martes, 4 de febrero de 2014

Pequeñeces (1950) El demonio y la carne

El año 1950 la productora CIFESA se hallaba en la cúspide de su fama, el arrollador triunfo de “Locura de amor” rodada un par de años antes, había desencadenado la producción de superproducciones históricas cada vez más costosas. Este mismo año Orduña rodaría “Agustina de Aragón” en ambos la protagonista era Aurora Bautista.
La actriz vallisoletana había sido una apuesta personal del director, tras verla interpretar a nuestros clásicos en el Teatro Español. No había sido sencilla hasta entonces la vida de Aurora, hija de un republicano represaliado, que logró abrirse camino gracias a ser descubierta por Cayetano Luca de Tena. Tras el arrollador éxito de su reina Juana, Orduña volvió a dirigirla en otro personaje excesivo, la de la condesa Currita de Albornoz. Una mujer vanidosa y poco agraciada según la novela, algo que no correspondía con la voluptuosa figura de Aurora Bautista.

Aquí Curra es hermosa pero igual de ambivalente como el personaje de la novela. Por un lado es una mujer apasionada que tiene relaciones extramaritales, por el otro es una férrea defensora de las instituciones más rancias. Emilia Pardo Bazán supo comprender a este personaje nacido de la imaginación de un jesuita jerezano, el Padre Coloma. La novela ambientada en el tumultuoso periodo comprendido entre el reinado de Amadeo de Saboya  y la restauración borbónica, pronto adquirió fama por ser considerada una obra escrita en clave. Se difundió la idea que al igual que “La gaviota” de Fernán Caballero o “El Nabbat” de Alphonse Daudet, siendo un juego el hallar la auténtica personalidad oculta sobre el personaje.

Publicada entre enero de 1890 a marzo de 1891 en la revista bilbaína “El mensajero del corazón de Jesús” pronto apareció en numerosas ediciones en libro. Su mensaje moralizante que servía de excusa para describir las inmoralidades de la alta sociedad, recuerdan mucho a las cintas que en los años veinte filmaría Cecil B. De Mille con Gloria Swason. Un tono que encajaba a la perfección con el ambiente de férrea moral católica auspiciado por el régimen franquista.


Pese a ello, Orduña logra un estupendo drama, que captura con gran fidelidad  el espíritu del original, un libro que pese a su extensión es de fácil y reconfortante lectura. Lógica pues es la duración de dos horas y cuarto, algo muy poco común en el cine nacional. El guion de Vicente Coello describe muy bien el ambiente de la época, recreada con lujosos vestidos y enormes decorados.



Junto a la Bautista, la productora reunió a lo más granado del cine patrio. Jorge Mistral , el atractivo galán valenciano, interpretaba a Jacobo Téllez, Marques de Sabadell y amante de Curra. Mistral que al igual que Bautista había despegado su carrera con Locura de amor, había intervenido recientemente en títulos tan famosos como “Botón de ancla”, “Currito de la Cruz” y “La Duquesa de Benamejí”. También  del reparto de “Locura de amor” repetían Jesús Tordesillas que en esta ocasión cambiaba totalmente el registro de su personaje, que pasaba de malvado flamenco, al buen Padre Cifuentes de la novela. Otra que volvía a ser dirigida por Orduña era Sarita Montiel, que si en la anterior película estaba bellísima en el papel de princesa mora, no le iba a la zaga en “Pequeñeces” como la exótica Monique. Años después Juan de Orduña sería crucial en su carrera, al proporcionarle el papel por el que ha pasado a la historia, la cupletista María Lujan de “El último cuplé”.



A destacar un jovencísimo Carlos Larrañaga, que con doce años interpreta al hijo de Curra. El joven actor ya había debutado en el cine con cuatro años, en la cinta “Alma de Dios” junto a su hermana Amparo Rivelles. Su segunda actuación fue bajo las órdenes de Orduña en “Serenata española”, biografía novelada de Albéniz, donde interpretaba al gran músico de niño.



Os propongo la visión de este hermoso filme, que moralinas aparte, constituye un magnífico  ejemplo de lo que en años tan difícilesl consiguió desarrollar nuestra industria cinematográfica. A todos ellos, los que lucharon ayer y los que luchan hoy, va dedicada esta entrada.

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