martes, 10 de diciembre de 2013

La muchacha de Salem (1937) Fanáticos.


La conocida popularmente como “Caza de brujas” acaecida en Salem el año 1692, ha quedado en la memoria colectiva como un ejemplo paradigmático de las terribles consecuencias que puede originar el fanatismo religioso. Unos sucesos que fueron recogidos posteriormente  por Arthur Miller, en su laureada obra de teatro “Las brujas de Salem”. Un texto que ha sido representado en los mejores escenarios, e interpretado por los artistas más célebres. Estrenada en España, bajo la dirección del añorado José Tamayo en el Teatro Español, contó con un magnífico reparto encabezado por Francisco Rabal. Por cierto que en su habitual reseña de ABC, el temido crítico teatral Alfredo Marquerie, famoso por su lengua viperina, califico a la obra de pesada, pese a los recortes que sufrió  en la traducción.

 

Puede que la adaptación cinematográfica de estos hechos, realizada dieciséis años antes, no se ajuste tanto a la realidad como la obra de Miller, lo que les aseguro es que no es en absoluto pesada. El argumento escrito entre otros por Walter Ferris, un guionista que ya había trabajado en dos éxitos de la Colbert  (Imitación de la vida y Bajo dos banderas) y en otros filmes de corte histórico como Lloyd de Londres, fija su atención en el personaje de Barbara Clarke (Claudette Colbert) una joven que reparte por todo el pueblo, las velas que fabrica junto con su tía.


En una de esas entregas conoce al apuesto Roger Coverman (Fred McMurray) un colono de Virginia que ha tenido que huir de su tierra por enfrentarse al despótico gobernador real. Sus encuentros amorosos furtivos, son sorprendidos por el borracho de la localidad, que en sus alucinaciones  atribuirá al joven ser la encarnación del maligno. Paralelamente a estos hechos, una niña caprichosa, enfadada con su nana por haberla puesto en evidencia, decide vengarse acusándola de brujería. Fingiendo ataques convulsos señala a la pobre esclava, la cual tras un duro interrogatorio y con la promesa de salvar su vida, empieza a delatar indiscriminadamente a numerosos miembros de la comunidad.


La despótica venganza de una niña mal criada, es el germen de un clima de histeria, provocado por una sociedad ignorante, atribulada por los clérigos con el miedo a lo desconocido, que conduce a un proceso de delaciones, que acaban llevando al penal y en el peor de los casos a la horca a decenas de personas.

 
La cinta  retrata con mucha verosimilitud el rígido ambiente, de la Nueva Inglaterra puritana de finales del siglo XVII, y en sus aspectos más principales mantiene la fidelidad de los hechos históricos. Quizás  la historia de amor entre Colbert y McMurray sea lo que menos funciona en la película, que por otra parte es un ameno relato que entremezcla drama y aventura, realizado con la habitual solvencia y soltura que caracteriza el cine de Frank Lloyd.

2 comentarios:

  1. La recuerdo a Claudette Colbert por la maravillosa comedia " Sucedió una noche " 1934 con el guapísimo y talentoso Gable, respecto a esta pelicula la tengo que ver si o si.

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    1. Muchas gracias Jessy por leerme, te aseguro que es una película estupenda

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