miércoles, 18 de diciembre de 2013

El ladrón de Bagdad (1924) La primera obra maestra de Raoul Walsh


La popularidad como estrella de Douglas Fairbanks ,cuando acomete la gigantesca empresa que supone “El ladrón de Bagdad, sólo es superada por Charles Chaplin. Curtido durante años en aventuras contemporáneas, adquirirá fama universal, cuando traslade a tiempos pasados sus divertidas peripecias. Puso su físico atlético que le permitía realizar acrobacias espectaculares, al servicio de dinámicas producciones que sentaron las bases de lo que en adelante se conoció como género de aventuras.


La marca del zorro” (1920) fue la primera cinta que hizo en United Artits, la nueva productora donde los dueños eran los artistas. Los firmantes de esta asociación fueron además de Fairbanks:  Charles Chaplin, David Wark Griffith, y Mary Pickford esposa de Doug. La película que estaba basada en una novelita titulada "The Curse of Capistrano", constituyó el primer impulso a la nueva sociedad, ya que el artista estaba libre de los compromisos contractuales que ataban al resto.


Un año después con la estupenda “Los tres mosqueteros” Fairbanks eleva la calidad de sus películas. Dirigida al igual que “La marca del zorro” por el eficaz Fred Niblo, presenta una factura formal muy superior a sus filmes precedentes. La utilización de un vestuario cuidado y de grandes decorados, impresionó a las audiencias del todo el mundo. Su siguiente proyecto, seguía esta línea ascendente. “Robin de los bosques” en esta ocasión a cargo de un viejo amigo de Fairbanks, el director Allan Dwan,  contó con los memorables set  creados por Wilfred Buckland, junto al estupendo vestuario diseñado por Mitchell Leisen, en el futuro uno de los grandes directores de la etapa dorada de Hollywood. El enorme decorado del castillo, llegó a impresionar a los espectadores que la vieron en su estreno.



Si espectacular era la puesta en escena de “Robin de los bosques”, para el “Ladrón de Bagdad” contó con los servicios de William Cameron Menzies. Influenciado por los logros artísticos del impresionismo alemán, ya había dado cuenta de su maestría diseñando la producción de “Rosita la cantante callejera  protagonizada por Mary Pickford, que significó el debut de Ernst Lubitsch en Hollywood. Para la fantasía oriental de Douglas Fairbanks, Cameron Menzies creó una serie de grandiosos decorados e innovadores efectos especiales que causaron sensación. El momento en que el jovial  ladrón junto a la hermosa princesa, se elevan en la alfombra voladora, por encima de las cúpulas del majestuoso Bagdad, se ha convertido en un icono que refleja toda una época en el cine.

Las fantasías orientales que habían triunfado en Alemania, primero en los espectáculos teatrales de Max Reinhardt   y luego en el cine, con títulos tan exóticos como “Sumurun” (1920), alcanzaron gran resonancia.  Uno de los relatos que conformaban, una cinta memorable del cine alemán, aunque no adscrita a ese género “El hombre de las figuras de cera”, se dice que inspiró el argumento de la cinta de Fairbanks.



 


Con todos estos imaginativos medios, sólo hacía falta un capitán que condujera a buen puerto tan colosal nave. Un director  que se llamaba Raoul Walsh, que con este filme iniciaba una serie de obras maestras que se prolongarían durante cuarenta años más.  Lo mismo podemos decir de Cameron Menzies que prosiguió una carrera que culminaría con el diseño de la cinta más famosa de todos los tiempos, “Lo que el viento se llevó”.


Por el contrario, la colosal figura de Douglas Fairbanks, iría desvaneciéndose con el advenimiento del cine sonoro. Pero su legado, de majestuosas producciones y su encarnación del atlético y socarrón héroe de aventuras perdurará.  Hoy en día, nuevas y lujosas ediciones en los más modernos soportes, nos permiten disfrutar en toda su plenitud de este gran clásico del cine de aventuras.

 
Anna May Wong la malvada de la película
 

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