langley y Æneas MacKenzie, son los responsables de unos diálogos que por su brillantez, son poco comunes en el género. La extraordinaria música de Miklos Rozsa, da el empaque necesario a esta bella producción, que al contrario de muchas otras vistas en el centenario Teatro Bretón, sigue emocionándome cada vez que la veo.



Desde ayer, en otro palenque mucho más regio, que el edificado para Ivanhoe, se yergue la esbelta figura, de la ya inmortal Joan Fontaine.

 

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