lunes, 23 de diciembre de 2013

El mundo en sus manos (1952) Todo el mundo a cubierta

 

Hoy prácticamente olvidado, Rex Beach fue uno de los más prolíficos novelistas  norteamericanos de la primera mitad del siglo XX. Su permanencia durante cinco años en Alaska, en plena fiebre del oro en el Klondike, aunque infructuosa, fue la fuente de inspiración de varias de sus novelas, y el territorio donde se desarrollan las dos más populares: “Los usurpadores”  y “El mundo en sus manos”. Frecuentado con asiduidad por el cine, su novela más famosa, Los usurpadores ha sido adaptada hasta en cinco ocasiones, siendo la versión protagonizada por John Wayne y Marlene Dietrich la que ha pasado a la posteridad.


Aunque el tiempo haya pasado por la obra de este emulador de Jack London, gracias al talento de Raoul Walsh, su última novela sigue vigente al convertirse en una de las mejores películas de aventuras de todos los tiempos. Este blog que por algo se titula “Clásico y divertido”, bien podría nutrirse exclusivamente con la obra del director neoyorquino. Maestro del cine negro, del western y las  hazañas bélicas, sus incursiones por la cubierta del barco, no fueron menos brillantes.



Gregory Peck  ya había coincidido en una aventura marina con Walsh, nos referimos por supuesto a “El hidalgo de los mares”, donde interpretaba a Horatio Hornblower, popular personaje de las novelas de C. S. Forester, ambientadas en las guerras napoleónicas. En este caso, la historia ficticia de “El mundo en sus manos” nos cuenta el intento por parte de un grupo de potentados californianos, de comprar el territorio ruso de Alaska. La acción se desarrolla en 1850, diecisiete años antes de que el gobierno estatal incorporara la vasta zona a los Estados Unidos. A la populosa San Francisco, llega Jonathan Clark (Gregory Peck) un astuto marino que caza pieles de foca, burlando el bloqueo de las naves imperiales. Él debe ser el encargado de llevar a Sidka, la oferta de los banqueros norteamericanos. Pero su encuentro con la bella condesa rusa Marina Selanova (Ann Blyth), alterará sus planes.

 

Borden Chase,  en su juventud había ejercido multitud de oficios, entre ellos el de chofer del   Frankie Yale, uno de los gangster más sanguinarios de la historia, que aparece en la magnífica serie de Martin Scorsesse “Boardwalk empire”. Tras su trabajo en “Rio rojo” se le consideraba uno de los mejores guionistas de Hollywood. En esta ocasión junto a Horace McCoy, autor de los diálogos adicionales, consiguió un perfecto equilibrio entre las tiernas escenas románticas y los trepidantes momentos de acción. Todo sazonado por un agudo sentido del humor, al que contribuye de forma decisiva, la vitalista interpretación de Anthony Quinn, en el papel del portugués, un rudo marino.

 

Russell Metty, mago de la fotografía en Technicolor, ilustra con bellas imágenes tan magnífico texto. Una conjunción de elementos, que en los estudios Universal, a la orden del capitán Walsh, crearon esa maravillosa atmósfera, que todos quisiéramos respirar. Subámonos pues a la Pelegrina de Salem, en busca de las aventuras, que solo el cine nos puede brindar.

 

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