Preparando la
entrada de esta estupenda película, en varias ocasiones me he topado con la errónea
información, de que el argumento del
filme estaba escrito por Jacques Prevert, eximio poeta y colaborador habitual
de Carné. Aunque deudor estético del realismo poético, su fuente original es
una popular obra de Eugène Dabit. El autor que murió prematuramente de
escarlatina en un viaje a la URSS, había amasado una pequeña fortuna con el
negocio de la seda pintada. Gracias a esos ingresos y un préstamo de sus
familiares, sus padres compraron el Hotel du Nord enclavado en el borde del canal Saint-Martin. En aquella época
ayudó a sus progenitores, actuando en muchas ocasiones como portero de noche.
Inspirándose en esas experiencias publicó en 1929 “Hotel du Nord”.
El éxito de público de la novela, fue
refrendado al ganar en su primera edición el Prix du roman populiste. Este prestigioso galardón ha sido conseguido
posteriormente por figuras de la talla de Jean-Paul
Sartre (1940), Louis Guilloux (1942), René Fallet (1950) entre muchos
otros. Como homenaje a su primer ganador el premio ostenta desde 2012 el nombre
de Prix Eugène Dabit du roman populiste.
Esta
literatura que pretende narrar la vida de las personas humildes, en contraste
con el protagonismo de las clases altas
y la pequeña burguesía, que eran el objeto habitual de los novelistas, casa a
la perfección con el tipo de cine que en los años treinta se realiza en
Francia. Jean Renoir, Duvivier y el
propio Marcel Carné entre otros, se
recrean en el retrato de las gentes sencillas, logrando un abanico de obras
maestras que han perdurado en el tiempo.
En la
redacción del guion del filme, intervinieron dos magníficos escritores. Jean Aurenche, se ocupó de la
adaptación a la pantalla, este prolífico guionista intervendría en dos de los
más famosos filmes franceses de la década de los 50 “Juegos prohibidos” y “La travesía de París”. Los estupendos
diálogos corren a cargo de Henri Jeanson, que ya había proporcionado a Julien Duvivier el texto de resonantes éxitos como “Pepe
le Moko” y “Carnet de baile”.
La historia
comienza con el intento de suicidio de dos amantes (Annabella y Jean Pierre Aumont) en la habitación número 16 del
Hotel du Nord. Acuciados por la desesperación, traman un plan según el cual, el
joven disparará a la muchacha para luego quitarse la vida. Pero cuando el
amante dispara sobre el pecho de la chica, aparece Edmond (Louis Jouvet) un proxeneta que reside en el hotel. Asustado el
homicida huye, luego al no poder quitarse la vida, tira el arma y se entrega.
No pretendo
desvelar más del argumento, pues los giros en la trama, son parte sustancial
del disfrute de la cinta. Otra de las afirmaciones con las que me he encontrado
y disiento, aunque en este caso no se trate de ningún dato, sino de una opinión
subjetiva, es que no es una película fácil. Desde mi punto de vista de
espectador, considero que la película está narrada con gran habilidad,
mezclando sabiamente los momentos dramáticos con escenas costumbristas donde hay lugar para la comedia.
El ritmo ágil
de la cinta, no impide el complejo retrato de una galería de personajes
fascinantes. A esto contribuye una pléyade de actores en estado de gracia, en
los que destacaría por encima de la bella y joven pareja, a una sensacional Arletty en el papel de Raymonde la madura
prostituta y a Louis Jouvet su “protector” en el filme. Sólo por ver su
excepcional actuación plena de matices, merece la pena entrar en este mágico
Hotel du Nord.
Dedicado a mi amigo Juan Gorrión que se atreve a soportar el blog todos los días.
ResponderEliminar1,2,3, probando!
ResponderEliminarHey! Funciona! Muchas gracias por unir cine y literatura! Magnífico! (ahora vuelvo a ser soldier of fortune...!qué desastre! Nunca podemos escapar de nuestro pasado
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